Más del 60% de las mujeres operadas por cáncer de mama están en riesgo de padecer linfedema, según SERMEF
La Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) ha advertido que hasta más del 60 por ciento de las mujeres operadas por cáncer de mama están en riesgo de padecer un linfedema, que es una de las principales secuelas tras la extirpación de los ganglios linfáticos en pacientes con cáncer de mama.
Consiste en un acúmulo anormal de líquido linfático que se manifiesta como hinchazón en el brazo. En concreto, la sociedad científica ha subrayado que la prevalencia de linfedema en mujeres operadas de cáncer de mama es de entre un 10 y un 67 por ciento, dependiendo de los tratamientos realizados, tipo de cirugía, la quimioterapia y la radioterapia.
Aumenta su probabilidad cuando se realiza linfadenectomía axilar (procedimiento quirúrgico en el que se extraen los ganglios linfáticos en la axila), y se aplican tratamientos de radioterapia y quimioterapia con taxanos.
La SERMEF ha señalado que, tras una cirugía por cáncer de mama, si se empieza a notar el brazo más pesado o hinchado, puede haber riesgo de linfedema. «Para su prevención y tratamiento es imprescindible el seguimiento por parte del médico de Medicina Física y Rehabilitación».
«En pacientes tratadas de cáncer de mama que no han desarrollado inicialmente un linfedema, es importante enseñarles medidas de prevención para evitar que aparezca, como son: ejercicios diarios de miembros superiores, mantener buena higiene e hidratación de la piel, evitar heridas o picaduras de insectos con el uso de guantes y mangas largas, y en caso de sufrirlas observarlas y tratarlas para prevenir que se infecten».
Asimismo, la SERMEF ha aseverado que «hay que tener especial cuidado en la manicura o corte de uñas, evitar usar prendas que comprimen o pulseras o relojes, extracción sanguínea o toma de tensión arterial, así como calor excesivo y cambios de temperatura bruscos, y no manipular grandes pesos».
De esta forma, desde la SERMEF han subrayado que es «fundamental» recordar e insistir en la importancia de medidas preventivas como la realización diaria de ejercicios de miembros superiores e informar de los signos de alarma de una posible infección del brazo afecto (piel roja, calor local, fiebre o febrícula, malestar general), ante los que se debe acudir a un Servicio de Urgencias para iniciar su tratamiento lo antes posible».
«La paciente debe valorada precozmente por el médico rehabilitador para que establezca el grado de afectación o severidad. En función del estadio, se debe decidir el tratamiento adecuado, cuyo objetivo es disminuir y controlar lo máximo posible el linfedema, y mantenerlo posteriormente con la prescripción de prendas de compresión específicas y medidas higiénico-dietéticas».
TRATAMIENTO SEGÚN FASES
En estadios iniciales, 0 (no hay síntomas) y I (edema que desaparece con la elevación del brazo afecto), el tratamiento rehabilitador consiste en realizar las medidas preventivas, ejercicios y uso de prendas de compresión.
En los estadíos II y III, el tratamiento rehabilitador consiste en una terapia combinada, llamada terapia descongestiva compleja, formada por ejercicios, drenaje linfático manual y vendaje multicapa. Con este tratamiento se consigue mejorar la consistencia y reducir el volumen del miembro afectado para luego mantener y optimizar el resultado con el uso de una manga de compresión durante el día. Durante el tratamiento se enseña al paciente a vendarse a sí mismo con vendas de baja elasticidad que debe mantener en la noche.
Lo más importante y la base del tratamiento del linfedema es el uso de la manga de compresión, ya que evita por sí misma el aumento del líquido linfático, y por tanto el volumen de la extremidad, así mantiene la integridad de la piel y la protege.