Saakashvili afirma que los médicos discuten ya su hospitalización y confía en el TEDH para salir de la cárcel
El expresidente georgiano, que solo toma «té y agua» desde hace tres semanas, se declara dispuesto a llegar «hasta el final»
El expresidente de Georgia Mijail Saakashvili, encarcelado en su país tras su detención el 1 de octubre y en huelga de hambre, ha confirmado que los médicos están discutiendo su hospitalización por su precario estado de salud, acusado a Rusia de su encierro y depositado su confianza en el Tribunal Europeo para los Derechos Humanos (TEDH) a la hora de lograr su excarcelación.
Saahashvili ha asegurado que ha perdido «entre 15 y 17 kilos» y su estado de salud empeora por momentos porque solo toma «té y agua». «Claro está, me canso fácilmente. Los médicos están decidiendo si me deben hospitalizar», ha asegurado en una entrevista al diario francés Le Monde , antes de avisar que tiene previsto «llegar hasta el final» en su decisión.
El antiguo mandatario, acusado de malversación y abuso de poder, fue detenido en la víspera de las elecciones tras ocho años en el extranjero. Sobre las circunstancias de su arresto, Saahashvili se negó a confirmar la versión de la Fiscalía georgiana — el pliego de cargos afirma que estaba escondido en un camión y de hecho dos personas están siendo procesadas por transportar al expresidente — y se ha limitado a asegurar que hizo «todo lo posible para evitar la violencia».
Saakashvili, quien durante sus mandatos impuso varias reformas de acercamiento a Occidente y protagonizó un breve conflicto con Rusia en 2008 –que desembocó en la pérdida de las regiones de Osetia del Sur y Abjazia–, tenía pendiente una orden de captura.
«Llegué unos días antes de mi arresto. Sabía que el Gobierno no habría permitido que mi avión aterrizara, porque (el primer ministro) Irakli Garibashvili había hecho un acuerdo con los países vecinos para interceptarme», ha añadido, antes de culpar al Kremlin de su encarcelamiento.
«El objetivo de Rusia es acabar con las reformas que he realizado, consideradas peligrosas. Y lo está consiguiendo porque gracias a este partido de oligarcas», ha añadido Saakashvili en referencia al partido del Gobierno, Sueño Georgiano, en el poder desde 2012, «han vuelto la corrupción y el crimen organizado».
No obstante, el expresidente ha reivindicado su inocencia. «Ningún país del mundo, excepto Rusia, reconoce el crimen por el que soy condenado. Hemos llevado el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, estoy seguro de que fallará a mi favor», ha asegurado.
El Kremlin ha negado todas las acusaciones. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, declaró a principios de mes que «por allí donde pasa Saakashvili se arma un circo», en relación a su arresto. «Preferiríamos no comentar nada de lo relacionado con el señor Saakashvili, porque es un verdadero teatro del absurdo», ha aseverado Peskov.
Saakashvili abandonó Georgia tras su salida de la Presidencia en 2013 hasta que, dos años después, el entonces presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, le concedió la nacionalidad ucraniana y le nombró gobernador de la región de Odesa, un cargo del que terminaría dimitiendo un año y medio después por discrepancias con Poroshenko.
Posteriormente, Poroshenko emitió un decreto en 2017 para retirar la nacionalidad a Saakashvili, quien, tras pasar un tiempo en el extranjero, regresó a pie desde Polonia apoyado por un grupo de simpatizantes. Tras liderar una serie de protestas, fue detenido de nuevo en 2018 y expulsado de Ucrania.
Sin embargo, con la llegada al poder del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, el expresidente georgiano recuperó su estatus, así como su ciudadanía, y fue nombrado por el mandatario como presidente del Comité Nacional de Reformas del Gobierno ucraniano. Zelenski ha afirmado que está dispuesto a ocuparse personalmente del regreso de Saakashvili a Ucrania. La presidenta georgiana, Salomé Zurabishvili, ha asegurado que no tiene intención de conceder perdón alguno al exmandatario.