Los nuevos usos para viejos espacios, a debate en las II Jornadas de Patrimonio y Arquitectura del COACM
Se han celebrado en Cuenca, y tienen vocación de continuidad, abordando todos aquellos aspectos de interés para la protección e intervención en el patrimonio, poniendo en valor la labor de liderazgo de los arquitectos en este sentido
El Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla La Mancha (COACM) ha celebrado, en Cuenca, sus II Jornadas de Patrimonio y Arquitectura, dándole continuidad a las primeras, organizadas en Toledo el año pasado. Esta segunda edición se desarrolló en tres bloques de contenido. Similares a los de la primera, en 2025 se han desarrollado bajo el prisma ‘Nuevos usos para viejos espacios’ que la definía.
Las II Jornadas de Patrimonio las han organizado el COACM y la sede conquense de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Han contado con la colaboración del Consorcio de Toledo, Consorcio de Cuenca, Diputación de Cuenca, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y Universidad de Castilla-La Mancha.
La decana del COACM, Elena Guijarro agradecía la notable asistencia de arquitectos, la aportación «del magnífico elenco de ponentes», al igual que ocurriera en la primera iniciativa, así como la colaboración de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo «que nos ha acogido en su casa». Guijarro insistía en que jornadas de este tipo, «no se pueden convocar sólo desde un colegio de arquitectos; deben ser multidisciplinares», y calificaba al evento, a su término, «como un éxito docente y de participación». Según la decana, el programa y los debates pusieron sobre la mesa «los problemas que tenemos en cuanto a la protección y rehabilitación del patrimonio, pero de forma constructiva, buscado soluciones para regular, por ejemplo, la intervención desde el punto de vista legislativo o de los particulares; definiendo cuáles deben ser los criterios de intervención o los tipos de patrimonio a proteger». Cómo ya sucediera en Toledo, el evento terminó con la sensación generalizada de que queda mucho que debatir en las que serán ya III Jornadas sobre Patrimonio del COACM en 2026.
Según la decana, otro de los objetivos cumplidos por el COACM con estas jornadas ha sido el de reivindicar, ante la sociedad y las administraciones, «el papel protagonista que, en la defensa del patrimonio, deben tener los arquitectos», por supuesto, siempre desde su interacción en equipos multidisciplinares y el estudio exhaustivo de las intervenciones». Por último, en sus conclusiones, Guijarro daba especial importancia a la necesidad de crear de inventarios o censos con distintos niveles de protección en función de las características de cada edificio. «Debe haber, también para apreciar como merece la arquitectura contemporánea, una relación de edificios con valor, para que, posteriormente, entre todos, podamos determinar cuál es exactamente ese valor y el grado de protección que se debe aplicar. De esta manera, cuando haya que rehabilitar los edificios catalogados, será necesario tener en cuenta no solo el valor del edificio, sino también que debe prevalecer sobre la intervención consecuente, y afrontarse desde el respeto y la humildad», aseveró.
La decana anunció que el COACM convocará cursos de formación en la materia y mantendrá o iniciará su colaboración con todas aquellas instituciones, públicas o privadas, que defiendan el patrimonio arquitectónico. En este sentido, el colegio castellano-manchego ha adquirido recientemente la condición de socio de Hispania Nostra. Asimismo se va a firmar, próximamente, un convenio con la entidad que incluirá, por ejemplo, el desarrollo de estos cursos de formación, con casos prácticos.
En su calidad de anfitriona, fue Miriam Calvo, coordinadora de la sede de la UIMP en Cuenca, quien dio la bienvenida a los asistentes. Por su parte, el presidente de la demarcación de Cuenca del COACM, Juan José Ramón, agradecía al Colegio castellano-manchego, y personalmente a la decana, la organización del evento en Cuenca. «Elena Guijarro sabe de la preocupación de los arquitectos por el patrimonio en Cuenca, como recurso importante para la ciudad, y, por lo tanto, conoce también la necesidad de mantenerlo para que la ciudad cuente con más oportunidades de desarrollo».
