Más de 55.000 personas piden al Gobierno que se garantice un precio asequible para los test de antígenos
Mas de 55.000 personas han firmado ya hasta este miércoles una petición ciudadana, subida a la plataforma Change.org, en la que se pide al Gobierno y a las comunidades autónomas que intervengan para evitar el «abuso» que se está produciendo con la subida de precios de las pruebas diagnósticas de la COVID-19, y concretamente reclama que se garantice un precio asequible para los test de antígenos.
Por tanto, pide que se regule de manera «urgente» su precio como ya se hiciera con el de las mascarillas, ya que «cuanta más gente tenga acceso al autodiagnóstico de la Covid-19, antes se cortarán las cadenas de contagios».
«Mientras políticos y medios de comunicación nos piden a los ciudadanos que seamos responsables y nos hagamos test de antígenos antes de cualquier evento social, nos encontramos con que en muchas farmacias hay desabastecimiento y en otras tantas, aprovechando nuestra desesperación, han triplicado los precios…»
«Estar más protegidos no puede depender de la capacidad económica de cada familia. La posibilidad de relacionarse o no, tampoco. No dejemos que hacer un test sea un lujo que solo algunos nos podamos permitir», continúa la petición que ha sido impulsada por Cristina R que, aunque la creó hace tres meses, ha visto como en menos de 24 horas ha sumado más de 50.000 firmas.
Esta petición, que se ha puesto como objetivo conseguir 75.000 firmas, recuerda que muchos países venden test de antígenos en supermercados por 2 o 3 euros; es el caso del Lidl y Aldi en Alemania o el Mercadona en Portugal, asimismo hay farmacias de Reino Unido que incluso los ofrecen gratis. Sin embargo, en España sólo pueden adquirirse en farmacias a un precio superior de 10 euros.
«Si una familia tiene cinco miembros y cada test cuesta 13 euros, como se estaban vendiendo ayer mismo en algunas farmacias, pagarán 65 euros por hacerse una prueba antes de una comida. Si nos piden responsabilidad y nos obligan a gastarnos 65 euros, están generando una brecha entre familias con más y menos recursos, que podrán permitirse o no juntarse para comer. O que se expondrán más o menos al contagio según su economía», advierte.