Garzón ve en la Cumbre de la UE una oportunidad para corregir los errores en la construcción de la Unión
Cree que quien insista en acometer recortes en los servicios públicos «se equivoca radicalmente»
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, cree que la Cumbre de la Unión Europea, en la que los veintisiete jefes de Estado y de Gobierno discuten por cuarto día consecutivo la creación de un fondo de 750.000 millones para distribuir entre todos los países, es una nueva oportunidad para corregir los desequilibrios y errores cometidos durante la fase de construcción de la Unión Europea.
En declaraciones a la prensa antes de participar en una ponencia en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid en El Escorial, el ministro ha asegurado que no se trata de cualquier debate, sino de uno que tiene que ver con el futuro de la UE y con el devenir de una comunidad política que «dice ser construida» con arreglo a la solidaridad y el refuerzo común.
«Ahora están en juego esos fundamentos. Más allá de las cifras y metodologías de esas ayudas, el debate tiene que ver con el futuro de la UE. Yo creo que sí lo tiene, siempre y cuando esas medidas sirvan para reequilibrar los desequilibrios actuales, ya que no es sostenible una UE a dos velocidades, sin armonización fiscal y en la que no haya una mínima coordinación política», ha añadido.
Por ello, Garzón considera que el resultado de estas negociaciones también permitiría que los países del Sur puedan mejorar sus capacidades productivas, reindustrializarse y adaptarse a los retos actuales, con el fin de acercar su PIB per cápita al de los países del Norte.
«Esto no es solo para mitigar los costes derivados de la pandemia, sino una oportunidad para corregir los desequilibrios y errores en la construcción de la UE. Algunos discrepan, ya que es un colectivo heterogéneo con diferentes opiniones», ha señalado.
Lo que sí ha querido dejar claro el ministro es que la hoja de ruta del Gobierno no es neoliberal, por lo que cree que quien insista en acometer recortes en los servicios públicos «se equivoca radicalmente», ya que sería repetir los errores de la crisis de 2010.
