Uno de cada 750 bebés en España nace con paladar hendido o labio leporino

Uno de cada 700-750 bebés en España nace con paladar hendido (25%), labio leporino (25%) o ambos defectos congénitos a la vez (50%), lo que explica que sea uno de los motivos más frecuentes de consulta a especialistas en Cirugía Plástica y Reparadora, según ha comentado el del Servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Enrique Pérez Luengo.

Se trata de hendiduras en el labio superior, en el techo de la boca o en ambas zonas, que se producen cuando las estructuras faciales de un feto no se cierran por completo, algo que sucede a lo largo del tercer mes de gestación.

«Sabemos que las causas son hereditarias en un 10 por ciento de los casos, el bebé tiene un padre o un abuelo que ha padecido el mismo problema, y que en el resto se debe a factores ambientales, como el consumo de tabaco o alcohol o el padecimiento de estrés durante el embarazo», ha dicho el experto.

Según este especialista, además de ser un problema que puede arrastrar un gran estigma social y afectar a la autoestima del paciente, sus consecuencias van desde dificultades respiratorias y problemas para comer a pérdida de la audición o retraso en el habla y el crecimiento.

En este sentido, el doctor ha comentado que la corrección del labio leporino y del paladar hendido se debe efectuar durante el primer año de vida. «Por lo general, el primer defecto genético se suele intervenir entre los tres y seis meses de edad, mientras que la reparación del paladar hendido suele llevarse a cabo entre los nueve y los 14 meses. Si existe fisura en la línea gingival, por lo general se repara cuando el niño cumple entre 8 y 10 años de edad», ha detallado Pérez Luengo.

Ahora bien, el especialista ha recordado que los pequeños con estos problemas requieren con frecuencia de otras cirugías posteriores y tratamientos durante su crecimiento.

«A pesar del avance de las técnicas reconstructivas en los pacientes fisurados, muchos de ellos siguen insatisfechos al llegar a la edad adulta. Principalmente les preocupan las cicatrices residuales del labio, las alteraciones de la forma del arco de cupido y la disarmonía de la nariz, lo que conducirá a nuevas intervenciones de mejora», ha enfatizado.

Sin embargo, tal y como ha asegurado, un «buen plan reconstructor» en el adulto joven, que incluya la mejora de la asimetría del labio, una rinoplastia adaptada a las peculiaridades de la forma y un balanceado del perfil facial, puede dar «un giro de 180 grados» al resultado estético final. «Aunque siempre habrá un espacio para la mejora, hay un momento en el que paciente y el cirujano plástico han de pactar el final del tratamiento y dar por cerrado el proceso», ha zanjado.

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