Ana Ponce, delegada de Fomento de la Junta de Comunidades en Cuenca, destacaba, por su parte, la continuidad de las Jornadas en 2025, así como el buen entendimiento institucional del Gobierno regional con los arquitectos.
El rector de la UCLM, Julián Garde, destacó la presencia de su universidad en las Jornadas con una interesante ponencia sobre las cuevas de Tomelloso de dos profesores de la Escuela de Arquitectura de Toledo, e hizo lo propio con la relación de la institución que dirige con la Arquitectura. «La UCLM está alojada en destacados edificios, algunos de ellos declarados Bien de Interés Cultural, tanto en los dos campus de Toledo: San Pedro Mártir y La Fábrica de Armas, como en el de Almadén, motivo por el que nos sentimos doblemente representados en estas Jornadas», señaló, en alusión al lema en 2025. El rector citó expresamente a uno de los ponentes de la Jornadas, Diego Peris, cuya contribución fue esencial para que los edificios referidos se dediquen hoy a la enseñanza. «Hizo un gran trabajo para rehabilitarlos y para darles un nuevo uso», señaló Garde.
El rector aprovechó la ocasión para anunciar la creación de un grupo de trabajo de la conferencia de rectores de universidades españolas específico para las ciudades que son patrimonio mundial al objeto de afrontar problemas comunes de forma conjunta.
El primer bloque de las Jornadas se dedicó a la ‘Legislación actual en materia de protección de patrimonio’. Lo moderó Jesús Corroto, arquitecto y gerente del Consorcio ciudad de Toledo. Corroto aportó su visión sobre cómo interpretar el patrimonio y agilizar estos usos, en esta ocasión citando al Premio Prikter de Arquitectura en el año 2012, el chino Wang Shu, cuando se refería a que lo viejo tiene derecho a convivir con lo nuevo y a que el arquitecto debe aprender de los artesanos, y, en general, de los oficios. «El reciclaje viene de lejos. En China es una constante, todo se reutiliza. Por eso, Wang Shu llegó a la conclusión, con la que coincido plenamente, de que la rehabilitación de edificios debe seguir la sana costumbre de entrelazarse con la historia inherente al lugar e incluir materiales viejos, reduciendo el número de elementos nuevos, si quiere ser respetada en el futuro», afirmó.
Enrique Saiz Martin, arquitecto especialista en gestión de patrimonio y exdirector general de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León, hizo una breve exposición de los principios de la nueva ley de Castilla y León sobre patrimonio cultural. Recién aprobada, pertenece a la nueva generación de estas leyes que da continuidad a la asunción de competencias por parte de las comunidades autónomas, tras la aprobación de la Constitución Española, y asumido el referente de la Ley 16/85 de Patrimonio Histórico Español. Saiz Martin reflexionó sobre cuáles son las características de estas nuevas leyes, que tienen que ver con una ampliación del concepto de patrimonio a partir de la evolución de su concepto social, pero también aportó una visión trasversal, que no solo afecta a los valores científicos, técnicos académicos, históricos o artísticos del patrimonio, sino que tiene que ver con la vida misma de la sociedad, con la que está llamada a integrarse, tanto en el ámbito estrictamente social como en el ámbito de las actividades empresariales, desarrollo económico, gestión del territorio o del desarrollo de políticas de servicio público. El arquitecto castellanoleonés afirmó que «esta integración es clave para redactar legislaciones adaptadas a la nueva realidad del patrimonio cultural».
Enrique Saiz puso algunos ejemplos de cómo se está llevando a la práctica esta visión en Castilla y León. Así, se refirió a las nuevas categorías de bienes de interés cultural (BICs) que se han ido aprobando en aquella región con la intención de crear un censo para no catalogar, y por lo tanto, no proteger con la misma intensidad, todo aquello que tiene un carácter histórico o cultural. De esta manera se establece un censo general en el que se pueden incluir bienes que, con carácter preventivo, tienen un interés patrimonial. En el futuro se deberá ratificar si se requiere, o no, un grado más intenso de protección.
