Marlaska reclama a las plataformas de Internet «algoritmos éticos» que limiten contenido radicalizado a menores
España emitió 62 órdenes de retirada de contenidos terroristas
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha llamado a la responsabilidad a las plataformas de Internet para que desarrollen «algoritmos éticos» que limiten la exposición de los usuarios, especialmente de los menores, a contenido radicalizado.
Asimismo, ha alertado del riesgo del uso de la inteligencia artificial generativo por parte de organizaciones terroristas durante su participación en el IX Foro de Internet de la UE, que se ha celebrado este jueves en Bruselas y que ha reunido a ministros de Interior de los 27 junto a representantes del sector privado y expertos del ámbito de la tecnología.
El encuentro ha estado presidido por la comisario de Interior, Ylva Johansson, y en él se han abordado los desafíos de la IA generativa y la lucha contra el abuso sexual de menores en la red.
Para el titular de Interior, es necesario seguir trabajando en la mejora de las capacidades de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para detectar contenido generado por la IA, y ha mencionado el Reglamento europeo para la retirada de contenidos terroristas en Internet como «una herramienta esencial de la que España está haciendo un uso intensivo», ha dicho.
62 ÓRDENES DE RETIRADA DE CONTENIDOS TERRORISTAS
Según señala el Ministerio en un comunicado, España emitió el año pasado 62 órdenes de retirada de contenidos terroristas y fue uno de los cuatro Estados miembros que emplearon la herramienta habilitada por Europol para transmitir estas comunicaciones.
En la segunda sesión del Foro de Internet se ha abordado también la lucha contra el abuso sexual de menores en línea y la propuesta de reglamento europeo sobre esta materia.
«La UE debe dotarse de un marco jurídico para responder a la insoportable amenaza que constituye el abuso sexual de menores», ha explicado el ministro, que ha asegurado que «pese a los avances, no es suficiente».
Marlaska ha manifestado al mismo tiempo la necesidad de conjugar esa lucha «con el respeto a otros derechos fundamentales, como la privacidad de las comunicaciones».