Mónica García llama a «derribar» el sesgo de género en salud, que «invisibiliza» las necesidades reales de las mujeres


También ha insistido en otra «barrera» a la que se enfrentan más de dos millones y medio de mujeres y niñas en España: la discapacidad

La ministra de Sanidad, Mónica García, ha llamado este jueves a «derribar» la estructura que tiene «enraizada» el sesgo de género en «las raíces más profundas» de la vida cotidiana, de la práctica clínica y de la práctica médica, ya que este sesgo «invisibiliza» las necesidades reales y específicas de las mujeres en investigación, protocolos, ensayos clínicos, diagnósticos, tratamientos o en la relación médico-paciente.

En estos términos se ha expresado la ministra durante la inauguración del Diálogo sobre Salud, Género y Discapacidad, organizado por Servimedia y Estudio de Comunicación. «Las necesidades de salud específicas de las mujeres durante mucho tiempo han sido ignoradas, han sido subestimadas», ha aseverado García en su intervención.

Según ha explicado, la «falta» de reconocimiento y estudio de las cuestiones médicas que afectan exclusivamente a las mujeres ha situado a este colectivo en una «posición de desventaja» frente al Sistema Nacional de Salud (SNS) y ha señalado que este problema concierne a todas las personas y requiere la acción de todos.

«Por eso, es imprescindible aplicar una perspectiva de género en salud tanto en el diseño de las políticas públicas como en la práctica sanitaria diaria para reconocer, visibilizar y diagnosticar realmente cuáles son las (cuestiones) que requieren unas soluciones más específicas», ha resaltado sobre el «reto» que tienen por delante todos aquellos involucrados en la sanidad.

Asimismo, Mónica García ha hecho hincapié en otra «barrera» a la que se enfrentan más de dos millones y medio de mujeres y niñas en España, la de la discapacidad. «Desgraciadamente, ya solo con el género nos encontramos con muchas barreras y a esas barreras, además, hay que añadirles una barrera que también está muy enraizada en nuestra sociedad, que es la barrera de la discapacidad, que tenemos que remover desde todas las áreas de nuestra sociedad», ha apuntado.

«Esta falta, además, de perspectiva de género y discapacidad genera graves consecuencias y muchas veces obliga a las mujeres a someterse a tratamientos pensados desde un modelo que no nos considera ni como mujeres ni como personas con discapacidad», ha asegurado.

La ministra de Sanidad ha compartido algunos datos sobre la realidad que enfrentan las mujeres con discapacidad en el ámbito sanitario. Según ha apuntado, se trata de una población que enfrenta tasas de enfermedades crónicas y de problemas de salud mental superiores a las de los hombres y a las de las mujeres sin discapacidad.

Asimismo, ha indicado que más del 20 por ciento de estas mujeres han sufrido violencia física o violencia sexual en algún momento de su vida, un porcentaje «muchísimo mayor» al resto de la población femenina. Y, citando al informe sobre los Derechos Humanos de las Niñas y Mujeres con Discapacidad de la Fundación CERMI Mujeres, ha comentado que la violencia machista contra mujeres con discapacidad de edad avanzada es un fenómeno que «muestra signos cada vez más alarmantes».

«Este colectivo, que creo que históricamente, repito, ha sido muy invisibilizado en las políticas públicas, es un colectivo del que nos tenemos que hacer cargo especialmente. Insisto, no solamente desde el Ministerio de Sanidad, no solamente desde el sistema sanitario, sino desde la sociedad en sí misma», ha subrayado García.

REIVINDICACIONES DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD

Tras la intervención de García, la jornada ha continuado con una mesa redonda en la que han participado tres mujeres vinculadas al ámbito de la discapacidad y de la salud que han manifestado distintas reivindicaciones y han puesto en valor el trabajo que queda por hacer.

La directora ejecutiva del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) y patrona secretaria de la Fundación CERMI Mujeres, Pilar Villarino, ha demandado el acceso de mujeres y niñas con discapacidad a los servicios de salud, incluyendo salud sexual y reproductiva y los servicios de salud mental.

«Concretamente, respecto a salud sexual y reproductiva, nosotros pedimos que haya servicios de referencia que permitan esa atención específica y a las necesidades individuales de las mujeres con discapacidad», ha explicado. Asimismo, ha pedido programas de formación para mujeres, niñas y adolescentes en este ámbito que sean universalmente accesibles.

Además, ha reivindicado que exista acceso a medios efectivos de planificación familiar, «que no siempre se tienen en cuenta cuando se habla de discapacidad», y ha aludido a la necesidad de que la obstetricia sea «inclusiva». «Y aquí quiero recalcar las situaciones terribles de cesáreas, a veces, impuestas a mujeres con discapacidad para evitar que tengan más hijos», ha aseverado.

Por otra parte, ha incidido en que los servicios de salud mental tengan un enfoque de género, así como en entrenar a los modelos de inteligencia artificial que se emplean en salud con datos que incluyan tanto a las mujeres con discapacidad como a toda la diversidad que existe.

Por su parte, la coordinadora del Libro Blanco de Salud y Género, Rosa Polo, ha enumerado algunos de los cambios que deben realizarse de cara al futuro. En primer lugar, ha instado a concienciar de que «existe esta brecha de género, no solo relacionada con la mujer sino con géneros diversos».

Además, ha pedido la formación y sensibilización de los profesionales de la salud para que sepan reconocer estas diferencias, que entiendan que «realmente existen y que no son un bulo», y vean de qué manera se pueden solventar. En este punto, ha reclamado que las mujeres puedan participar de forma «más intensa y más equitativa» en los ensayos clínicos, dado que su participación actual es «mínima».

«Sería fundamental que hubiera una monitorización continuada de todas aquellas acciones que se ponen en marcha para ver que realmente se están cumpliendo. Y para eso es necesario tener unas políticas que realmente sean inclusivas y unas políticas a largo plazo, no unas políticas a cuatro años. Yo creo que ese es uno de los problemas importantes con el que nos encontramos», ha destacado.

Con el objetivo de llevar a cabo todas estas tareas y evitar las brechas en salud que existen en España, Polo ha pedido la colaboración y el trabajo conjunto de todos.

Por último, la directora general del Observatorio de Salud, Marta Riesgo, ha apuntado también algunos datos recogidos en el Libro Blanco, como que, en España, cada ocho minutos fallece una mujer por una enfermedad cardiovascular o que la mitad de las mujeres que padecen migraña en este país no acceden al tratamiento correspondiente.

Así, ha profundizado en la necesidad de que las instituciones generen «políticas reales que permeabilicen en toda la sociedad y que marquen el rumbo». Al hilo, ha insistido en la necesidad de que exista un Plan Nacional de Salud con perspectiva de género. En este camino, ha incidido en que las compañías, el sector privado y la sociedad en general deben unirse a movimientos como los que se plantean con el Libro Blanco y el Foro de Salud y Género.

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