La introducción de estas nuevas categorías de bienes responde a la cada vez mayor complejidad de los bienes patrimoniales y su creciente territorialización. «Hablamos, por ejemplo, de las áreas patrimoniales, que se inscriben como una figura y que afectan a los bienes que no son monumentos individuales; hablamos de conjuntos históricos, zonas arqueológicas, vías históricas; pero también de conjuntos industriales que tienen un valor, pero que no se pueden tratar como monumento o conjunto histórico», señaló.
Dentro de las áreas patrimoniales, la Ley de Castilla y León recoge un nuevo tipo: los paisajes culturales, o la interacción entre la naturaleza y la actividad humana, que son, desde el Convenio de Florencia de 2002, que España suscribe en 2007, «una necesidad a la hora de poder intervenir en la protección y la difusión de los valores del paisaje entendido como valor cultural, y no solo ambiental».
Todas ellas son figuras nuevas que ha establecido la Ley, 7/2024, de 20 de junio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León.
Desde el punto de vista de la gestión, Saiz refirió novedades, como es el mayor diálogo y la propuesta de una cultura del trabajo con entidades sectoriales del urbanismo y de la evaluación ambiental. «Esta interacción no debe ser, para los responsables del patrimonio, una realidad a la que enfrentarse o controlar, sino una forma de trabajar juntos para construir las realidades sociales», opinó. El arquitecto también habló sobre la puesta en marcha de mecanismos de colaboración con los ayuntamientos en sus actividades urbanísticas, con el Estado e incluso con las empresas privadas, para que su actividad sobre el patrimonio sea de mutuo interés, «favoreciendo actividades que tengan un fin social último pero que redunden en la protección del patrimonio». En este sentido, Saiz puso el ejemplo de cómo Telefónica está desarrollando nuevas tecnologías que permiten controlar los edificios, y su mantenimiento, a distancia, con el internet de las cosas, en la España Vaciada.
Con todo ello, el arquitecto dibujó una panorámica general de esta segunda generación de leyes, y en particular de la nueva Ley de Castilla y León, que están poniendo en marcha ahora las comunidades autónomas, aportando como conclusión que es necesario un equilibrio entre la necesidad de protección del patrimonio y la de intervenir para hacer accesibles los edificios y conjuntos históricos del pasado. «El adecuado balance no se resuelve solo con leyes, sino con pericia profesional y con un diálogo permanente entre los colegios de arquitectos y otros colectivos profesionales, sobre la base de la legislación», aportó.
Correspondió a Patricia Hevia, arqueóloga jefa de servicio de Patrimonio y Arqueología de la JCCM presentar la actualidad legislativa en la materia de Castilla-La Mancha, una región que cuenta con dos precedentes, la actualmente en vigor Ley de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha 4/2013, y su antecesora, la Ley 4/1990. Hevia anticipó en su presentación que «estamos pensando ya en la tercera ley regional de patrimonio». La jefa de servicio introdujo tres temas: la incorporación de nuevos conceptos en la legislación, la incorporación de nuevas tecnologías en la gestión y la adaptación a los retos y necesidades derivados del cambio climático, «con los que nos hemos topado en el transcurso del año que ha transcurrido entre una y otra jornadas de patrimonio convocadas por el COACM».
La jefa de servicio explicó que dos textos legales que, a priori, no tienen que ver con el patrimonio cultural: el Proyecto de Ley de Medidas Administrativas y Tributarias de Castilla-La Mancha y el Anteproyecto de la famosa Ley de Simplificación Administrativa de Castilla-La Mancha, incluyen epígrafes que modificarán obligatoriamente la Ley de Patrimonio Cultural, la 4/2013.
