Modificar el estilo de vida, junto a la farmacología, reduce los cánceres relacionados con la obesidad, según revisión


Una revisión publicada en la revista Frontiers of Medicine ha examinado la conexión entre obesidad y cáncer, esbozando mecanismos específicos y posibles estrategias de intervención, al tiempo que ha destacado la importancia de abordar las vías oncogénicas asociadas a la obesidad para prevenir el desarrollo del cáncer y sugiere que un enfoque multifacético, que combine modificaciones del estilo de vida con intervenciones farmacológicas, puede ser más eficaz para reducir la incidencia de los cánceres relacionados con la obesidad.

Así, la revisión señala que la inflamación, los desequilibrios hormonales, la desregulación de la microbiota intestinal, las alteraciones de los niveles de adipoquinas y los estímulos físicos y bioquímicos se identifican como mecanismos clave a través de los cuales la obesidad influye en el desarrollo del cáncer.

La inflamación crónica de bajo grado en el tejido adiposo, marcada por un aumento de la infiltración de células inmunitarias proinflamatorias y la liberación de citocinas, es una característica significativa de la obesidad y desempeña un papel en la carcinogénesis.

Por su parte, las alteraciones hormonales, como los niveles elevados de estrógenos, contribuyen al desarrollo de cánceres relacionados con la obesidad, especialmente en mujeres posmenopáusicas. La microbiota intestinal también está desregulada en la obesidad, lo que favorece la inflamación y la carcinogénesis.

Además, el tejido adiposo, un órgano endocrino activo, segrega adipoquinas como la leptina y la adiponectina, que pueden promover o inhibir el desarrollo del cáncer cuando sus niveles se alteran en la obesidad. Además, estímulos físicos como el aumento de la presión abdominal y la fibrosis intersticial contribuyen al riesgo de cáncer asociado a la obesidad.

IMPORTANCIA DEL CONTROL DE PESO

La revisión destaca las estrategias de prevención de los cánceres relacionados con la obesidad, haciendo hincapié en la importancia de controlar el peso mediante intervenciones dietéticas, actividad física, cirugía bariátrica y farmacoterapia. Las modificaciones dietéticas, incluidas las dietas mediterráneas, bajas en grasas y carbohidratos, reducen el riesgo de cáncer al aliviar la inflamación y el estrés oxidativo.

En este sentido, la actividad física regular normaliza el metabolismo inmunitario y mitiga la inflamación crónica, reduciendo el riesgo de cánceres asociados a la obesidad. Se ha demostrado que la cirugía bariátrica reduce significativamente la incidencia de cáncer tras la intervención.

Al hilo, las intervenciones farmacológicas, incluidos los medicamentos para perder peso y los fármacos dirigidos a vías oncogénicas, ofrecen un enfoque no quirúrgico para la prevención del cáncer en individuos obesos.

La revisión subraya la necesidad de un conocimiento más profundo de los mecanismos que vinculan obesidad y cáncer para desarrollar estrategias personalizadas de prevención y tratamiento. Plantea cuestiones sobre los distintos efectos de la obesidad adquirida y hereditaria en el riesgo de cáncer, la influencia del envejecimiento en estos efectos y el posible círculo vicioso entre el empeoramiento de la obesidad, la disbiosis de la microbiota intestinal y la promoción del cáncer.

Los autores indican que es necesario seguir investigando para explorar estas complejas interacciones y evaluar los efectos diferenciales de diversas estrategias de intervención sobre el riesgo de desarrollar distintos tipos de cánceres relacionados con la obesidad.

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