Sanidad dice que vacunación en el Dueso se ajustó a la Estrategia Nacional y no afectó a la de otros grupos
El subdirector de Ordenación, Farmacia e Inspección sostiene que no se detrajeron ni vacunas para otros colectivos prioritarios ni personal
El subdirector general de Ordenación, Farmacia e Inspección del Gobierno de Cantabria, Miguel Mateo Soler, ha defendido que la vacunación contra el COVID en el penal del Dueso (Santoña), efectuada en los primeros días de enero y de febrero, se ajustó a los principios entonces vigentes en la Estrategia Nacional de Vacunación y no supuso «ningún impacto» para la de otros colectivos prioritarios, como los usuarios y personal de las residencias de mayores o sanitarios.
Y es que, según ha asegurado, para la vacunación en el Dueso no se detrajeron dosis programadas de los colectivos fijados como prioritarios en esos momentos y que conformaban los primeros grupos de la Estrategia Nacional de Vacunación (residencias, sanitarios o dependientes no institucionalizados) –pues en ese momento había más dosis disponibles que las que había capacidad de administrar– y tampoco se empleó personal del Servicio Cántabro de Salud (SCS).
Así lo ha explicado este jueves durante su comparecencia ante la Comisión de Sanidad del Parlamento de Cantabria, solicitada por el grupo mixto-Vox, que, como el resto de los grupos de la oposición (PP y Cs) considera que la vacunación a este colectivo no se llevó a cabo en este momento por criterios ténicos, sanitarios o de riesgo sino por cuestiones «políticas» y para mejorar las estadísticas de vacunación que en esos primeros días registraba la comunidad que la situaban a la cola de España.
SOLER AFIRMA QUE FUE UNA DECISIÓN «TÉCNICA»
En contraposición a estas afirmaciones, Soler ha asegurado que la vacunación en el Dueso fue «totalmente técnica» y se efectuó un «análisis previo» de las características del centro penitenciario, de la vulnerabilidad de los internos y trabajadores y del riesgo que podría suponer un brote y de sus consecuencias.
La vacunación en el Dueso se llevó a cabo los días 9 y 10 de enero (primeras dosis) y el 6 y 7 de febrero (segundas dosis) e incluyó a un total de 524 personas –un 80,8% de los internos y un 77,54% de los trabajadores–, a las que se les administró la de Pfizer. De las personas que recibieron la primera dosis, dos rechazaron la segunda.
Soler ha señalado que dicha vacunación –tanto de las primeras como de las segundas dosis– se hizo en fin de semana y fue llevada a cabo de forma «altruista» y «voluntaria» por personal sanitario del centro penitenciario, que según ha indicado, no forma parte del personal del Servicio Cántabro de Salud, por lo que del mismo no se detrajeron efectivos.
Además, ha resaltado que la vacunación en el centro ha surtido «los efectos deseados» pues, a 1 de mayo, no se habían registrado contagios entre los internos ni el personal vacunado.
De hecho, Soler ha indicado que solo se han detectado cuatro positivos, que en todos los casos estaban sin vacunar (dos de ellos no lo hicieron porque estaban de permiso) y los dos restantes porque ingresaron tras estar en libertad. No ha habido ningún caso entre trabajadores.
SOLER: HABÍA UN «ALTO NIVEL DE RIESGO» EN EL DUESO
En su exposición ante la comisión, este cargo de Sanidad, que es médico, ha defendido y justificado la «oportunidad» de dicha vacunación en el Dueso, tanto por las características del centro como el «alto» nivel de riesgo que hay entre sus usuarios y también en trabajadores.
Soler ha afirmado que, según los criterios empleados en la Estrategia para medir el riesgo de cada grupo y su priorización en la vacunación (riesgo de mortalidad, de exposición al Covid, de transmitir la enfermedad a otras personas y su impacto social o económico) se determinó que en el Dueso existe un «elevado número» de personas que presentan un «riesgo alto», no solo reclusos sino también trabajadores.