El Proyecto de Ley de la primera, ahora en fase de alegaciones, recoge dos modificaciones estructurales que deberá recoger la tercera ley de patrimonio castellano-manchega. En el artículo 8, y en lo referente a las categorías de Bienes de Interés Cultural, incluye la de paisaje cultural. Este paisaje cultural también va a modificar el Artículo 41, en lo tocante a la necesidad de redactar planes especiales de protección de las áreas afectadas. Los paisajes culturales van a ser unas declaraciones complejas, porque van a necesitar que se regule lo que se protege, pero también sus usos permitidos y no permitidos.
Según explicó Hevia, la nueva legislación de Patrimonio de Castilla-La Mancha incluirá también las evaluaciones de impacto patrimonial, puesto que UNESCO ha creado esta figura en la protección de los BICs asociados a la declaración de patrimonio mundial. Con estas evaluaciones se obliga a elaborar un informe, previo y multidisciplinar, que deben redactar arquitectos, ingenieros, arqueólogos, historiadores y documentalistas.
El otro texto que va a afectar a la futura nueva ley de patrimonio de Castilla-La Mancha es el Anteproyecto de la Ley de Simplificación y Agilización Administrativa de Castilla-La Mancha. La famosa declaración responsable, que ya se conoce en otros ámbitos como el urbanismo, se quiere introducir ahora para regular los cambios de uso de los bienes de interés cultural. El artículo 36 de la actual Ley de Patrimonio de Castilla-La Mancha recoge que cualquier cambio de uso debe ser autorizado de forma previa. Lo que propone el Anteproyecto es la modificación de este artículo para que los cambios de uso en los BICs se puedan realizar mediante una declaración responsable, que debería llegar a la consejería competente en materia de patrimonio cultural, previo registro, «a la que podemos poner reparos y establecer condiciones», señaló Hevia. Asimismo, se pretende que las declaraciones responsables afecten a los conjuntos históricos que no tienen plan especial redactado, que son la inmensa mayoría.
Otra modificación que afectará a la futura nueva Ley de Patrimonio, es la introducción de la figura de entidades colaboradoras, es decir, empresas privadas que van a poder elaborar informes relativos al patrimonio cultural. Así, se incluirá un título, el número 7, que va a añadir tres artículos, obligando al registro de estas entidades en Castilla-La Mancha y a contar con, al menos, un millón de euros de capital social. «Todas estas son modificaciones de peso y de fondo. Algunas son más agradables, como la categoría del Paisaje Cultural, pero otras, nos va a costar desarrollarlas», terminó Hevia.
El segundo bloque de las Jornadas se dedicó al análisis de la ‘Protección y uso del Patrimonio Arquitectónico’. Lo moderó el presidente de la demarcación del COACM en Cuenca, Juan José Ramón. «No voy a aprovechar el día de hoy para quejarme de las bajas en el patrimonio que hemos sufrido en Cuenca. Por el contrario, pretendo poner en valor la necesidad de conservar mantener y proteger este preciado bien. Es nuestra obligación, para legarlo en las mejores condiciones a las nuevas generaciones», afirmó. En este sentido, Ramón subrayó que es necesario saber para qué se va a usar el elemento recién restaurado, puesto que, al día siguiente de concluir la intervención, hay ya que mantenerlo. «Plantear los nuevos usos del patrimonio es la mejor manera de revitalizarlo y de darlo a conocer», sentenció.
Juan Alonso, geólogo, y José Antonio Aguado, arquitecto, ambos profesores en la Escuela de Arquitectura de Toledo, hablaron sobre la ‘Recuperación de cuevas y areneros en Tomelloso. Análisis y cartografía. Estabilización’. Los docentes explicaron el convenio firmado entre la UCLM y el Ayuntamiento de Tomelloso, a raíz de diferentes colapsos acaecidos a partir del año 2021, que afectaron al vial y a varios edificios. Este acuerdo -ahora recién renovado- fue la respuesta a la alarma social generada por aquellos hechos, puesto que una de sus finalidades es la de analizar las causas de estos colapsos, y, consecuentemente, trabajar en su prevención y ejecutar intervenciones de emergencia. En Tomelloso, existen más de 2000 cuevas bajo el suelo urbano de las que es necesario determinar su grado de peligrosidad. «Nos hemos centrado en el estudio de un tipo de cuevas, las cuevas arenero, que surgen a partir de la economía de subsistencia de gente muy humilde que necesitaba extraer esos áridos para venderlos a las fábricas de terrazo. El resultado de esta coyuntura son cuevas amorfas, de grandes luces y muy mal trazado, puesto que seguían la veta sin ningún otro criterio. En el caso de las bodegas, al menos había profesionales que sabían cómo picar y hasta donde llegar», explicó Aguado.
