Lukashenko se reivindica en el aniversario de su triunfo más polémico: «No soy un dictador»

La oposición descarta nuevas manifestaciones para anteponer la seguridad de la ciudadanía

El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha recordado este lunes las polémicas elecciones de hace exactamente un año bajo la premisa de que hubo quienes quisieron cometer un «golpe» contra un régimen legítimo, alegando que no es un dictador frente a quienes, tanto desde la oposición como desde la UE, ponen en cuestión su sexto mandato consecutivo.

Lukashenko, que ha comparecido públicamente en este primer aniversario, ha reconocido que este último año ha sido «difícil». El 9 de agosto de 2020, los bielorrusos estaban llamados a elegir a su presidente y, aunque la Comisión Electoral concedió una amplia victoria al veterano mandatario, la oposición denunció un fraude.

Esta discrepancia fue el detonante de unas protestas sin precedentes desde la caída de la Unión Soviética y de una escalada represiva que pervive a día de hoy, con casos recientes como el de la deportista Kristsina Tsimanuskaya, que denunció un intento de repatriación forzosa desde los Juegos Olímpicos de Tokio y ha terminado refugiada en Polonia.

«Bielorrusia es centro de atención internacional. Sabéis lo que ocurrió y por qué», ha declarado Lukashenko, quien ha denunciado conspiraciones tanto previas a las elecciones –«algunos estábamos preparando unas elecciones justas (…) y otros un golpe de Estado»– como posteriores.

El presidente ha señalado que «la democracia ha sido reemplazada por la dictadura digital», donde emergerían las «mentiras» y «falsas noticias» de las que se siente víctima y que, según sus propias palabras, han supuesto «una seria prueba para la unidad nacional» de Bielorrusia. «Hemos hecho todo lo posible para superar con dignidad este periodo de nuestra historia más reciente», ha añadido, según la agencia oficial BelTA.

La «seguridad» y la «integridad» del país son las prioridades de un Lukashenko que no ha realizado concesión alguna ante quienes le critican y que promete seguir plantando cara. En este sentido, ha instado a los bloques y gobiernos que barajan nuevas sanciones a «pensarlo cuidadosamente», ya que «pueden tener el efecto contrario».

El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, amenazó este domingo precisamente a Lukashenko con la adopción de nuevos castigos, por entender que un año después la situación no ha cambiado en materia de liberades y Derechos Humanos. «El 9 de agosto de 2020, el pueblo de Bielorrusia vio brutalmente frustradas sus esperanzas de elegir un líder legítimo», lamentó.

NO HABRÁ PROTESTAS

Las detenciones en Bielorrusia se cuentan por miles desde hace un año, como ha confirmado la oficina de Derechos Humanos de la ONU, pero Lukashenko ha atribuido todo a un complot y ha prometido «verdad» frente a las mentiras que, según él, expanden quienes han querido hundir el país. A los gobiernos que le critican, les ha exhortado a «dejar de acoger con beneplácito lo que andan diciendo por ahí los fugitivos».

La voz más representativa de la oposición a escala internacional sigue siendo la de Svetlana Tijanovskaya, a la que el escrutinio oficial atribuyo un 10,1 por ciento de los votos en los comicios de 2020, lejos del 80,1 por ciento que la Comisión concedió a Lukashenko.

Tijanovskaya ha insistido este lunes en su cuenta de Twitter en que las elecciones fueron «robadas» y que hubo «millones de votos» a favor del cambio. La líder opositora ha cifrado en 610 los «presos político» y en 36.000 las personas detenidas durante este último año.

«Seguiremos luchando hasta que estas cifras sean historia», ha proclamado en la red social, donde ha compartido también los mensajes de apoyo que le han brindado en las últimas horas representantes de gobierno europeos y europarlamentarios.

Sin embargo, para ella la «lucha» no pasa por volver a salir de forma masiva a las calles, por entender que el precio a pagar sería demasiado alto. «Cualquiera puede ir a prisión y no 15 días, sino durante años», ha explicado en declaraciones a la agencia de noticia DPA.

Tijanovskaya ha abogado por anteponer «la seguridad de la poblacion», ya que considera que «ya ha habido suficientes víctimas, demasiadas vidas destruidas». Las manifestaciones, ha añadido, «son solo una parte del movimiento de protesta» contra el régimen de Lukashenko.

Desde la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Parlamentaria han denunciado «el deterioro de la situación» y han reclamado pasos «inmediatos» para poner fin a «la crisis de Derechos Humanos», lo que pasa a su juicio por hablar con la oposición sobre futuros cambios políticos, entre ellos la reforma de la Constitución.

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