Por ejemplo, Soler ha señalado que hay dos internos mayores de 80 años, otros dos que tienen entre 70 y 79; hay 73 internos mayores de 60 años y con discapacidad y 125 que tienen entre 40 y 69 años que tienen factores de riesgo.
También ha señalado que hay una «continúa interacción física y social» entre internos y personal. De hecho, ha señalado que se estableció que 260 trabajadores se relacionan de forma directa con los internos.
A ello, según ha relatado Soler, hay que sumar que el Dueso es un centro con «singulares características y dimensiones, únicas en España» (es el penal más grande), que, a su juicio, suponían un «altísimo riesgo» de transmisión del Covid.
Y es que, según ha recordado, se trata de un «entorno cerrado» sin estructura modular, con lo que hay gran concentración de presos en un mismo espacio; con un comedor en el que pueden llegar a juntarse hasta 160 personas, y en los que no se puede cumplir las restricciones de aforo y otras medidas aplicables en la comunidad.
También se ha referido a la, a su juicio, insuficiente capacidad de la enfermería del penal ante la aparición de, por ejemplo, síntomas graves de Covid. Y es que, según ha señalado, tiene 23 plazas y suele estar ocupada habitualmente en un 80% por el alto porcentaje de reclusos con problemas de salud y discapacidad.
Soler ha indicado que, si hubiera sido preciso el ingreso en el hospital de internos del Dueso, so podría haber creado una «cascada de complicaciones» ya que en Valdecilla solo hay 4 habitaciones dobles en la Unidad Penitenciaria y si se hubieran tenido que internar en las plantas Covid a internos del penal habría sido precisa hacerlo con custodia policial.
Todo ello, hacía, a juicio de Soler, que el potencial riesgo de un brote fuera «una posibilidad real» cuyas repercusiones en salud pública podían ser «impredecibles», algo que, según Soler, ya justificaba priorizar la vacunación.
Además, al margen de estas consideraciones, ha recordado que una persona privada de libertad, como pueden ser los reclusos del Dueso, «lo esta solo de esto» y de otros derechos expresamente limitados en sentencia judicial pero no del resto de derechos, que siguen «intactos», entre ellos el de la salud «en equidad» con el resto de la sociedad.
Por todas esas consideraciones, Soler ha afirmado que la vacunación en el Dueso se ajustó y fue «plenamente coherente» a los principios de «equidad» y «vulnerabilidad» previstos en la Estrategia Nacional de Vacunación que entonces estaba vigente, y que ha sufrido diversas actualizaciones.
LA CAPACIDAD DE LAS CCAA SOBRE LA VACUNACIÓN
Además, ha afirmado que, sin perjuicio de la concreción de lo establecido en la Estrategia Nacional, hay «muchos elementos a determinar» por parte de las comunidades autónomas (CC.AA), ya que, según lo establecido –ha dicho–, cada una de ellas, en ejercicio de sus competencias de vacunación, pueden llevar a cabo acciones para desarrollar esta estrategia en sus respectivos territorios.
Además, ha recordado que, según lo establecido en un acuerdo del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de finales, la Estrategia era un «documento vivo, ágil y flexible» a desarrollar en los planes operativos de cada territorio y que era necesario ir actualizándola.
LA OPOSICIÓN
Aunque la oposición ha agradecido las explicaciones de Soler ha mantenido sus críticas a esta vacunación en el Dueso en el momento en que se produjo –al poco de iniciarse la campaña– y varios de los portavoces de los grupos han afirmado que el Gobierno decidió hacerlo para mejorar las estadísticas de vacunación.
El diputado del PP César Pascual ha afirmado que «técnicamente» comparte la necesidad de vacunar en el Dueso pero no en el momento en que se hizo; el portavoz de Cs, Félix Álvarez, ha insistido en considerar una «auténtica vergüenza» que mientras había residencias sin vacunar se administraran dosis a internos del Dueso, y el diputado de Vox Armando Blanco ha señalado que las explicaciones dadas por este cargo de Sanidad «siguen sin convencerle»