Los profesores describieron la intervención en una cueva, con más de 40 metros de largo, luces de 12 metros -hasta 16 en algunos puntos- y con amenazas de derrumbe en el fondo de una alcantarilla. La solución aportada por la UCLM consistió en la creación de un acceso paralelo, excavando en mina, la limpieza de los escombros y la construcción de una serie de pilares de fábrica, siguiendo modelos tradicionales, hechos de ladrillo en su exterior, y con un interior de mortero de cal y la propia piedra caliza que había caído de la bóveda de la cueva. «Utilizamos los materiales disponibles y una técnica romana. Fue una intervención sencilla, pero novedosa, por la forma de los pilares en forma de diábolo, para que su geometría nos ayudara estructuralmente», explicó Aguado. Esta solución se ha convertido en un prototipo que puede ser ejecutado por albañiles -mano de obra con una especialización media-, sin necesidad de emplear técnicas constructivas complejas, ni, por lo tanto, excesivamente caras. En cuanto al posibles uso de estos espacios, Aguado señaló que, de forma previa, hay que catalogar su peligrosidad y estabilizarlos, para evitar el colapso del viario, en Tomelloso y en otras localidades que sufren este mismo problema. El profesor apuntó que «se debería abrir la normativa para que permita nuevos usos, en este caso, bajo rasante», y señaló que «habrá que inventarse estos nuevos usos», citando como por ejemplo la construcción de viviendas experimentales. «Si en Villacañas estas casas bajo tierra son catalogadas como las viviendas del siglo XXI, en Tomelloso podríamos hablar de los palacios del siglo XXI».
Juan de Dios de la Hoz, arquitecto especializado en la restauración de patrimonio, habló sobre ‘La difícil compatibilidad entre valores y usos del patrimonio histórico construido’. De la Hoz dejó en las Jornadas muchas reflexiones interesantes. «La dificultad no reside en lo que vamos a restaurar, un edificio hermoso, que ha llegado hasta nosotros porque está construido a buen seguro por los mejores artistas y artesanos de su tiempo. Si lo que queremos es sobreponernos a ellos, probablemente nos equivoquemos, mientras que si lo que queremos es acompañarlos en su tarea, muchos años después, probablemente acertemos, porque el problema no es el bien cultural sobre el que trabajamos, sino el uso que se le dé», afirmó. La arquitectura es, de todas las artes, la única que está ligada a un uso que cambia con el tiempo. Así, la historia de los edificios es la historia de las intervenciones que han sufrido. «Una y otra, son inseparables. Son la biografía del edificio. En conclusión, o encontramos un uso compatible y adecuado a su carácter, o el bien se perderá, o alterará, de manera irremediable», afirmó, reconociendo, «aunque sea impopular decirlo hoy aquí, que en algunas ocasiones los arquitectos hemos intervenido en exceso».
Ahora bien, ¿cuál es el uso que es capaz de mantener el bien y no alterar sus valores? Juan de Dios de la Hoz aconsejó a los alumnos de la Jornada la lectura del libro ‘El culto moderno a los monumentos’ de Aloïs Riegl (1858-1905), uno de los principales representantes del formalismo en la historia del arte, en el que define el valor rememorativo intencionado de los edificios que tienen desde el principio. «Si lo respetamos, se mantendrá siempre presente y vivo en la conciencia de la posteridad, aspirando de modo rotundo a la inmortalidad». Además de este valor, el arquitecto citó muchos más que atesoran los edificios patrimoniales, pero fundamentalmente, a juicio de De la Hoz, tres: arquitectónico, documental y significativo. «Cuando se integran todos ellos en un solo proyecto, se puede definir la autenticidad del bien», señaló. Sobre los criterios de intervención que se deben tener en cuenta para mantener estos valores, «debemos sopesar cuáles son los que tenemos, y, sin que prevalezca excesivamente uno sobre otro, darle al edificio un uso compatible, que respete la mayor cantidad posible de ellos, con humildad, sin sobreponernos a lo que hay y, por lo tanto, sin dejar una huella notoria», aportó.
