Más colaridad en los liderazgos, feminización y más arraigo territorial, claves de Podemos tras la era Iglesias
Podemos pasará a partir del 13 de junio a una nuevo periodo que pondrá fin a la etapa protagonizada por su hasta ahora líder, Pablo Iglesias, que buscará más colaridad en el liderazgo, una apuesta clara por la feminización y también solidez territorial con un objetivo básico: crecer para cerrar definitivamente el periodo de declive electoral de 2019.
Tras confirmarse que la izquierda no sumó mayoría en Madrid tras el 4M, Iglesias renunció a la política para abrir un nuevo ciclo en Podemos, convencido de que su figura ya no sumaba en el arco progresista.
Su marcha ha sido acogida con comprensión entre los dirigentes de la formación, tanto de ámbito estatal como territorial, que loaron su papel para revolucionar el tablero político y que llevaron a la organización a tener un papel destacado en el Congreso y al Gobierno de coalición.
El repliegue de Iglesias ya se había iniciado días después del anuncio de los nuevos comicios madrileños, cuando renunció a su cargo de vicepresidente del Gobierno para ser el candidato de Unidas Podemos en la región, cediendo el liderazgo de la coalición dentro del Gobierno en las manos de la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz.
Un plan que ya llevaba tiempo analizando desde hace meses por el cofundador de Podemos con un grupo selecto de dirigentes y que el adelanto de las elecciones madrileñas precipitó. En el plano orgánico, había señalado que aún tenían mandato como secretario general hasta 2023, pero el resultado del 4M catapultó su renuncia.
BELARRA EMERGE COMO PRINCIPAL CANDIDATA
De cara a su cuarta Asamblea Ciudadana, el Vistalegre IV, emerge como principal candidata a tomar los mandos de la organización la ministra de Derechos Sociales Ione Belarra, que se presentará como relevo de Pablo Iglesias cuando se abra el turno de presentación de candidatura.
Su presumible ascenso a la Secretaría General abre un nuevo modelo de bicefalia con Díaz, a quien también múltiples dirigentes y el propio Iglesias sitúan como futuro cartel electoral para las próximas elecciones generales, si bien la también ministra de Trabajo mantiene prudencia al respecto.
Ese nuevo sistema se enmarca en la estrategia de aumentar la colaridad en el liderazgo de la formación morada y la confluencia con otras fuerzas, en el que se da también por hecho que la ministra de Igualdad, Irene Montero, tendrá también un peso destacado a nivel orgánico que se suma al que ya tiene como político.
También en el plano de la confluencia se ubica el ministro y líder de IU, Alberto Garzón y En Comú Podem con la destacada figura de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Además, Belarra también ha tenido una labor relevante en las negociaciones con el PSOE dentro del Gobierno como en el aspecto presupuestarios, que también deberá concernir a estrechar relaciones con el bloque de investidura.
El propio Iglesias señaló en diversas entrevistas que Unidas Podemos debía pasar a una nueva etapa, con nuevos liderazgos más repartidos, de ahí ese concepto de coralidad, y sobre todo femeninos, convencido de que llevarían el espacio político «más lejos» de lo que él ha sido capaz.
Aunque también, como señalan algunas fuentes, la renuncia de Iglesias también deja «vacío» al ser un líder carismático, con gran visión para introducir sus discurso en el panorama político y capacidad de compactar la organización.
RELEVO TRANQUILO
La Ejecutiva de Podemos ha acelerado el proceso y busca acometer un nuevo relevo tranquilo, con un periodo de transición corta para no generar incertidumbre ni alterar la cohesión que impera ahora en la organización.
No obstante, esa determinación ha generado alguna crítica, como la diputada de Unidas Podemos y vicepresidenta tercera del Congreso, Gloria Elizo, quien lamentó las «prisas» en convocar el Vistalegre IV al entender que «cuanto más crucial es la reflexión y el debate, más rápido se cierran las oportunidades de un proceso de renovación» en el partido. También dijo que el partido vuelve «a los mismos errores», como el priorizar a las «personas por encima del análisis».
Las elecciones de Madrid han dejado como víctima a Iglesias, que arriesgó su figura política en tratar de impedir la mayoría de la derecha en el 4M, pero la cita electoral estaba marcada en rojo también por un motivo: romper un ciclo de caída electoral y comenzar un nuevo periodo de crecimiento que, según detallaron desde el partido, tenía como punto de inflexión los comicios madrileños.
Su candidato lo consiguió de forma moderada, al garantizar la presencia de Unidas Podemos en la Asamblea, que antes de su paso se ponía en duda, y subir tres el número de escaños, hasta obtener diez diputados.
REFORZAR ALIANZAS
Y uno de los retos de la futura candidata es reforzar las alianzas confederales, abrirse a la sociedad y crear un proyecto aún más plurinacional. «Hacer un partido menos madrileño», recalcó el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, para indicar que la fortaleza también debe venir desde otros territorios y que el partido aspira a crecer.
Para ello, y después del debilitamiento de algunas confluencias y los malos resultados de las autonómicas y municipales de 2019, Podemos instauró el año pasado un proceso de militancia precisamente para robustecer la organización a nivel territorial, sobre todo municipal.
Tras las elecciones autonómicas y en una línea similar, la dirección de IU subrayó su apuesta por fortalecer Unidas Podemos en términos de «profundización democrática», «arraigo territorial» y «apertura social» como una «necesidad imperiosa».