Los pescadores consideran «excepcional» la costera de la anchoa y valoran el «impulso» de Pesca a la IGP

Los pescadores cántabros consideran «excepcional» la costera de la anchoa de este año, tanto desde el punto de vista del tamaño del bocarte capturado como de los precios alcanzados, y valoran además la «voluntad firme» de la Consejería de Pesca para dar un «impulso» a la IGP (Indicación Geográfica Protegida) de esta especie.

Así lo ha destacado el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, Miguel Fernández, este martes en una rueda de prensa en la que ha acompañado al consejero, Guillermo Blanco, y a la directora de Pesca, Marta López, en la presentación de la primera ley que regulará la pesca marítima, el marisqueo y la acuicultura en la Comunidad Autónoma.

A preguntas de los periodistas sobre las pesquerías de este año, el también patrón mayor de Santoña ha indicado que la del bonito -que afronta cambios, ya que iniciará un mes antes de lo habitual- ha sido «excepcional» en 2019, al igual que la de la anchoa, en tamaños y precios.

De otra costera, la del verdel o caballa, Fernández ha reiterado que es «muy pequeña» la cuota asignada por España a la región, tras la pauta «bestial» impuesta desde Bruselas en el presente ejercicio.

IGP DE LA ANCHOA

Al margen de las pesquerías en sí, el portavoz de los pescadores se ha referido a la IGP de la anchoa, aplaudiendo el «impulso importante» dado a este sello en la reunión celebrada la semana pasada y que va a «marcar un antes y un después». «Empezamos, después de doce años, a caminar», ha asegurado.

En este sentido, ha considerado que gracias a la «voluntad» y «firmeza» de la Consejería una docena de conserveras se adhirieron al sello, con lo que se ha dejado de «dar vueltas» en torno a este asunto –que engloba a los dos sectores, el pesquero y el manufacturero– y en el que ya no va a haber «marcha atrás» tras el «salto cualitativo» dado, como ha apostillado Blanco.

«Si no lo hacemos nosotros, nos lo van a robar», ha defendido el consejero planteando la opción de que otros países que elaboran anchoas con bocarte del Cantábrico puedan solicitar la IGP, sello que tarda en expedientarse entre tres y cuatro años de media.

Sobre esta tramitación, a la que confía que se adhieran «unas cuantas más» conserveras, ha indicado que ha remitido una carta a los consejeros del ramo de Galicia, País Vasco y Asturias por si se quieren sumar a la distinción,, en cuyo caso se beneficiarían las cuatro comunidades del Cantábrico y el expediente dependería del Ministerio del ramo y de Europa.

Y en caso de que alguna de esas tres autonomías decline incorporarse a la IGP, entonces se va a «tirar por la calle del medio» y el sello será para la anchoa de Cantabria, corriendo en este caso la tramitación a cargo de la región y Bruselas.

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