Proyecto Hombre atendió a un 17% más de personas por adicciones en 2020 debido al confinamiento
Proyecto Hombre incrementó en 2020 «soprendentemente» el número de personas en tratamiento por adicciones, un 17%, hasta las 652, en gran parte porque el confinamiento debido a la pandemia de coronavirus hizo aflorar muchas ocultas.
También puede haber influido en este crecimiento anual, que alcanza el 33% en los últimos cuatro años, el sistema médico de atención no presencial, también por el Covid, frente al presencial que sí ofreció Proyecto Hombre.
Y que las adicciones «cada vez están más cerca de lo que pensamos» y cada vez más gente solicita ayuda primero, sobre todo jóvenes, cuyas familias deciden «tomar medidas».
Así lo ha indicado hoy en rueda de prensa la directora de Proyecto Hombre, Eloisa Velarde, que ha presentado la Memoria de actividades de 2020 junto con el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, quien ha destacado que, durante la pandemia, Proyecto Hombre «nunca cerró, atendió online y en cuanto pudo, retomó el trabajo presencial».
En total, el año pasado recibieron atención en Proyecto Hombre 2.295 personas, un número «elevado» según Velarde, pues además de las 652 en tratamiento, se beneficiaron de sus programas 753 familiares, 68 menores y jóvenes del proyecto Teen para conductas de riesgo, y 822 participantes en actuaciones de prevención, en este caso menos que en 2019 por la limitación de aforos y las restricciones en los centros escolares.
Por lo que se refiere al tratamiento, 345 personas fueron valoradas y diagnosticadas, 290 hombres y 55 mujeres. El principal motivo de demanda del tratamiento fue la cocaína (36%), cocaína y alcohol (28%), alcohol (14%) y juego y otros (12%). Además, Velarde ha advertido que cada vez hay más problemas de salud mental.
En el centro de día se atendió a 48 personas y en la Casa de Apoyo en Villapresente, en régimen residencial, a 28.
Además, recibieron atención 35 personas en tratamiento ambulatorio de ludopatías, 57 en tratamiento ambulatorio de psicoestimulantes (cocaína y otros), y 29 en tratamiento ambulatorio de alcohol. En el programa de adherencia al tratamiento participaron 24 personas.
En el área de la prevención, tanto universal como selectiva, en el ámbito escolar, familiar, laboral y comunitario, un total de 822 personas han participado en alguna actuación. En este sentido, el obispo ha incidido en esta labor «menos conocida de Proyecto Hombre pero fundamental» para atajar el problema antes de que se produzca.
En este apartado de prevención se enmarca el proyecto Teen para jóvenes de 12 a 25 años con conductas de riesgo, en el que recibieron atención 68 chicos y 130 familiares. También cuenta con una Escuela de Padres.
En el ámbito específico de atención a familias, 487 personas recibieron atención a las que se suman 89 de la Escuela de Madres y Padres y 47 del programa de atención a parejas.
Otro programa es el de atenciones penitenciarias, dentro del cual se realizaron 50 valoraciones a reclusos del Dueso con problemas de adicción; así como 22 atenciones extrapenitenciarias a penados a trabajos en beneficio de la comunidad.
Finalmente, el equipo humano del voluntariado ha contado con 52 personas, siete de ellas de nueva incorporación.
RETOS
Son los principales datos que ha desgranado Velarde, que ha advertido que a la crisis sanitaria seguirá una crisis social y económica que llevarán en los próximos años a una necesidad de actuación en adicciones igual o mayor que la actual, por lo que ha reclamado apoyo para los recursos y ha incidido en la importancia de la prevención, sobre todo en menores y jóvenes.
Además, a Proyecto Hombre le siguen preocupando las mujeres con problemas de adicción porque tienen menos apoyo familiar y más dependencia económica, y se enfrentan al «estigma social» y a la «invisibilidad». Las mujeres tardan más en pedir ayuda que los hombres, con lo que «vienen con más años de consumo», sobre todo de alcohol y psicofármacos como los ansiolíticos, por lo que su rehabilitación es más difícil.
También son preocupantes las adicciones sin sustancia. Como en 2020 las casas de apuestas presenciales han estado cerradas, ha habido menos demanda de atención, pero sí continúan llegando «cada vez más» menores y jóvenes con problemas con el juego on line y «no hay manera de controlarlo».
Velarde ha recordado que Proyecto Hombre se ocupa de las ludopatías desde 1997 pero el perfil ha cambiado en los últimos cuatro años, pues antes estaba asociado a máquinas tragaperras y al bingo, tipología que «prácticamente no tenemos», y ahora son los jóvenes enganchados sobre todo a las apuestas deportivas.
En este sentido, otro reto es el uso inadecuado de las TIC, «que han llegado para quedarse» y donde no hay diferencia entre chicos y chicas, incluso de 12 ó 13 años. Velarde ha advertido que el uso inadecuado y compulsivo de esta tecnología es un fenómeno creciente con unas consecuencias en el desarrollo evolutivo de los jóvenes «terribles» por lo que es necesario controlarlo.
Otro aspecto que preocupa a Proyecto Hombre es que cada vez son más las personas que llegan a pedir ayuda que, además de un problema de adicción, tienen un problema de salud mental, psiquiátrico; y también cada vez son más las personas sin recursos y los jóvenes que requieren una atención de internamiento y que «en Cantabria no llegamos a cubrir».
Proyecto Hombre cerró el ejercicio 2020 con unos ingresos de 403.128 euros y un déficit de 12.018 euros.