Los separatistas prorrusos denuncian el envío de mercenarios que se hacen pasar por «asesores de la OTAN»
El dirigente de la autoproclamada república popular de Lugansk, Leonid Pasechnik, ha denunciado el envío de mercenarios a Ucrania que se harían pasar por «asesores de la OTAN».
«Es un secreto a voces, hay datos oficiales sobre cientos de asesores de países miembros de la OTAN que mantienen una presencia rotativa en Ucrania… Además, van llegando mercenarios puros y duros que se hacen pasar por asesores», ha manifestado en una entrevista con la agencia de noticias Sputnik.
Así ha explicado que en varias localidades del este del país y que se encuentran en manos de Kiev, hay muchos combatientes que «hablan otros idiomas, llevan el uniforme de camuflaje extranjero y se comportan de una manera bastante provocativa».
Pasechnik ha afirmado además que «desde 2015, la CIA se dedica a la formación de expertos en lucha guerrillera». «En grupos pequeños, la CIA entrena en sus bases a los ucranianos y los manda de vuelta una vez que hayan aprendido los métodos de lucha clandestina, operaciones secretas, reclutamiento, sabotaje y uso de medios no militares como arma», ha indicado.
«La OTAN, cuando se vea obligada a retirarse de Ucrania, dejará ahí una multitud de saboteadores clandestinos para luego coordinar sus actividades y contar con una red de agentes en otro país que impediría a los ucranianos retomar la vida pacífica».
Por otra parte, el líder separatista ha matizado que Lugansk agradecería el suministro de sistemas antiaéreos, lanzaderas, drones, misiles antitanque y otro tipo de armamento desde Rusia para «enfriar» las «mentes febriles» en Ucrania.
Asimismo, ha advertido de que la menor «provocación o intento de escalada bélica implicará sangre, féretros y lágrimas de madres de los dos bandos». «Habría muertos y destrucción aquí, nada de leve paseo militar», ha dicho antes de asegurar que para Estados Unidos son «duros de roer».
Las autoridades de Rusia y Ucrania llevan las últimas semanas elevando su pulso político con acusaciones cruzadas sobre una ofensiva militar inminente, en un nuevo repunte de la tensión existente desde que en 2014 se inició la rebelión separatista en el Donbás y Moscú se anexionó la península de Crimea.