Como ejemplo de buenas prácticas, el ponente citó la restauración del Oratorio del Partal, un edificio de planta rectangular construido durante el reinado del sultán Yusuf I (1333-1354) y vinculado al funcionamiento del Palacio del Partal. Es obra de dos conservadores que han marcado la historia de la restauración en La Alhambra: Rafael Contreras y Leopoldo Torres Balbás. «Ellos recuperaron esta fachada a partir de un elemento abstracto, amorfo, los alfices, rellenos de unas manchas de yeso. Sin embargo, no nos disturba su contemplación, ni nos hace pensar que estamos viendo un edificio del XIX, porque lo que estamos contemplando es La Alhambra», dijo. En cuanto al uso, Juan de Dios de la Hoz puso dos ejemplos contrapuestos. Uno fue la recuperación del teatro romano de Sagunto, donde la intervención ha creado un recinto en el que se pueden representar obras. «Se ha sobrepuesto el uso a la conservación de los restos», señaló. En el otro extremo está el teatro romano de Cartagena, de Rafael Moneo, que ha recuperado el edificio del teatro, sin que se pueda representar nada en él. «Entre una y otra actuación, tenemos el debate que queramos», dijo.
El tercer bloque de las Jornadas abordó el interesante tema de ‘La protección de la arquitectura contemporánea’. El debate lo moderó Daniel León, arquitecto y jefe de la oficina técnica del Consorcio Ciudad de Cuenca. «Los arquitectos de Cuenca estamos de enhorabuena, puesto que el COACM ha elegido nuestra ciudad para albergar estas II Jornadas de Patrimonio, dando cabida a un tema candente, como es el de la protección de la arquitectura moderna», señaló. Daniel León introdujo en el debate la protección de los elementos contemporáneos en los cascos históricos. La conversación posterior suscitó un buen número de preguntas, que quedaron en el aire para una posterior toma de posturas institucional y ejecutiva. ¿Qué se protege?, ¿con qué criterio: antigüedad o calidad?, ¿qué pasa con las arquitecturas del siglo XX? o ¿quién establece los criterios para actualizar o mantener el uso? Estas fueron algunas de las cuestiones que afloraron en este tercer bloque. «Tenemos que propiciar que la sociedad respete el patrimonio, hacer pedagogía en este sentido, poner en valor los elementos arquitectónicos contemporáneos y establecer los requisitos legales para proteger este patrimonio, que son tan difíciles de legislar en el caso de edificios recientes, si queremos protegerlos de la especulación», argumentó el arquitecto, quien, además, fue el responsable, junto a su hermano Pablo, de la singular visita guiada a la catedral de Cuenca con la que concluían las Jornadas.
Con el ejemplo de Miguel Fisac, habló Diego Peris, doctor arquitecto y presidente de la Fundación Fisac, quien había sido citado por el rector de la UCLM esa mañana. «Por fin hemos empezado a entender que la arquitectura del movimiento moderno es una arquitectura que debemos valorar y conservar, y que forma parte de nuestro patrimonio. Debemos conservarla y restaurarla por varias razones. En primer lugar porque tiene problemas constructivos que es necesario resolver. Pero también porque las funciones y los usos de los edificios cambian. El tiempo ha pasado y hay actividades que no se quieren mantener», explicó Peris. En otros países, la arquitectura de los grandes maestros del movimiento moderno, como Le Corbusier, Mies van der Rohe o Walter Gropius han sido restauradas porque necesitaban adaptarse a los nuevos tiempos. «Los distintos gobiernos de sus respectivos países han entendido que ese patrimonio era importante. La Villa Saboye, de Le Corbusier, es un edificio digno de conservar, como parte de la historia de Francia. La Bauhaus se ha recuperado, y es patrimonio de la humanidad, después de no pocas peleas con gobiernos de distinto signo político. Edificios como la Casa de la Cascada, de Frank Lloyd Wright, han sido rehabilitados gracias a una inversión millonaria que la ha puesto a disposición del mundo entero», destacó Peris.
