Un año después de la carta de Sánchez a Mohamed VI, socios y oposición siguen sin aceptar el giro sobre el Sáhara
El Gobierno reivindica la caída de inmigración y el aumento del comercio, pero sigue pendiente la apertura total de las aduanas
«España considera que la propuesta marroquí de autonomía (para el Sáhara) presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo». Con estas palabras trasladadas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una carta a Mohamed VI el Gobierno daba un giro de 180 grados en la tradicional política hacia la antigua colonia y abría una nueva etapa en la relación con Marruecos.
Un año después de que los españoles se enteraran por un comunicado de la Casa Real marroquí de la nueva postura respecto al Sáhara, tanto los socios de coalición, como los de legislatura y también la oposición siguen sin estar convencidos de las razones que llevaron al Gobierno a lo que no han dudado en calificar de «giro histórico» y de los beneficios que este nuevo posicionamiento ha traído consigo y así se lo hicieron ver en las recientes comparecencias del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en Congreso y Senado.
Como resultado de esa misiva, Sánchez era recibido el 7 de abril en Rabat por Mohamed VI y ambos suscribían una declaración conjunta con la hoja de ruta sobre la que se asienta la nueva etapa de la relación y que vino a ratificarse en la Reunión de Alto Nivel (RAN) del 1 y 2 de febrero en la capital marroquí.
En este sentido, el hecho de que Mohamed VI –que se encontraba fuera del país como ocurre con relativa frecuencia– no recibiera a Sánchez durante la RAN, como había ocurrido tradicionalmente cuando la cumbre se había celebrado en Marruecos, fue tachado desde el PP de «humillación» y «ninguneo diplomático».
Moncloa restó importancia al gesto, argumentando que el Rey había conversado por teléfono con Sánchez antes de la cita y que le había emplazado a una próxima visita en Rabat, para que la que aún no hay fecha. También ha puesto en valor la buena relación personal entre ambos y el hecho de que en abril le invitara a participar en el iftar , la cena con la que los musulmanes rompen el ayuno en el Ramadán.
EL GOBIERNO NIEGA EL GIRO
Entretanto, el Gobierno se ha esforzado por refutar el «mantra» del giro, insistiendo en que se mantiene el respaldo a la «centralidad» de la ONU en la búsqueda de una solución mutuamente aceptable por las partes, Marruecos, por un lado, y el Frente Polisario, en representación de los saharauis por otro.
Asimismo, se ha amparado en que España es el principal donante de los campos de refugiados saharauis para refutar la «traición» denunciada por el Frente Polisario y esgrimido que lo que no quiere es que el conflicto se prolongue durante medio siglo más.
Pero, desde ambas cámaras del Parlamento se ha pedido expresamente al Ejecutivo una vuelta a la posición de partida, al considerar que con el respaldo al plan de autonomía se están respaldando las tesis de Marruecos y abandonando el derecho de autodeterminación de los saharauis, como se encargaron de recordarle a Albares recientemente.
Frente a las críticas unánimes respecto a su postura, el Gobierno se ha esforzado en el año transcurrido en poner en valor las bondades de la nueva relación y los beneficios concretos que se están dejando sentir, sobre todo en Ceuta y Melilla así como en Canarias y también en Andalucía.
CAÍDA DE LA INMIGRACIÓN Y AUMENTO DEL COMERCIO
En este sentido, Moncloa esgrime dos datos: la drástica reducción de las llegadas de inmigrantes desde las costas marroquíes y el incremento de los intercambios comerciales. España es ya el primer socio económico y comercial de Marruecos y ahora el Gobierno aspira a que también se convierta en su principal inversor, con la vista puesta en los 45.000 millones de euros que el reino prevé gastar de aquí a 2050 en sectores clave.
Por lo que se refiere a la inmigración, durante el mes de enero las llegadas se redujeron en un 69% en Andalucía y un 82% en Canarias, unos datos que contrastan con el resto de rutas migratorias hacia Europa, que han visto aumentar las llegadas en el último año.
