Save the Children alerta de los graves daños en salud mental que sufren los niños sirios desplazados
Pide a los países que acudirán a la conferencia de Bruselas que sitúen la salud mental de los desplazados y refugiados como una prioridad
La organización no gubernamental Save the Children ha alertado este jueves de los graves daños en su salud mental que sufren los niños sirios desplazados como consecuencia del conflicto armado en el país árabe.
En un informe basado en entrevistas a más de 160 niños sirios desplazados o refugiados, la ONG ha asegurado que los pequeños se sienten asustados, sufren discriminación y tienen miedo de volver a sus hogares.
Ante esta situación, Save the Children ha pedido a los países que participarán e la IV Conferencia sobre Siria de Bruselas, que se celebrará el 30 de junio, que garanticen que la salud mental de los niños desplazados será una prioridad y que la prevención y el tratamiento se incluirá como parte integral de cualquier intento de lograr «soluciones duraderas» para los refugiados y los desplazados internos.
«Las experiencias traumáticas en Siria han provocado que estos niños y niñas tengan una sensación ambigua con respecto al regreso a sus hogares, incluso quienes están desesperados por volver a casa sufren ansiedad y miedo ante esa perspectiva», ha señalado.
Los padres y madres de los niños entrevistados contaron a Save the Children que sus hijos están experimentando un estrés extremo ante la idea de volver a casa, «incluidos ataques de pánico, sentimientos incontrolables de miedo, autoaislamiento y enuresis».
Kinan, que actualmente vive en Jordania, tiene miedo de regresar a Siria. «Seré infeliz. Tengo muchos temores sobre la guerra. Tengo miedo de que algún día un misil llegue al techo de mi casa y caiga sobre mi cabeza mientras duermo», ha contado.
Save the Children ha asegurado que las consecuencias en el bienestar emocional de los niños desplazados van «mucho más allá de la grave angustia inicial de verse obligados a huir de las bombas y las balas que destruyeron sus hogares» porque afectan «a todos los aspectos de sus vidas».
«Ser forzados a abandonar sus hogares les desestabilizó; perdieron su hogar, la rutina de ir a la escuela, amigos y otras redes de apoyo, así como todos los patrones habituales de la vida familiar», ha explicado. En las entrevistas, los niños mostraron «una preocupante ausencia de formas de lidiar con el estrés, hecho que se agrava año tras año a medida que continúa su desplazamiento», según Save the Children.
«Su autoestima y su capacidad de recuperación están disminuyendo y un elevado número no ha descubierto una manera de relajarse o de, simplemente, vivir su infancia», ha advertido la organización de defensa de los derechos de la infancia.
Safaa, una refugiada siria de 16 años que vive en un país vecino ha contado las dificultades que afronta. «Viviendo (aquí), me siento fatal. Siento mucho dolor. Somos pobres en un país extranjero y echo de menos mi país», ha indicado.
NIÑOS CON ROLES DE ADULTOS PARA MANTENER A SUS FAMILIAS
Save the Children ha asegurado que hay muchos niños desplazados que se ven obligados a crecer demasiado rápido y a «asumir prematuramente roles de personas adultas para mantener a sus familias», en un contexto en el que los padres lamentan la falta de juguetes y juegos disponibles para los pequeños.
Dara, de 10 años, vende juguetes usados frente a la casa destruida de su familia para mantener a su padre, cuya discapacidad le impide trabajar. «Me gustaría poder jugar con uno de estos juguetes, pero no puedo. Los vendo para que podamos vivir con ese dinero», ha relatado.
Los niños contaron a Save the Children que estar fuera de su país de origen les lleva también a sufrir una discriminación continua y les hace sentirse inseguros. Fadi, de doce años, huyó de Alepo con su familia. «Sufrimos racismo extremo en vecindarios y escuelas. Es humillante, siento como si la muerte en Siria fuese más deseable para nosotros que quedarnos en este lugar», ha asegurado.
Sari, que actualmente vive en Jordania, ha señalado a Save the Children que últimamente piensa mucho en su ejército. «¿Yo podría ir y pelear en una batalla? ¿Sé lo que estoy haciendo? Vas a matar a tu primo, una persona. ¿Por qué tendría que hacer eso?», ha planteado.
Save the Children ha recordado que la guerra ha dejado paralizado el sistema sanitario, incluidos los servicios de salud mental. La organización calcula en que en Siria solo hay un psiquiatra por cada 250.000 personas, muy por debajo del promedio mundial.
El apoyo psicosocial crítico y los servicios de protección a nivel comunitario, incluida la gestión de casos y lugares seguros para que los niños y las niñas crezcan y socialicen, también se encuentran a punto de colapsar, según la ONG.
«Los niños y las niñas desplazados han perdido mucho en el transcurso del conflicto: sus hogares, amigos y familias; han perdido su infancia. Es inaceptable que ahora vean el futuro como una fuente más de miedo que de esperanza», ha denunciado la directora de Save the Children en Siria, Sonia Khush.
«Los niños y las niñas sirios merecen algo mejor. A medida que los líderes se vayan reuniendo en Bruselas en los próximos días, existe una oportunidad real de garantizar que las necesidades de salud mental a largo plazo de los niños y las niñas se prioricen y se financien adecuadamente los recursos que precisan. Juntos podemos asegurarnos de que los tengan la ayuda que necesitan para sentirse seguros y recuperar la esperanza», ha concluido Khush.