Polonia y tres países bálticos acusan a Lukashenko de llevar a cabo un «ataque híbrido» a sus fronteras
Los primeros ministros de Polonia, Lituania, Letonia y Estonia han acusado este lunes al presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, de llevar a cabo un «ataque híbrido» contra sus fronteras, después de que Minsk haya relajado su vigilancia por el pulso político con la Unión Europea.
En un comunicado, Mateusz Morawiecki, Ingrida Simonyte, Arturs Krisjanis y Kaja Kallas han expresado su «preocupación» por la situación de las fronteras de sus países, al tiempo que han señalado que, a su juicio, la crisis ha sido «planificada y organizada» por Lukashenko.
«El uso de inmigrantes para desestabilizar a los países vecinos es una clara violación del Derecho Internacional y se trata de un ataque híbrido contra Lituania, Letonia y Polonia y, por tanto, contra toda la Unión Europea», han señalado, remarcando que este comportamiento ha de ser condenado «en los términos más estrictos» por toda la comunidad democrática.
En este sentido, los mandatarios se han declarado «dispuestos» a proporcionar «toda la protección necesaria» a quienes llegan a sus países, en virtud del Derecho Internacional, pero han advertido de que emprenderán «todas las medidas necesarias, incluido el apoyo y la cooperación para la posible introducción de nuevas sanciones de la UE», para «prevenir cualquier inmigración ilegal organizada por el estado bielorruso.
Así, Morawiecki, Simonyte, Krisjanis y Kallas han pedido a Minsk que «ponga fin» a los actos «que conduzcan a una mayor escalada de tensiones». «La única forma de resolver la actual crisis política en Bielorrusia es iniciar un diálogo interno con todas las fuerzas políticas internas interesadas en dar forma al futuro» del país, han agregado, enumerando a los representantes de la sociedad civil bielorrusa, incluidos los exiliados, la liberación de todos los presos políticos y la celebración de elecciones «libres y justas lo antes posible».
Por otro lado, han agradecido el «claro compromiso» de la UE y sus Estados miembros de para «defender conjuntamente» las fronteras exteriores del bloque. «La unidad y el apoyo diplomático, financiero y técnico inmediato de la UE y sus estados miembros es fundamental para responder de forma eficaz al desafío planteado por el régimen de Lukashenko», han agregado, al tiempo que han incidido en que es «igualmente importante» utilizar conjuntamente todos los medios diplomáticos y prácticos disponibles.
En referencia a la Unión Europea, los primeros ministros han instado a «aprovechar» esta situación para «repensar el enfoque de defensa» de las fronteras.
«Creemos firmemente que la protección de las fronteras exteriores de Europa no es solo responsabilidad de los Estados miembros individuales, sino también una responsabilidad compartida de toda la Unión Europea. En consecuencia, las instituciones de la UE deben prestar la debida atención a esta cuestión y asegurar suficiente financiación adicional sin demora», han incidido.
Por último, también se han referido a Naciones Unidas, incluido el Consejo de Seguridad, sobre la cuestión de los abusos contra los migrantes. Así, han instado al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a «adoptar medidas activas» para facilitar la resolución de la situación y obligar a Minsk a cumplir con sus obligaciones internacionales. También se han dirigido a la oficina de ACNUR en Minsk para que «aclare la cuestión» con las autoridades bielorrusas.
La nueva política de Lukashenko se ha notado especialmente en la frontera lituana, pero la presión también ha aumentado en las demás. La semana pasada, Polonia anunció el despliegue de militares en la frontera para reforzar la vigilancia, mientras que Letonia y Lituania también las han blindado.
El presidente bielorruso advirtió a finales de mayo de que su Gobierno dejaría de impedir el paso de los migrantes que quieren llegar a territorio de la UE como represalia de las sanciones promovidas desde el bloque comunitario contra Minsk.