Más del 60% de los casos de insomnio están relacionados con el estrés

MADRID, 14

Más del 60 por ciento de los casos de insomnio están relacionados con el estrés, un proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante y que provoca un estado de hiperalerta, lo que deriva en una activación del sistema simpático, el cual regula, entre otras acciones, la secreción de adrenalina.

Así, y según ha comentado la psicóloga de la Unidad de Sueño HLA, Paula García Casanova, el estrés puede provocar dificultad para conciliar el sueño o para volver a dormirnos cuando despertamos a mitad de la noche. Del mismo modo, puede originar la presencia de frecuentes alertamientos nocturnos breves, que interrumpen el descanso.

Dentro de las causas del insomnio se distinguen los factores predisponentes (relacionados con ser más vulnerables a desarrollarlo), los precipitantes (que lo desencadenan en un momento dado) y los factores perpetuantes (lo mantienen durante el tiempo, convirtiéndolo en un trastorno crónico).

En cuanto a los precipitantes, la causa más frecuente de inicio del insomnio es la vivencia de una situación estresante tal y como lo demuestra el hecho de que tres cuartas partes de los pacientes con insomnio refieren haber experimentado una situación de estas características durante el primero año de comienzo del mismo.

En este sentido, la sobrecarga de responsabilidades y el exceso de actividad a lo largo del día, impide en ocasiones desconectar a la hora de dormir, por lo que la experta ha destacado la importancia de desarrollar mecanismos de defensa ante el estrés, como, por ejemplo, una buena organización de las tareas a lo largo del día.

«Se sabe que las experiencias estresantes son los factores precipitantes de insomnio más comunes. Tanto es así, que alrededor de tres cuartas partes de las personas con insomnio dicen haber experimentado una, sobre todo durante el primer año de comienzo del trastorno», ha dicho la psicóloga.

La principal intervención terapéutica de este trastorno está enfocada a ayudar a la persona a afrontar las situaciones psicológicas que provocan el estrés de una forma más adaptativa y resiliente. Por ello, la doctor ha insistido en la necesidad de construir, junto al paciente, nuevos recursos personales para hacer frente a situaciones que le supongan una amenaza; así como ayudarle a gestionar las emociones negativas de una forma menos limitante y más satisfactoria.

«Una vez abordado el aspecto psicológico, es importante crear las condiciones óptimas para el descanso, desconectando dos horas antes de irse a la cama, y evitando actividades que puedan afectar al sueño como el ejercicio físico, el uso de tablets o teléfonos, o anticipar el trabajo del día siguiente. Es preferible sustituir estas actividades por otras más relajantes como una lectura monótona que facilite la llegada del sueño, un baño caliente o tomar una infusión de valeriana, melisa o pasiflora. En ocasiones, el factor estresante desaparece y, con él, el trastorno del sueño. En otras, el factor estresante persiste, pero la persona desarrolla mecanismos de adaptación y normaliza el sueño, desapareciendo las dificultades para dormir», ha zanjado la directora de la Unidad de Sueño del Grupo HLA, Paula Giménez.

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