Modernización, nuevo armamento, operatividad y retribuciones, prioridades para un aumento del presupuesto de Defensa
Expertos avisan de la necesidad de planear bien un crecimiento al 2%: «Gastar es fácil, pero hay que invertir»
Un crecimiento del presupuesto en Defensa hasta el 2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) supondría una inversión millonaria que los expertos creen que no debería orientarse solo a la compra de nuevas capacidades para las Fuerzas Armadas, sino también a garantizar el sostenimiento de las actuales y su modernización. Las asociaciones militares piden además que no queden en el olvido sus condiciones de trabajo y, sobre todo, una mejora de sus retribuciones.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha llevado al Gobierno a abrir la puerta a un aumento del gasto en Defensa con el objetivo de alcanzar el 2% del PIB al que se comprometieron los países de la OTAN ya en el año 2014, aunque el Ejecutivo no ha concretado plazos para llegar a este porcentaje. Ahora, el presupuesto militar ronda el 1% del PIB y el presidente, Pedro Sánchez, se había comprometido a alcanzar el 1,24% en 2024.
Expertos consultados por Europa Press coinciden en que alcanzar esa cifra del 2% dependerá finalmente de la «voluntad política» que haya, aunque la guerra de Ucrania ha incrementado la percepción de amenaza para la seguridad que tiene la ciudadanía española y por tanto sería menos reticente a un crecimiento del gasto militar.
Así lo expone el investigador del Real Instituto Elcano Félix Arteaga, quien sostiene que ese aumento es «más posible» ahora que en anteriores ocasiones. Según recuerda, el compromiso de los países OTAN tuvo lugar tras la invasión de Crimea y se ha retomado ahora tras la nueva ofensiva rusa, aunque su mantenimiento en el tiempo dependerá de la duración de la guerra en Ucrania y la «presión» de Rusia.
Con un aumento del presupuesto, avisa de la necesidad de orientarlo bien para poder rentabilizarlo y que suponga una mejora de las Fuerzas Armadas a largo plazo. «¿Qué queremos?, ¿invertir o gastar?», pregunta advirtiendo de que «gastar es fácil» pero lo necesario es «mantener y hacer operativas» las capacidades actuales.
Este mayor presupuesto también podría dedicarse a aumentar los despliegues internacionales, según apunta, o a dotar a las Fuerzas Armadas de capacidades militares con las que no cuenta en la actualidad. Pero este último punto cree que debe ir muy ligado a un impulso a la industria nacional.
También la catedrática de la Universidad Complutense Aurelia Valiño cree que debería priorizarse la modernización. Y no solo en armamento, sino también en los procesos administrativos y de logística o en campos como la ciberseguridad. También señala que España debe reforzar su defensa marítima y aeroespacial y potenciar el I+D+i.
Valiño, autora de estudios sobre el gasto en Defensa, recuerda que la estructura de Defensa para sus compras es compleja, recurriendo a créditos anticipados a las empresas por parte del Ministerio de Industria. Por ello, considera que una de las prioridades sería también «pagar a tiempo y sin retrasos».
A su juicio, la inversión militar no puede plantearse en función de la coyuntura económica, sino de su necesidad. Y cree que en España siempre se ha gastado menos de lo necesario, algo que podría cambiar ahora una vez que la invasión de Ucrania puede aumentar la percepción de riesgo y por tanto «quienes están dispuestos a pagar más», coincidiendo con Arteaga.
EX JEMAD: «INVERTIR MENOS QUE LOS VECINOS ES PELIGROSO»
El ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) Fernando Alejandre ya analiza esta situación en su libro Rey servido y patria honrada , donde lamenta una falta de percepción entre la ciudadanía de las amenazas a las que se puede enfrentar España –dentro de una sociedad «buenista y pacifista»–, pese a que a su juicio el país tendrá que formar parte a medio o largo plazo de algún conflicto armado.
«Invertir en Defensa menos recursos, menos investigación, menos esfuerzo que nuestros vecinos no solo es peligroso, sino infame, y nos pone, a los que hemos hecho de la defensa de España nuestra profesión, a los pies de los caballos», denuncia el general. Con ello, cree que el objetivo del 2% es «el mínimo aceptable», pero avisa de que no se puede fiar todo a esta «cifra mágica» sin un adecuado cálculo presupuestario de lo que se espera de las Fuerzas Armadas españolas.
A su juicio, es necesario un equilibrio entre entidad, preparación, sostenimiento y modernización; ya que «la calidad de la fuerza importa tanto como la cantidad» y son necesarios también elementos como los de mando y control, inteligencia, ciberdefensa, interoperabilidad y muchos otros.
Un documento de opinión del año 2020 del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), el think thank de Defensa, ya señalaba que la inversión en defensa ha sido históricamente «una prioridad secundaria» en España pese a su creciente necesidad.
El documento, firmado por Fernando Álvarez Gómez-Lechón, sostiene que la inversión en defensa debe ser el resultado de una reflexión sobre el papel de la defensa en el contexto estratégico de España mirando al futuro, alineando las capacidades de las Fuerzas Armadas a las necesidades para salvaguardar la seguridad nacional y teniendo en cuenta los retornos que esa inversión genera en la industria nacional y la creación de puestos de trabajo.
«SIN OLVIDAR AL PERSONAL»
En este contexto, las asociaciones profesionales de las Fuerzas Armadas piden que no se olvide a sus efectivos en un incremento del presupuesto, sobre todo para mejorar sus retribuciones, que llevan años denunciando que están muy lejos del trabajo que realizan y por debajo de las de Policía Nacional y Guardia Civil.
En un comunicado conjunto, ASFASPRO, ATME y UMT defienden que el aumento del presupuesto no puede ir destinado exclusivamente a la inversión en programas de armamento y empresas del sector, mientras la mayoría de los militares reciben sueldos «paupérrimos» y sufren condiciones laborales «que dejan mucho de desear».
Las asociaciones militares centran sus aspiraciones en una mejora de las retribuciones, un mayor reclutamiento que permita mejorar la conciliación, sistemas de armas y material moderno en prevención de riesgos laborales y ayudas a la movilidad geográfica, además de inversión en la sanidad militar.
«Las Fuerzas Armadas necesitan la inversión anunciada; pero sin marginar ni olvidar, en ningún caso, las necesidades del personal militar. El valor más importante de las Fuerzas Armadas es el humano, ya que sin soldados no hay ejército y, sin este, no hay defensa. Es necesario tener un personal preparado, capacitado y motivado para cumplir con la misión de defender a nuestra sociedad y a nuestros conciudadanos», sostienen.