MSF alerta de que los «incesantes ataques» contra el sistema sanitario afectan el acceso a la salud

La violencia ha obligado a la ONG a suspender sus servicios en varias ocasiones

La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) ha alertado este viernes de que los «incesantes ataques» contra pacientes, trabajadores médicos e instalaciones sanitarias en República Centroafricana (RCA) en el marco del repunte del conflicto ha provocado la suspensión de estas actividades y afectan al acceso a la salud por parte de la población.

«El reavivamiento del conflicto en RCA desde diciembre se ha cobrado un alto precio entre la población civil y la atención médica», ha indicado la jefa de la misión de MSF en el país africano, Rhian Gastineau. «Estamos muy preocupados por los repetidos ataques a pacientes, trabajadores médicos e instalaciones sanitarias», ha agregado.

La ONG ha detallado que durante los últimos meses se han registrado saqueos en decenas de centros de salud, algunos de los cuales han sido además ocupados por personas armadas, mientras que pacientes han sido objeto de violencia, abusos físicos y detenciones por parte de los asaltantes.

Asimismo, ha subrayado que los trabajadores médicos han sido amenazados y agredidos, mientras que los conductores que reparten medicamentos y trasladan a pacientes han sido igualmente atacados y agredidos, sucesos achacados por las partes en conflicto a facciones no controladas de los diversos grupos armados.

En este contexto, MSF ha recordado que un centro de salud apoyado por la organización sufrió daños materiales en febrero en enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y un grupo rebelde en los alrededores del campamento de desplazados de Elevage, situado cerca de la localidad de Bambari. Asimismo, un centro de salud cercano fue destruido en junio tras la expulsión de 8.500 desplazados que se encontraban en la zona.

Los equipos móviles de MSF en las provincias de Ouaka, Ouham-Pendé y Ombella-Mpoko han presenciado también saqueos y destrucción en varios centros, mientras que personas armadas han entrado en instalaciones gestionadas por MSF para interrogar o detener a pacientes en la capital, Bangui, y otros lugares del país.

MSF ha resaltado además que dos trabajadores comunitarios formados por la ONG resultaron heridos de bala en mayo cerca de Kabo, mientras que otros dos dejaron de trabajar por miedo a las amenazas de muerte. Asimismo, un convoy que trasladaba pacientes en junio a Batangafo sufrió una emboscada en la que murió una acompañante de un paciente.

«Desde diciembre, circular por las afueras de las principales ciudades es extremadamente difícil y peligroso debido a los puestos de control, los robos y los ataques», ha recalcado Gisa Kohler, responsable adjunta de programas de MSF. Por ello, MSF ha tenido que suspender temporalmente sus actividades en varias ocasiones.

«El hecho de vernos obligados a suspender nuestras actividades no hace más que aumentar la vulnerabilidad de la población y provocará la muerte evitable de niños y niñas de corta edad y mujeres que sufren complicaciones durante el embarazo y el parto, entre otros casos», ha argumentado Kohler.

Por otra parte, esta situación de inseguridad ha impedido a los equipos de MSF realizar visitas a los centros médicos periféricos a los que prestan apoyo y ha llevado a la ONG a reducir desde abril las derivaciones de pacientes por medios de motocicletas en algunas zonas del país.

«La suspensión y reducción de las actividades extramuros en numerosas zonas en las que trabajamos es muy preocupante, sobre todo durante la actual temporada de lluvias, que es cuando se disparan los casos de malaria y otras enfermedades potencialmente mortales», ha recalcado Kohler.

«NO ES UN FENÓMENO NUEVO»

Sin embargo, Gastineau ha hecho hincapié en que «el impacto de la violencia sobre la atención médica en RCA no es un fenómeno nuevo», al tiempo que ha hablado de «un problema estructural en periodos de conflicto».

«La multiplicidad de grupos armados y los enfrentamientos continuos han generado una situación muy volátil, que también afecta a zonas que antes se consideraban relativamente estables, y limita aún más el acceso a la atención médica de una población que ya tiene dificultades para conseguir lo más básico», ha explicado.

Por ello, ha reseñado que «ahora más que nunca, todas las partes del conflicto deben hacer que se respete el Derecho Humanitario, incluida la protección de la población civil y de las instalaciones, el transporte y el personal médico».

El país africano se ha visto sumido en una grave crisis a raíz de la eliminación de la candidatura a las presidenciales de diciembre del exmandatario François Bozizé, quien regresó al país a finales de 2019 para volver a ser candidato a la Presidencia, cargo que abandonó en 2014 ante el levantamiento de los rebeldes de Séléka, predominantemente musulmanes.

Tras ello, surgieron rumores sobre reuniones entre Bozizé y varios grupos firmantes del acuerdo de paz de 2019, seis de los cuales se coaligaron para formar la Coalición Patriotas por el Cambio (CPC) y lanzar una ofensiva que llegó a amenazar Bangui, si bien fue repelida por las fuerzas gubernamentales, que cuentan con el apoyo de fuerzas especiales ruandesas y mercenarios rusos.

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