Párroco de La Paloma asegura que no manipularon las calderas: «No nos dio tiempo»
El párroco de la Parroquia Virgen de la Paloma, Gabriel Benedicto, ha asegurado que ni el sacerdote ni el electricista fallecido el miércoles en la explosión del centro sacerdotal de la calle Toledo 98 de Madrid manipularon las calderas «en ningún tiempo» porque advirtieron el olor a gas minutos antes y «no les dio tiempo» a reaccionar.
«Como párroco, y a la luz de las informaciones, testimonios internos y datos de los que hasta el momento disponemos, lo que os puedo decir es que todo lo ocurrido se produjo en un lapso tan breve que no nos dio tiempo ni siquiera a ser conscientes de lo que estaba pasando. Fuimos seis personas las que percibimos, en apenas unos minutos, un extraño olor a gas en cuatro puntos distintos: patio, planta cero, planta quinta y planta sexta. Pero no dio tiempo a nada más que a advertir ese olor», ha señalado.
El responsable de la parroquia aboga por «ser pacientes» y esperar a que la Policía Científica les informe sobre el avance de sus investigaciones. «Esto es lo que yo os puedo transmitir: David, el padre Rubén y los otros dos fallecidos y los demás heridos fueron víctimas. A unos les pilló dentro, a otros fuera», ha apuntado.
Benedicto asegura que ni los difuntos David ni Rubén ni el resto tuvieron tiempo de intervenir «en modo alguno». «Solamente, como cualquier persona preocupada por el olor a gas, intentaron conocer la causa, seguir el rastro, sin manipular en ningún momento ninguna de las calderas», esgrime.
Y destaca que están en contacto permanente con las autoridades judiciales, Bomberos, Policía y demás responsables del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, «prestando en todo momento la colaboración que es necesaria para esclarecer cuanto antes la verdad y la secuencia de los hechos».
Benedicto ha mostrado su agradecimiento por haber sido testigo de la vida de estos «dos grandes amigos», que estaban «siempre juntos y así les encontró la muerte».
A Rubén le define como «gran compañero y amigo», con quien vivió el confinamiento de la pandemia en familia, celebrando la eucaristía diariamente. «He conocido su fuerza en la debilidad, su paciencia al obedecer, su sentido del humor, su agudeza. Lo sentíamos como un hermano», ha dicho el párroco.
Sobre el electricista fallecido, David, catequista de adolescentes, señala que era un «padre ejemplar, dispuesto siempre a entregar su tiempo día y noche». «La gratuidad y la alegría eran sus notas características. Nunca le vi dejar de entusiasmarse por todo: muy enamorado de Sara, devoto de la Virgen, fanático del Atleti», ha indicado.
En un comunicado publicado en su web, el párroco ha querido agradecer las numerosas muestras de cariño y de cercanía que están recibiendo desde el suceso. «Pedimos al Señor que consuele en lo profundo a todos los familiares de las víctimas y seguimos confiando en que la tribulación dé paso a la esperanza», ha concluido.