Siete agencias de la ONU alertan del deterioro de la situación humanitaria en el norte de Mozambique

La violencia obliga a más de 500.000 personas a abandonar sus hogares

Los responsables regionales de siete agencias de Naciones Unidas han mostrado este miércoles gran alarma ante el deterioro de la situación humanitaria y de seguridad humanitaria que atraviesa Cabo Delgado, una provincia del norte de Mozambique, producto de la escalada de violencia.

Denuncian el deterioro de las condiciones de vida de la población de Cabo Delgado, donde los ataques de grupos armados han forzado a más de 565.000 personas a abandonar sus hogares y «huir en busca de seguridad».

Asimismo, desde la ONU señalan que la creciente inseguridad y la infraestructura deficiente hacen que sea cada vez más difícil llegar a las familias que dependen completamente de la asistencia humanitaria, en medio del temor de que las lluvias inminentes y la amenaza de ciclones puedan agravar aún más estos desafíos.

Estas ya de por si deficientes condiciones que afrontan los mozambiqueños se ve empeorada por la pandemia de la COVID-19, que «ha hecho la crisis aún más compleja», con el cierre de la mayoría de escuelas, algo que los líderes de las agencias subrayan como fundamental para construir capital social y humano en el país.

La crisis que afronta Cabo Delgado es, por tanto, una emergencia que aglutina factores de seguridad, Derechos Humanos, humanitarios y de desarrollo, por lo que es «imperativo» seguir brindando asistencia para salvar vidas «mientras se apoya colectivamente la construcción de resiliencia a largo plazo liderada por el Gobierno», reza el comunicado.

Aunque las agencias han estado trabajando en combatir y mitigar esta crisis, con el aumento diario de los desplazamientos, la falta de alimentos, agua, saneamiento, albergue, salud, protección y educación adecuados se agudiza una situación de por sí grave, que podría empeorar por las lluvias torrenciales en curso.

Por tanto, es «urgente ampliar los programas de protección, atención médica, alimentación, nutrición y vacunación, así como el apoyo psicosocial y la ayuda a las familias agricultoras o pescadoras desplazadas para que restablezcan medios de vida sostenibles.

También han apelado al Gobierno y a la comunidad internacional para poner fin a la espiral de violencia que azota el país. Detrás de los recientes ataques está el grupo insurgente denominado Ahlu Sunnah Wa Jama o «seguidores de la tradición profética», y su objetivo es imponer una forma radical del Islam como antídoto contra lo que considera una norma corrupta y elitista que ha ampliado la enorme desigualdad. Sus actividades han sido comparadas con el inicio de Boko Haram en Nigeria.

El escrito está firmado por los responsables regionales de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Fondo de Población (FPNU), la Agencia para los Refugiados (ACNUR) y el Programa Mundial de Alimentos.

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