Primera prueba directa que demuestra la rentabilidad de los sustitutos de la sal en los resultados cardiovasculares
Cambiar la sal de mesa por un «sustituto de la sal» reducido en sodio y con potasio añadido ahorra costes y previene la muerte y la enfermedad en personas con alto riesgo de sufrir un ictus, según una nueva investigación del George Institute for Global Health (Estados Unidos).
Se ha demostrado que la sustitución de la sal reduce el riesgo de sufrir un ictus en un 14 por ciento y el número de ictus y ataques cardíacos combinados en un 13 por ciento, pero este nuevo análisis reveló que los costes ahorrados como resultado superan el coste de la intervención.
«Nuestra investigación ya ha demostrado que los sustitutos de la sal reducen los riesgos de accidente cerebrovascular, ataque cardíaco y muerte prematura, pero ahora podemos decir por primera vez que también reducen los costes sanitarios. La sustitución de la sal es una intervención especialmente económica y eficaz en los países en los que la mayor parte del sodio de la dieta procede de la sal que se añade al cocinar en casa, que puede sustituirse fácilmente», explica el líder del estudio, Thomas Lung.
A nivel mundial, el consumo excesivo de sal (más de cinco gramos al día) es responsable de tres millones de muertes al año. Cuatro de cada cinco de estas muertes se producen en países de ingresos bajos y medios, y casi la mitad corresponden a personas menores de 70 años.
Publicado por primera vez en agosto de 2021, el Estudio sobre la Sustitución de la Sal y los Accidentes Cerebrovasculares demostró una reducción del riesgo de accidente cerebrovascular, infarto de miocardio y muerte prematura entre los habitantes de las zonas rurales de China.
Los investigadores inscribieron a 21.000 adultos con antecedentes de ictus o presión arterial mal controlada de 600 pueblos de zonas rurales de cinco provincias: Hebei, Liaoning, Ningxia, Shanxi y Shaanxi, entre abril de 2014 y enero de 2015.
Los participantes en los pueblos de la intervención recibieron gratuitamente un sustituto de la sal suficiente para cubrir todas las necesidades de cocción y conservación de los alimentos en el hogar (unos 20 g por persona y día). Los de las demás aldeas siguieron utilizando la sal normal.
Durante un seguimiento medio de casi cinco años, más de 3.000 personas sufrieron un ataque. Los investigadores descubrieron que el riesgo de ictus se redujo en un 14 por ciento entre los que utilizaron el sustituto de la sal.
En este nuevo análisis sopesaron los costes asociados a la intervención con el sustituto de la sal y los compararon con el ahorro de costes resultante de la reducción del número de hospitalizaciones debidas a accidentes cerebrovasculares evitados y los beneficios de calidad de vida asociados obtenidos.
Descubrieron que la sustitución de la sal ahorraría costes al precio más bajo del mercado local del sustituto de la sal y sería rentable hasta un precio estimado de 1,5 veces el precio más alto del mercado actual y 10,3 veces el precio de un sustituto de la sal ampliamente disponible en China.
«Hemos demostrado que el uso del sustituto de la sal por parte de los pacientes con alto riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares es una forma práctica y rentable de reducir el riesgo cardiovascular», afirma el autor del estudio, el Dr. Maoyi Tian, investigador principal honorario de The George Institute China.