Sin embargo, el investigador del Real Instituto Elcano Haizam Amirah Fernández rebaja en cierta medida estos avances. Así, en declaraciones a Europa Press, subraya que el descenso en las llegadas de inmigrantes desde Marruecos pone de manifiesto que existe «una componente de voluntad política», al tiempo que incide en que «no hay ninguna garantía de irreversibilidad» o si esta existe, no se ha explicado hasta el momento.
Por lo que se refiere al aumento de los intercambios comerciales, subraya que en realidad «responde a una tendencia que ya existía antes de la pandemia de COVID-19» y que de hecho España ya era antes el principal socio económico de Marruecos.
LAS ADUANAS, AÚN PENDIENTES
Pero sin duda, uno de los asuntos pendientes que más interés suscita es el de la apertura de las aduanas en Ceuta y Melilla. Fue el propio Sánchez el que anunció en Rabat el 7 de abril que la de Melilla, cerrada desde 2018 de forma unilateral por Marruecos, volvería a abrir y además se crearía una nueva en Ceuta.
Tras algunas dudas iniciales respecto al compromiso de Marruecos con dar este paso, ambos gobiernos anunciaron que su apertura se produciría antes de la RAN y posteriormente que sería a lo largo de enero. Sin embargo, lo que ha ocurrido hasta la fecha son dos pruebas piloto de expedición comercial una el 27 de enero, días antes de la RAN, y otra el 24 de febrero, con algunos de los problemas detectados en la primera ya resueltos.
Desde el Gobierno se ha tachado de «hito» el que la aduana de Ceuta haya comenzado a funcionar, aunque por ahora en fase experimental, y también se ha dejado claro que hay un calendario pactado con Marruecos para su apertura completa, de forma gradual y ordenada, pero no se quiere hacer público para evitar avalanchas y que se repitan «imágenes del pasado», en referencia a las porteadoras y al llamado comercio atípico.
Sin embargo, la falta de fechas concretas ha generado cierto malestar en ambas ciudades autónomas. En este sentido, el Senado aprobó la semana pasada a propuesta del PP y con el voto en contra del PSOE pedir al Gobierno que haga público el calendario para la apertura de las aduanas.
OTROS TEMAS PENDIENTES
Por otra parte, también ha retomado su actividad el grupo de trabajo para la delimitación de las aguas territoriales en la fachada atlántica, cuestión que interesa particularmente a Canarias, preocupada por las prospecciones petrolíferas que el reino alauí pueda autorizar en aguas próximas al archipiélago.
Hasta la fecha se desconoce si se han registrado avances en las discusiones, si bien los dos gobiernos habían manifestado en todo momento su voluntad de dirimir por la vía diplomática y del diálogo esta cuestión, toda vez que la delimitación de la placa tectónica que plantea Marruecos choca con la formulada por España para las Canarias.
En una reciente comparecencia ante una comisión del Senado, Albares se defendió de las quejas de algunos senadores por la lentitud en el proceso subrayando que hacía 15 años que este grupo no se reunía. «No pretenderán que resolvamos en seis meses lo que no se ha resuelto en 15 años», sostuvo.
Tampoco se ha informado de avances concretos respecto a otro de los puntos recogidos en la declaración del 7 de abril, el inicio de conversaciones «sobre la gestión de los espacios aéreos». En realidad, lo que Marruecos busca con este diálogo es que España deje de ser quien gestiona el espacio aéreo sobre el Sáhara, algo que a día de hoy se hace desde Canarias.
El Gobierno ha indicado en una respuesta parlamentaria al PP que dichas conversaciones «se circunscriben exclusivamente a la gestión del espacio aéreo y la coordinación entre ambos en aras de conseguir mayor seguridad en las conexiones», refutando de este modo que España vaya a ceder en esta cuestión.