Plan advierte de la «catástrofe inminente» que acecha a millones de niños en Mozambique y Zimbabue
Asegura que la pandemia «no podría haber llegado en un momento peor» y avisa de que las familias están ya «al límite»
Plan International ha advertido de que millones de niños y adolescentes se exponen a una «catástrofe inminente» en Mozambique y Zimababue por el hambre y la crisis derivada de la pandemia del nuevo coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan.
En un comunicado, la organización no gubernamental ha dicho que la crisis por la pandemia «ha agravado» en estos dos países el riesgo por fenómenos como el hambre, el trabajo infantil, la violencia sexual y los embarazos adolescentes.
«La pandemia de coronavirus está agravando la inseguridad alimentaria en la región del sur de África y, además, está debilitando los sistemas sanitarios, ya de por sí muy frágiles, que apenas cuentan con medios para proteger a las comunidades y personas en peligro», ha indicado.
En este sentido, ha recordado que, según las cifras del Programa Mundial de Alimentos (PMA), si no se adoptan medidas urgentes, se podría duplicar el número de personas que sufren hambre aguda hasta llegar a casi 265 millones.
«La región del sur de África ha vivido una crisis tras otra: ciclones, inundaciones, sequías y ahora la pandemia de la COVID-19. Las familias están al límite y esta pandemia no podría haber llegado en un momento peor», ha subrayado la directora general de Plan International en España, Concha López.
López ha recordado que las estimaciones apuntan a la crisis por la pandemia puede llegar a «duplicar» el impacto de la crisis alimentaria, «con graves consecuencias para millones de personas vulnerables, especialmente niñas y jóvenes, que van desde el abandono escolar al trabajo infantil y la violencia sexual».
Plan International ha recordado que Zimbabue y Mozambique son dos de los países más afectados por la inseguridad alimentaria, con más de 5,8 millones de personas necesitadas de ayuda alimentaria en el primero y dos millones en el segundo «como consecuencia de la inestabilidad política y económica, así como de los impactos del cambio climático».
En este sentido, la ONG ha señalado que los dos países llevan meses afrontando una grave crisis alimentaria «generalizada», que ahora se «ha agravado» por la pandemia. «El distanciamiento social y las restricciones de movimiento han tenido un enorme impacto en los medios económicos de las familias, dificultándoles la compra de alimentos básicos y, además, han complicado el acceso de las organizaciones de ayuda humanitaria a las comunidades más vulnerables para entregar alimentos y otro tipo de ayudas», ha indicado.
LAS RESTRICCIONES AMENAZAN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
La organización no gubernamental ha recalcado que las medidas para contener la pandemia «están amenazando la seguridad alimentaria de millones de personas, lo que podría derivar en una crisis de protección en Mozambique y Zimbabue, que va a afectar de manera desproporcionada a los más vulnerables: las niñas y adolescentes».
En Mozambique, casi un 43 por ciento de los niños menores de cinco años sufren de desnutrición y se calcula que un 51 por ciento de las niñas y mujeres de entre 15 y 59 años padecen anemia. En Zimbabue, incluso antes de la pandemia, una cuarta parte de los niños y jóvenes sufrían desnutrición y un tercio de las mujeres y jóvenes estaban anémicas.
«En Mozambique y en Zimbabue, las mujeres constituyen la mayoría de la mano de obra en el campo. Con el confinamiento y el distanciamiento social, las mujeres ya no cuentan con sus fuentes de ingresos básicos y no pueden ganar suficiente dinero para comprar alimentos para ellas y para sus familias. Las niñas, adolescentes y las mujeres corren un gran riesgo de sufrir abusos y explotación mientras luchan por sobrevivir a la pandemia», ha asegurado el director de África Meridional de Plan International, Charles Businge.
Plan International se ha referido a su propia experiencia en emergencias anteriores, plasmada en el informe Vivir en confinamiento , para asegurar que en las crisis se produce «un aumento de los riesgos de protección de los niños, «en particular de las niñas», «incluida la violencia y la explotación sexual, el trabajo infantil y el matrimonio infantil». «Además, el cierre de las escuelas como medida de protección frente a la COVID-19 ha agravado aún más los riesgos para las niñas», ha señalado.
María, una adolescente de Mozambique de catorce años, ha relatado a la ONG su propia experiencia. «Algunas personas de mi comunidad aconsejan a las jóvenes que se casen porque creen que la escuela no abrirá de nuevo este año y, al permanecer en casa, añadiremos costes adicionales a nuestras familias pobres», ha explicado.
«Mi deseo es volver a la escuela para recibir una educación que me permita conseguir un trabajo o aprender habilidades que me den un medio de vida para alimentarme y criar bien a mi hijo y mi hermano», ha contado, por su parte, Cynthia, una zimbabuense de 18 años de edad.
Plan International ha lanzado un fondo para recaudar 100 millones de euros con el objetivo de proteger a los niños y adolescentes más vulnerables del mundo y a sus comunidades del impacto de la pandemia del coronavirus, tanto en España como en los países en desarrollo. La respuesta de la organización se centra en ofrecer apoyo educativo, psicosocial y económico a los niños, en particular a las niñas, afectadas de manera desproporcionada por esta crisis.
La respuesta de Plan en el sur de África se centra en dar apoyo económico para que los más vulnerables puedan comprar alimentos y cubrir sus necesidades básicas, así como en el trabajo para garantizar que los niños, cuidadores y las comunidades reconozcan, prevengan y respondan a cualquier riesgo de violencia de género.
Plan International ha concluido su comunicado emplazando a las autoridades a que velen por que las familias estén protegidas del hambre dando ayuda en efectivo a los hogares vulnerables y que garanticen la seguridad de las cadenas de suministro de alimentos y de los servicios esenciales, además de solicitar a los países donantes que aumenten la financiación humanitaria para afrontar la pandemia con un enfoque específico centrado «en las necesidades de las niñas y las adolescentes».