Moreno vuelve con su Gobierno al Palacio de Carondelet tras el fin de las protestas
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, ha vuelto al Palacio de Carondelet, sede del Gobierno, junto a sus ministros, en un gesto de normalidad tras el fin de las multitudinarias protestas contra la reforma económica.
Moreno reapareció el martes en público desde el balcón del Palacio de Carondelet arropado por sus ministros y ondeando la bandera ecuatoriana ante la muchedumbre concentrada en la explanada frontal.
El pasado 8 de octubre, Moreno ordenó vía decreto el traslado del Gobierno a Guayaquil desde Quito ante la creciente violencia temiendo que se pudieran producir ataques directos contra la sede del Gobierno.
Lo cierto es que a lo largo de estos once días de protestas se han producido ataques contra edificios públicos, incluida la Contraloría, que llegó a incendiarse durante el pasado fin de semana.
Moreno ya había regresado a la capital ecuatoriana, pero el grueso de su Gabinete continuaba en Guayaquil. De momento, no ha habido un nuevo decreto para restaurar la sede del Gobierno en Quito.
«Ahora viene la justicia y la fortaleza, la reconciliación con justicia. Ahora viene la toma de decisiones para mejorar el futuro y para poder vivir en paz», proclamó, al tiempo que advirtió de que «la violencia puede volver».
CRISIS POLÍTICA
Las protestas, protagonizadas por los indígenas, aunque también ha habido participación de sindicatos y estudiantes, comenzaron el 1 de octubre, cuando Moreno dio a conocer el «paquetazo» de ajustes económicos pactado con el FMI a cambio de una inyección de 4.200 millones de dólares.
Las partes iniciaron el domingo un diálogo, bajo los auspicios de la ONU y la Conferencia Episcopal, en el que el Gobierno se comprometió a dar marcha atrás en su medida más polémica, la eliminación de los subsidios al combustible, y los manifestantes a poner fin a las protestas.
Moreno derogó el decreto 883 el lunes y accedió a negociar con los indígenas los nuevos ajustes económicos, para lo cual debían reunirse este martes, aunque la sesión fue pospuesta, según informaron los mediadores, por razones que no han trascendido.
El presidente ecuatoriano ha acusado directamente a su antecesor en el cargo y antiguo aliado, Rafael Correa, así como a sus socios, entre ellos el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, de orquestar las protestas para derrocar a su Gobierno en un «golpe de Estado», algo que ambos han negado.