Tezanos dibuja en su último libro al PSOE anterior a Sánchez como un entramado de «redes clientelares»
Dice que los «jefes de filas» de miembros del Comité Federal amenazaron con dejar sin trabajo a sus familiares si apoyaban a Sánchez en 2016
El presidente del Centro de Estudios Sociológicos (CIS), José Félix Tezanos, presenta al PSOE anterior a Pedro Sánchez como un entramado de «redes clientelares». Así se refiere a su partido en varias ocasiones a lo largo del libro que presentará mañana en el Círculo de Bellas Artes titulado «Pedro Sánchez. Había partido: de las primarias a la Moncloa», en el que se deshace en elogios al actual presidente del Gobierno. En el texto llega a relatar que los «jefes de filas» de algunos miembros del Comité Federal les amenazaron con dejar sin empleo a familiares si apoyaban a Sánchez en la famosa reunión del Comité Federal del 1 de octubre de 2016.
Tezanos hace un repaso pormenorizado en el libro por toda la trayectoria de Pedro Sánchez desde que se afilia al PSOE hasta las elecciones de noviembre de 2019 y las dificultades de la investidura, aunque previamente da algunas pinceladas de su vida anterior relatando su vida de niño en el madrileño barrio de Aluche o las lesiones que sufrió jugando al baloncesto.
La primera vez que el presidente del CIS hace alusión a las «redes clientelares» del PSOE es en relación con la decisión de Pedro Sánchez de presentarse a las primarias para ser candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno de España. En este contexto explica que el ahora presidente del Gobierno era consciente de que si su intento no salía adelante tendría que volver a buscar trabajo fuera del partido.
Alega en este sentido, que ese paso suponía «estar planteando opciones al margen de los grupos de poder y de las redes clientelares que operaban de manera perfectamente organizada y jerarquizada dentro del PSOE». Añade que se trataba de un liderazgo que suscitó desde el primer momento recelos en algunas estructuras de poder que habían hecho del PSOE su campo de actuación.
Más adelante, señala que después del triunfo ajustado de Rubalcaba en el Congreso de Sevilla en febrero de 2012 con 22 votos de diferencia, era evidente que la candidatura a la Presidencia del Gobierno «estaba abierta».
En este punto, Tezanos afirma que existían algunas posibilidades de elegir a un candidato o candidata «no oficial» que surgiera directamente del apoyo de las bases y no de los acuerdos consensuados entre las «redes clientelares-territoriales que en aquel momento dominaban casi por completo la vida interna del PSOE».
En resumen, aclara que se trataba de explorar los apoyos que podía tener alguien que hubiera surgido de «un movimiento de abajo-arriba y no de arriba-abajo, como había venido ocurriendo».
El presidente del CIS también relata que fue Susana Díaz quien rompió con Pedro Sánchez el día que éste tenía prevista la tradicional copa de Navidad con la prensa en 2014. Según escribe en su libro, tras un viaje que había realizado Díaz a Barcelona, ésta le apremió a verse en el lugar donde había hecho escala en Madrid camino de Sevilla.
«En dicha reunión, Susana Díaz le transmitió que creía que fue una equivocación que ella no hubiera optado a la Secretaría General del PSOE en las elecciones primarias, y allí mismo oficializó su ruptura con el secretario general recién elegido», expone Tezanos, quien afirma también que a lo largo de 2015 «el deterioro de la vida interna cada vez se hacía notar en mayor grado» en el PSOE.
Lo achaca a que el PSOE tenía la imagen propia de una organización «antigua, dividida y situada en posiciones cada vez más alejadas de la izquierda» y cita a los estudios cualitativos que había encargado la Comisión Ejecutiva Federal.
Esta imagen clientelar del PSOE que dibuja Tezanos vuelve a aparecer en su libro cuando relata la borrascosa reunión del Comité Federal del 1 de octubre de 2016, al que el sector que respaldaba el liderazgo de Pedro Sánchez acudió con la propuesta de convocar un Congreso Extraordinario urgente, para que los militantes decidieran la estrategia que debía seguir el PSOE y las alternativas para contribuir a facilitar la gobernabilidad.
Las votaciones del Comité Federal solían realizarse a mano alzada, pero en esta ocasión la dirección propuso que se realizara en urna y con «unas cortinillas que no permitieran ver qué papeleta cogía cada cual» por tratarse, según el autor del libro, «de una votación muy especial».
Sin embargo, asegura que en el curso de los «acalorados y duros debates» se pudo ver que el «corazón» de algunos miembros del Comité Federal no coincidía con las «instrucciones» que tenían de sus jefes de filas territoriales.
Añade que posteriormente, diversos representantes del Comité Federal justificaron su comportamiento alegando que habían sido presionados con el riesgo de «perder sus responsabilidades y/o puestos de trabajo». «O, lo que es peor, los de familiares cercanos», añade Tezanos quien aclara que este es un «comportamiento típico de algunas prácticas propias de las redes clientelares que tanto poder e influencia habían llegado a tener en el PSOE y prácticamente en todos los partidos afectados por déficits de transparencia y democracia interna».