Este hecho puntual, en estos edificios singulares, se ha trasladado a muchas otras obras de la sociedad. En España, Peris se refirió a los ejemplos de un arquitecto importante en la segunda mitad del siglo XX, como fue el ciudadrealeño Miguel Fisac. El ponente se refirió a obras que fue necesario rehabilitar, como el Centro de Estudios Hidrográficos (Madrid) en el que se cambiaron todas las vigas, pero buscando una semejanza con los elementos originales, y, por lo tanto, manteniendo su imagen interior y exterior. Pero tambien recordó casos de malas prácticas con la obra de Fisac, como por ejemplo la demolición de La Pagoda (1989) o el pintado del Pabellón Polideportivo la Alhóndiga en el municipio de Getafe, una de las últimas obras de Fisac en la que tuvo la oportunidad de utilizar sus estudios de décadas sobre la estructura y las texturas de las fachadas.
Peris afirmó que es necesario proteger legalmente el patrimonio arquitectónico, estableciendo las medidas oportunas y las calificaciones necesarias. Esta protección va a requerir la redacción planes especiales, en el caso de los conjuntos históricos, o actuaciones tanto de la administración regional como de la municipal. «No sólo los edificios anteriores al siglo XIX forman parte de la memoria colectiva; también los del XX. Tenemos que establecer los instrumentos para mantenerlos vivos, con nuevos usos y adaptaciones funcionales. La arquitectura es parte de la vida de la gente y elemento esencial de la actividad de las ciudades y de la vida cotidiana», afirmó Peris.
En este mismo sentido se pronunció el último ponente, Juan Antonio Ortiz Orueta. Doctor arquitecto, vicepresidente 1º del CSCAE y coordinador del grupo de trabajo de Patrimonio en el Consejo, Ortiz Orueta destacó la oportunidad y relevancia de la Jornada, así como de la modificación de los usos en los edificios patrimoniales. «He pretendido transmitir importancia del patrimonio arquitectónico contemporáneo. No sólo el histórico es importante para mantenerlo e intervenirlo con criterios idóneos. Los edificios del siglo XX tienen valores que tenemos que preservar, puesto que, además, están sometidos a cambios de uso cada vez más rápidos en el tiempo», señaló. Ortiz Orueta insistió en la idea de que hay patrimonio contemporáneo que se debe preservar, «no todo, ni es necesario congelarlo en el tiempo, pero es importante saber intervenirlo con criterios adecuados», puntualizó, algo para lo que se requiere la sensibilización de los arquitectos y también una sensibilización social para que los usuarios, los promotores y la propia sociedad entiendan la importancia de que todo esto se materialice de manera adecuada. El ponente aportó su visión de que existen cuatro niveles de diferente carácter en la arquitectura contemporánea que merece la pena divulgar y atender a una adecuada intervención en ellos: arquitecturas catalogadas, arquitecturas registradas, arquitecturas valiosas y arquitecturas de la memoria.
En todo caso, el doctor arquitecto señaló que «la mejor manera de proteger la arquitectura de calidad es que contenga un uso que la haga útil para la sociedad en su conjunto. Y nada más propio y adecuado que sean los colegios de arquitectos, quienes promuevan estas jornadas, puesto que son los arquitectos quienes firman las intervenciones, proyectan e imaginan estos nuevos usos. Independientemente de que requiera la intervención de otros profesionales, la intervención en el patrimonio debe estar liderada desde la arquitectura de calidad», terminó.
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