Susana Díaz resalta el «dolor» de su familia ante la «cascada de insultos» de Candel

SEVILLA, 26

La ex presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha declarado como testigo en el juicio que se sigue contra el médico Jesús Candel por supuestas injurias y calumnias contra ella y el exviceconsejero de Salud Martín Blanco, resaltando el «dolor» que durante meses sintió su familia ante una «cascada de insultos» que en principio no supo adónde «iba a llegar».

Por videoconferencia desde un Juzgado de Sevilla, Susana Díaz ha prestado declaración como testigo ante el Juzgado de lo Penal 6 de Granada, afirmando que fue «público y notorio» lo que sobre ella dijo Spiriman, como se conoce a este médico que lideró las movilizaciones contra la fusión hospitalaria, luego derogada, a través de redes sociales.

La «gente por la calle» se lo decía, ha indicado la secretaria general del PSOE-A, y sus familiares le señalaban que le habían vuelto a decir «corrupta». Por todo ello se ha reconocido «muy ofendida».

A preguntas de la defensa del acusado, Susana Díaz ha dicho conocerlo pero no lo que representa, lo que ha provocado las risas de los seguidores de Spiriman que han llenado la sala de vistas, a los que el juez ha apercibido. Por la mañana, más de un centenar de seguidores de la Asociación Justicia por la Sanidad se han manifestado en apoyo de Candel.

Posteriormente, en declaraciones a los medios en los pasillos del Parlamento, Díaz ha explicado que ha apoyado la denuncia contra Candel porque no todo vale en la defensa legítima que tienen los ciudadanos de sus derechos y de manifestarse.

«No vale el insultar, el ofender, el meterse con la familia de cada uno de nosotros que estamos en la política, porque tus familiares no tienen por qué soportar ese tipo de insultos y de vejaciones, o que se incite al odio», ha indicado.

Según ha señalado, así lo ha manifestado en el juicio, porque «no hay derechos a que te insulten, se metan con tu madre, que se incite al odio y que se digan las barbaridades que nos dijeron y que no pase nada».

«Tiene que haber un límite y un respeto y el mismo respeto que tenemos quienes estamos en la política, se le pide también a quienes se manifiesten y nadie tiene derecho a los insultos, a las palabras gruesas o a incitar al odio, porque lo que se hizo en esos meses en Andalucía no tiene nombre», ha recalcado.

Ha afirmado que era evidente que iba buscan incitar al odio en la población y eso será otra cosa, «pero defender derechos, no». Ha defendido el apoyo a esa denuncia porque no se puede permitir todo e incitar al odio a los ciudadanos.

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