Seis de cada diez sirios tienen dificultades para obtener alimentos en un contexto de precios disparados

La guerra de Siria, que cumple ahora diez años, ha disparado el hambre entre la población, con 9,3 millones de personas –seis de cada diez habitantes– en situación de inseguridad alimentaria, en un contexto marcado por el aumento de precios. Solo en el último año el precio de la cesta básica se ha disparado un 250 por ciento.

Acción contra el Hambre (ACH), que ha trabajado dentro de Siria desde el inicio de conflicto, ha atribuido el hambre creciente a la constante espiral de violencia y ha reclamado soluciones duraderas, recordando que 13,4 millones de personas necesitan asistencia humanitaria.

Con la libra siria por los suelos y la inflación disparada, la situación tampoco es más fácil para quienes dependen de la agricultura, ya que los costes de funcionamiento de la maquinaría son «inasumibles» para numerosos agricultores y los jornaleros se ven obligados a reducir horas de trabajo para esperar durante horas combustible.

El director de la ONG en Siria, Nasr Muflahi, ha advertido de que «mucha gente ha reducido a dos el número de comidas al día, compra alimentos a crédito o ha vendido su ganado y enseres para conseguir dinero para alimentarse», un «fenómeno masivo» que se hace especialmente palpable en zonas como Idlib y Alepo. «Estamos viendo cómo numerosos niños y niñas dejan la escuela para ponerse a trabajar y un peligroso aumento del matrimonio infantil», ha añadido.

Acción contra el Hambre cree que ha llegado el momento en el que, sin abandonar la ayuda de emergencia, la comunidad internacional empiece a pensar en programas a medio plazo que permitan recuperar las redes de agua, las escuelas, los hospitales y que se apueste también por soluciones para producir alimentos.

EL PAPEL DE LAS MUJERES

Otro de los miembros del equipo de ACH en Siria, Eiman Zarrug, ha puesto el foco en las mujeres, entendiendo que el fin de la crisis solo será posible con su «inclusión y participación plena», «si se sitúa a las mujeres en el centro de los procesos de participación».

«Han perdido a sus seres queridos y sus medios de vida y no se rinden, una y otra vez. Se convierten en el sostén de la familia, encuentran la manera de trabajar, obtener ingresos y asegurarse de cuidar a sus familias al mismo tiempo», ha enfatizado Zarrug.

Una de las cuestiones que más preocupa a la ONG es la situación de las mujeres embarazadas, ya que más de medio millón de ellas «no tienen acceso a servicios de salud adecuados» y «la anemia derivada de la falta de micronutrientes será determinante en el estado de salud al nacer de sus bebés», como ha recordado la responsable geográfica de ACH, Chiara Saccardi.

«Muchas de estas consecuencias serán irreversibles, limitando su capacidad de aprendizaje y su crecimiento físico», ha alertado.

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