González Laya llama a «dejar de lado pequeñeces» para construir un consenso que refuerce la voz de España en el exterior

La ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, ha afirmado este jueves que «es hora de dejar de lado pequeñeces y mezquindades» para «construir un consenso nacional» que ayude a España a afrontar los desafíos que tiene por delante y a hacer oír la voz del país en el exterior.

En una comparecencia en la Comisión de Exteriores del Senado para presentar las prioridades del Gobierno en política exterior, ha reconocido que la pandemia de Covid-19 obligará a modularlas, pero en sentido de que «lo que antes era una necesidad ahora es una urgencia».

Se ha referido, en concreto, a la necesidad de reforzar el multilateralismo y la gobernanza internacional y de dotar a la UE de autonomía estratégica, un desafío que la pandemia ha mostrado a las claras y que será clave si la UE quiere seguir promocionando sus valores y «marcar el rumbo de asuntos globales y no ser un mero apéndice de otros, de sus deseos y voluntades».

Para ese objetivo europeo, ha advertido, será clave la «salida rápida y solidaria» de la crisis por la vía que defiende España, un fondo de recuperación «robusto» que facilite transferencias a los países y sectores más afectados.

La tercera urgencia, según su análisis, es la necesidad de un «consenso nacional»: «Si hablamos con una sola voz ésta será más oída y más respetada cuando queremos defender nuestras posiciones fuera de nuestras fronteras».

La prueba, a su modo de ver, se vio en la resolución que aprobó el 15 de mayo el Parlamento Europeo en favor de un instrumento de recuperación, con 505 votos a favor y con todas las fuerzas políticas españolas salvo Vox participando en el consenso. «Sin él no habríamos llegado tan lejos», ha dicho.

Tras un minuto de silencio inicial por los fallecidos víctimas del Covid-19, González Laya ha explicado a los senadores que el Gobierno quiere hacer una política exterior basada en valores y que defienda los intereses del país, de sus ciudadanos y de sus empresas en todos los debates de la agenda internacional.

Para ello, ha dicho, ha asegurado que buscará constantemente el consenso con los grupos, porque la política exterior debe proyectar a España «como país», así como su naturaleza de democracia parlamentaria, que define su política a partir de «un abanico de sensibilidades políticas diversas» y de su identidad y diversidad.

Y ha destacado como valores de España su economía, el ser «uno de los países con más calidad democrática», miembro activo de organizaciones internacionales, potencia cultural por su idioma, miembro de la comunidad iberoamericana y con capacidad de influencia en el Mediterráneo y África.

POLÍTICA DE DEFENSA DE LA DEMOCRACIA

En un mundo en tensión, González Laya ha expuesto a los grupos que quiere hacer una política de defensa de la democracia y los derechos humanos, con «matices específicos» en los lugares de los que España se siente más próximo.

Como iniciativas concretas, ha mencionado la apuesta de hacer de la Unión por el Mediterráneo, con sede en Barcelona, «una organización más operativa»; de la necesidad de apoyar a los países iberoamericanos de renta media en la lucha contra el impacto del Covid-19 y de la próxima conferencia de donantes para los países que acogen a migrantes y refugiados venezolanos.

POLÍTICA EXTERIOR FEMINISTA

Por otro lado, ha dejado claro que la política exterior será «feminista», de manera transversal, desde la cooperación hasta la política de personal y la elección del personal que ha de dirigir las misiones diplomáticas.

En ese sentido, ha recalcado que la pandemia ha confirmado la necesidad de contar con un servicio exterior «ágil, moderno, fuerte», con recursos digitales y capacidad de ser proactivo y reactivo.

González Laya ha agradecido el trabajo del personal en la operación «sin precedentes» de repatriar españoles bloqueados por el cierre de fronteras con motivo de la pandemia. Según ha dicho, junto a las recomendaciones de viaje habituales se han enviado 2 millones de mensajes SMS y se ha atendido por teléfono a 60.000 personas. A unos 27.000 se les ha ayudado a regresar, algunos en vuelos especiales fletados o coordinados por Exteriores, cerca de 50.