O.Próximo.- El presidente de Paraguay inaugura junto a Netanyahu su nueva Embajada en Jerusalén
La legación diplomática paraguaya tenía su sede en Tel Aviv durante el mandato del anterior presidente, Mario Abdo Benítez
La Autoridad Palestina dice que es «una violación al Derecho Internacional, a las resoluciones de la ONU y a la posición de la CIJ»
El presidente de Paraguay, Santiago Peña, ha asistido este jueves junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a la apertura de la nueva Embajada paraguaya en Jerusalén, no reconocida como capital de Israel por gran parte de la comunidad internacional.
«Hoy es un día histórico para nuestro país. Hemos llevado a cabo la apertura de la Embajada de la República de Paraguay en Jerusalén, reafirmando los lazos de amistad y cooperación con nuestra nación hermana, Israel», ha subrayado Peña en la red social X.
El paso, según el presidente paraguayo, simboliza el «compromiso» de Asunción «con valores compartidos» por ambas partes, así como «el fortalecimiento de los vínculos que construyen un futuro de paz, desarrollo y entendimiento mutuo».
Por su parte, Netanyahu ha asegurado que Jerusalén es la «capital eterna» de Israel. «Hoy inauguramos con orgullo la embajada de Paraguay en Jerusalén, un poderoso testimonio de verdad, coraje y la amistad duradera entre nuestras naciones», ha agregado.
El primer ministro israelí ha agradecido a Peña su «apoyo» a Israel «en estos tiempos difíciles». «Su apoyo inquebrantable, basado en valores e historia compartidos, será apreciado por siempre. Juntos, construiremos un futuro brillante para nuestros dos pueblos», ha resaltado.
«VIOLACIÓN AL DERECHO INTERNACIONAL»
Más tarde, el Ministerio de Exteriores de la Autoridad Palestina ha afirmado en un comunicado que el traslado de la Embajada paraguaya a Jerusalén «es una violación al Derecho Internacional, a las resoluciones de Naciones Unidas y a la posición de la Corte Internacional de Justicia (CIJ)».
En este sentido, ha subrayado que esto pone a Paraguay «en el lado equivocado de la Historia», ya que «premia a la ocupación israelí por seguir cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino». Asimismo, el paso «contradice» la decisión de Asunción de reconocer al Estado de Palestina en 2011.
«También constituye un desprecio a la opinión jurídica consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las consecuencias derivadas de las políticas y prácticas israelíes en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Este», ha agregado.
Por todo ello, el lado palestino ha hecho un llamamiento al presidente de Paraguay para que se retracte de esta «peligrosa» decisión y ha asegurado que dará seguimiento a esta cuestión «en todos los niveles», mientras que también «tomará las medidas diplomáticas, jurídicas y políticas apropiadas para evitar cambios en el estatus y el carácter de la ciudad de Jerusalén».
Paraguay trasladó su Embajada desde Tel Aviv a Jerusalén durante el mandato del expresidente Horacio Cartes en 2018 después de que el entonces mandatario estadounidense Donald Trump anunciara que reconocía la ciudad como capital de Israel, un paso que también dieron Guatemala, Papúa Nueva Guinea y Honduras, además de Kosovo.
Sin embargo, el expresidente Benítez decidió revertir la decisión durante su mandato y trasladar nuevamente la legación diplomática a Tel Aviv. Ahora el presidente Santiago Peña devuelve la Embajada a Jerusalén, un paso que Netanyahu ha calificado de «histórico» para las relaciones bilaterales.
La decisión coincide además con las recientes votaciones sobre un alto el fuego para la Franja de Gaza en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en la Asamblea General de la ONU, en las que Paraguay ha adoptado posturas proisraelíes.
La apertura de legaciones diplomáticas en Jerusalén es motivo de crítica por parte de la Autoridad Palestina, ya que Jerusalén Este se encuentra ocupada desde la Guerra de los Seis Días de 1967. Es, de hecho, en la parte occidental de la ciudad donde Israel tiene la sede del Parlamento, el Tribunal Supremo y varios ministerios.
A pesar de que Israel considera a la ciudad como su capital, la comunidad internacional –con contadas excepciones, incluido Estados Unidos– no lo hace y la solución de dos Estados contempla un Estado palestino en las fronteras de 1967 con Jerusalén como capital compartida entre ambos países.