SATSE denuncia un aumento de un 25 por ciento de las camas cerradas en verano desde la pandemia de COVID-19

El Sindicato de Enfermería (SATSE) ha denunciado un aumento en un 25 por ciento del número de camas cerradas en toda España con respecto a 2020, en el primer año de la pandemia de COVID-19.

«Es un nuevo ejemplo de que los compromisos de mejorar la atención sanitaria por parte de las diferentes administraciones públicas durante la pandemia de COVID-19 se han quedado ya en el baúl de los recuerdos», han lamentado a través de un comunicado.

Tras realizar un detallado análisis de la evolución anual del número de camas que las diferentes consejerías de Sanidad deciden cerrar en verano, SATSE ha constatado que, mientras en 2020 fueron 6.857, este año la cifra se ha incrementado en 2.097 camas (25,3 por ciento), llegando a las 8.594 en toda España.

A tenor de estos resultados, el Sindicato de Enfermería subraya que, una vez que el foco de atención e interés general ya no se encuentra en la pandemia, los responsables públicos y políticos han «vuelto a las andadas» y «repiten los mismos errores en materia de gestión de recursos y medios que venían cometiendo antes de la grave crisis sanitaria iniciada en 2020».

En concreto, y según los datos recabados por SATSE en las diferentes autonomías, este año está previsto que se vayan a cerrar en verano, al menos, 8.594 camas. Por comunidades autónomas, en Madrid se cerrarán, al menos, 1.800 camas; en Andalucía 1.400 camas; 1.000 camas públicas en Cataluña; 900 en País Vasco; 726 en Galicia, 500 en Aragón y 380 camas en Asturias. En lo que respecta a Castilla y León, la previsión es 466; en Comunidad Valenciana son unas 400 camas y en Extremadura, 200.

Por su parte, en Castilla-La Mancha, el cierre previsto afecta a 200 camas; en las Islas Baleares son 170; en Murcia, 150 camas cerradas; en Cantabria, 148; en Navarra, en torno a 100 y 54 en La Rioja. En Canarias no está previsto inicialmente cerrar camas.

SATSE ha explicado que el cierre de camas «viene acompañado de la suspensión de miles de consultas externas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas, lo que conllevará un nuevo aumento de las listas de espera, las cuales se dispararon tras la pandemia».

En el caso de las operaciones, los últimos datos aportados por el Ministerio de Sanidad son los peores registrados desde 2003, al haber una demora media de 123 días. De las 706.000 personas registradas, el 20 por ciento lleva más de seis meses esperando a ser operado.

«Si este año, en el que aún sigue muy presente la COVID-19, las distintas administraciones sanitarias públicas ya han optado por cerrar un 25 por ciento de camas más, mucho nos tememos que en próximos años volveremos a situaciones como las registradas en 2018, cuando se cerraron 14.000 camas en España», apuntan desde la organización sindical.

En este sentido, SATSE reitera que el cierre de camas en verano «demuestra el desinterés, irresponsabilidad e insensatez de unos gestores públicos y políticos que vuelven a optar por abandonar y precarizar nuestro sistema sanitario público mientras la sanidad privada se frota las manos al saber que seguirá aumentando su nicho de negocio a corto, medio y largo plazo».

Por último, el Sindicato de Enfermería incide en que el cierre de camas tiene «efectos perjudiciales» para los profesionales, al «dificultar su labor asistencial y de cuidados y, sobre todo, para el conjunto de la ciudadanía que no recibe una atención y cuidados óptimos y, en muchos casos, tienen que seguir esperando varios meses más para ver resuelto su problema de salud».

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