Sánchez denuncia el «dolor injustificado» provocado por Hamás en su visita a un kibutz y dice que deben «rendir cuentas»

BEERI (ISRAEL), 23 (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Leyre Guijo)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha lamentado el «dolor injustificado y la destrucción» provocados por Hamás en su ataque del 7 de octubre, por el que ha dicho que sus responsables deberán de rendir cuentas durante la visita que ha realizado al kibutz Beeri, uno de los asaltados ese día y situado muy cerca de la frontera con la Franja de Gaza.

«Estamos sobrecogidos», ha reconocido Sánchez a la prensa al término del recorrido que ha realizado con el primer ministro belga, Alexander de Croo, en el que han podido ver el resultado del ataque con viviendas prácticamente destruidas y conocer las historias detrás de las cifras de víctimas.

Beeri se encuentra a apenas tres kilómetros de la Franja de Gaza. Aquí se han contabilizado 75 muertos mientras que otros 27 siguen desasparecidos y se cree que se encontrarían secuestrados por Hamás. En este kibutz vivían alrededor de un millar de personas antes del asalto y aquí era precisamente donde trabajaba como cocinero Iván Illarramendi, el español asesinado en un kibutz cercano.

Sánchez ha resaltado que Beeri era una explotación agrícola en la que vivía gente trabajadora y que «incluso ansía la paz», pero «ahora lo único que podemos ver son las consecuencias de todo este dolor absolutamente injustificado y que solamente tiene un fin, que es la destrucción».

Ante eso, ha subrayado el presidente, «lógicamente tenemos que rechazarlo, condenarlo y que unirnos todos para que esta situación no vuelva a producirse» y que «aquellos que hayan perpetrado este atentado terrorista comparezcan ante la justicia y rindan cuentas por todo lo que han hecho».

«Las imágenes lo dicen todo, la cruelad del ataque terrorista y el sufrimiento y la angustia» de quienes vivían en el kibutz, ha subrayado Sánchez que, al igual que De Croo, ha seguido con mucha atención las explicaciones que le ha ofrecido el oficial del Ejército israelí Liad Diamond. También han ido formulando preguntas sobre lo que estaban viendo, principalmente viviendas destruidas que se tardó más de cinco días en revisar y en las que, además de muertos, también se encontraron bombas trampa, incluso en el cadáver de un bebé, según ha explicado un soldado.

Con todo, el presidente del Gobierno ha dicho que se marcha también con un mensaje de esperanza. «Dentro de toda esta barbarie y de toda esta situación tan terrible, tan horrorosa, me llevo al menos la esperanza de estos jóvenes que, incluso pocas semanas después de haber sufrido este atentado, han vuelto a su kibutz y manifiestan su intención de volver a reconstruirlo y de seguir trabajando aquí, en el lugar donde vivieron sus padres, sus abuelos y donde ellos aspiran a vivir», ha resaltado, tras haber hablado con uno de esos jóvenes decidido a regresar en cuanto sea posible.

Sánchez también ha querido resaltar el caso de Vivian, de nacionalidad canadiense que se instaló en los años 70 en este kibutz y que se dedicaba a ayudar a gazatíes que estaban enfermos o tenían cáncer para que recibieran atención en hospitales de Israel y que fue asesinada por los milicianos de Hamás. En definitiva, ha subrayado, lo que hacía era «vivir en paz con sus vecinos de Gaza».

Con esta visita, ha recalcado el presidente del Gobierno, tanto él como De Croo lo que quieren es «demostrar toda la solidaridad, toda la empatía y el compromiso de la comunidad internacional con el pueblo israelí».

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