Los médicos piden una estrategia y marco jurídico común para controlar la segunda ola de contagios del Covid-19
El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) ha pedido una estrategia y marco jurídico común, que conjugue un tratamiento social con una perspectiva más a largo plazo, para controlar la «descontrolada» segunda ola de contagios del Covid-19.
Precisamente por este motivo, la Comisión Asesora COVID-19-OMC ha publicado su décimo informe con el objetivo de ofrecer un diagnóstico de la situación actual y una serie de recomendaciones o líneas de actuación básicas para evitar un nuevo colapso sanitario y social en el corto, medio y largo plazo que proteja el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Así, el informe pone de manifiesto la necesidad de trabajar para superar algunas de las barreras a las que se enfrenta actualmente España como son, por ejemplo, las «lagunas de conocimiento, marcos institucionales imperfectos, un clima político crispado, y una conciencia social inestable e inconsecuente».
A juicio del organismo, la segunda ola de la pandemia constata la «falta de control» de la misma en España; una evidencia que impacta en la sociedad, en la economía, y en la sanidad creando «desilusión, daño, desmoralización y crispación».
Por ello, ha destacado la necesidad de que el capital de «prestigio y legitimidad» de los médicos y otros profesionales sanitarios se ponga al servicio de la superación de esta «profunda y compleja» crisis a la que el país se enfrenta, y de que se cree una estrategia común.
«En los servicios asistenciales llueve sobre mojado: la Atención Primaria se satura y desborda allí donde hay trasmisión comunitaria; también los hospitales pierden capacidad de atender pacientes no-COVID. La moral de los sanitarios decae», han dicho los médicos, para avisar de que el SNS puede no salir «indemne de la pandemia, salvo que se hagan muchas cosas, rápido y bien, para corregir el rumbo».
Y es que, tal y como han lamentado, el reforzamiento de la salud pública ha sido «desigual y algo desalentador», y el desconfinamiento ha sumido en un letargo veraniego muchas iniciativas necesarias de reforzamiento activo. «No hay buena información de rastreadores ni de su actividad, pero todo parece indicar que la capacidad de trazar cadenas de contagio es muy pequeña, aunque en esto hay diferencias entre comunidades autónomas», han denunciado.
Por otra parte, y tras calificar de «buena noticia» la mayor disponibilidad y tipos de pruebas diagnósticas, los médicos han advertido de que «no lo es su mal uso en cribados poblacionales promovidos» por autoridades políticas por desinformación o por campañas de imagen. A su entender, sólo cuando los test se indican en base a un previo juicio clínico o de salud pública se puede garantizar que sean instrumentos efectivos para combatir la Covid-19.
Del mismo modo, y para que los pacientes no-COVID no sigan «des-priorizados», el organismo ha destacado la necesidad de incluir en las estrategias y planes de contingencia medidas de reforzamiento para atender el retraso que se acumula en pacientes nuevos, en el control y revisión de enfermos crónicos o en su seguimiento; así como medidas para abordar las secuelas y problemas de salud mental que Covid-19 está dejando y dejará en muchas personas.
CLIMA «ADVERSO» PARA GENERAR CONFIANZA
«La conciencia social se desorienta y desfallece ante la nueva fase de pandemia; los mensajes desde la Salud Pública llegan mal; la crispación política produce un clima adverso para generar confianza y adherencia; el mundo científico a veces no ayuda con la creación prematura de expectativas con investigaciones preliminares e inmaduras; y los medios de comunicación y las redes sociales amplifican en general la confusión e irritación existente y la tiñen de sensacionalismo y desmesura. Esta situación invita y obliga a la profesión médica a dar un paso adelante en la información a pacientes y ciudadanos», han dicho desde la organización.
Por ello, han abogado por impulsar una mejor organización de la lucha contra la pandemia, dotar de claridad a los criterios de actuación de las autoridades, y promover mejoras en el marco jurídico que sustenta las decisiones de salud pública. Además, han avisado de que la vigilancia epidemiológica («rastreos» incluidos) y el reforzamiento de la Atención Primaria y su conexión con el sistema de salud pública son «dos focos claros de problemas» por omisión de actuaciones necesarias.
«Es prioritario dirigir mensajes a la población para emplear el capital de prestigio y legitimidad de la profesión en cambios de comportamiento que faciliten el control de la pandemia, reduzcan el daño sanitario y aminoren el coste social. Y también combatiendo los planteamientos negacionistas de la COVID-19 y/o de sus efectos, especialmente cuando los mismos proceden de personal sanitario», han apostillado desde el CGCOM.
Finalmente, han sugerido cambiar el relato para contribuir a la cohesión social (que nadie se quede atrás); no dejar atrás a los pacientes no-Covid; dar una perspectiva temporal más dilatada para que la población se prepare a una carrera de fondo; hacer abogacía para apoyo económico de negocios y familias afectadas por las medidas de confinamiento y cierre; explicar que la forma más efectiva y eficiente de controlar pandemias es a través del tratamiento social más que del enfoque clínico, para dar relevancia a la contribución individual al protegerse y proteger a otros; trasladar un mensaje realista pero positivo de las posibilidades y limitaciones de la ciencia y la técnica, denunciando el sensacionalismo y la generación de falsas expectativas.