Los últimos avances terapéuticos en sarcomas abren la puerta a nuevas terapias en subtipos poco frecuentes
Los sarcomas y, en particular, los tumores del estroma gastrointestinal (GIST), han experimentado importantes avances en su diagnóstico y tratamiento en los últimos años, pasando de ser tumores mal identificados y resistentes a la quimioterapia convencional, a convertirse en una entidad biológica bien entendida, según destacan desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Así, los tres fármacos aprobados para enfermedad metastásica -imatinib, sunitinib y regorafenib- han permitido aumentar la supervivencia de 12 meses a más de 5 años.
Imatinib también se emplea durante tres años en enfermedad localizada de alto riesgo tras haber demostrado el aumento de supervivencia de estos pacientes. En una Sesión Plenaria virtual de ESMO en 2024 se presentaron los datos del estudio IMADGIST (3 vs 6 años de imatinib adyuvante en GIST localizado con alto riesgo de recaída) que mostró un incremento en la tasa de supervivencia libre de enfermedad a tres años del 55 al 87 por ciento a favor de seis años de imatinib de mantenimiento, con datos inmaduros para supervivencia global.
Se siguen aprobando nuevos fármacos por las autoridades regulatorias internacionales: ripretinib, un fármaco eficaz en pacientes con GIST una vez ha progresado a todos los tratamientos habituales; avapritinib, el primer fármaco activo frente a la mutación PDGFRA D842V. Actualmente, el GIST sigue siendo una patología de intensa investigación clínica.
En los sarcomas existen dos grandes grupos: los sarcomas de partes blandas (SPB), que se desarrollan en los tejidos blandos del organismo como los músculos, tendones, grasa, etc. y los sarcomas óseos (del esqueleto). Los GIST, como hemos señalado, son técnicamente sarcomas de partes blandas, pero se consideran aparte por sus características diagnósticas y terapéuticas especiales. De hecho, existen más de 150 variedades de sarcomas reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los SPB son tumores poco frecuentes. Constituyen aproximadamente un uno por ciento del total de tumores malignos, y son responsables del dos por cienti de la mortalidad debida a cáncer. Su incidencia estimada en la Unión Europea es de unos cinco casos nuevos al año por cada 100.000 habitantes. Los SPB son ligeramente más frecuentes en hombres que en mujeres, y pueden verse en todas las edades, incluso en niños y adolescentes. Sin embargo, la edad de máxima de aparición en adultos se encuentra entre los 40 y 60 años.
La gran mayoría de casos diagnosticados no están asociados a ningún factor de riesgo conocido. No obstante, en un pequeño número de casos pueden reconocerse factores predisponentes: la presencia de algunas raras enfermedades hereditarias, entre las que destaca la neurofibromatosis o enfermedad de Von Recklinghausen, que se asocia al desarrollo de algunos tipos de sarcomas; y la administración previa de radioterapia varios años antes, que se asocia al desarrollo de sarcomas postirradiación, particularmente resistentes al tratamiento.
Por otra parte, los sarcomas óseos son tumores muy infrecuentes y afectan sobre todo a niños y a adolescentes. La incidencia se estima en 1 paciente nuevo por año por cada 100.000 habitantes. Esto viene a suponer unos 400 casos nuevos al año en nuestro país. A pesar de su rareza, constituyen la quinta causa de cáncer en adolescentes y jóvenes entre 15 a 19 años.
En estos pacientes, algo más de la mitad de los sarcomas óseos son osteosarcomas, una tercera parte son sarcomas de Ewing y menos del diez por ciento son condrosarcomas. El sarcoma de Ewing es muy poco frecuente en adultos. Sin embargo, el osteosarcoma tiene una distribución por edades de tipo bimodal, esto es, con dos momentos de mayor frecuencia: uno entre los 13 a 16 años y el otro por encima de los 65 años.