Rusia alerta del auge neonazi en los países del Báltico en medio de «campañas antirrusas»
El Gobierno ruso ha mostrado su preocupación ante lo que considera como un auge de la ideología neonazi en los países del Báltico, fronterizos con Rusia y donde, dicen, las autoridades llevan a cabo una suerte de «campaña antirrusa».
Según ha denunciado en un comunicado la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zajarova, la localidad estonia de Sinimae ha sido recientemente escenario de una actividad en recuerdo de las Waffen-SS, el cuerpo militar de élite de las SS de la Alemania nazi.
Rusia ha alertado de que en la localidad de Lihula se están ultimando los preparativos para la inauguración de «varios monumentos» a los soldados del cuerpo paramilitar nazi. Asimismo, en la capital de Letonia, Riga, «organizaciones neonazis» llevan a cabo «marchas anuales».
De acuerdo con lo relatado por Zajarova, esta tendencia avanza en la sociedad de los países bálticos en un momento en el que las autoridades de Estonia, Letonia y Lituania toman cada vez más decisiones encaminadas a «destruir el patrimonio conmemorativo militar soviético».
A lo largo de los últimos meses, tras el estallido de la guerra en Ucrania, los países bálticos, así como Polonia o Alemania, entre otros, han anunciado la retirada de monumentos soviéticos y homenajes al Ejército Rojo por su actuación en la Segunda Guerra Mundial, alegando que la vía pública no es lugar para albergar este tipo de exaltaciones.
«La campaña antirrusa de los países bálticos se lleva a cabo no solo con el consentimiento tácito, sino también con el pleno patrocinio de Bruselas y Washington, que hacen la vista gorda ante las manifestaciones de neonazis en el territorio de sus vasallos bálticos», ha criticado Zajarova en alusión a la Unión Europea y Estados Unidos.
Así pues, con este caldo de cultivo, la representante diplomática rusa ha mostrado la preocupación de las autoridades del país ante el auge de Estados «esencialmente neofascistas» en las fronteras de Rusia, punto en el que ha alertado de que las consecuencias de esta tendencia «ya las hemos visto en Ucrania».