Los jamoneros de Trevélez llevarán a los tribunales la IGP Jamón Serrano

GRANADA, 26

Los jamoneros de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Jamón de Trevélez llevarán a los tribunales la creación de la IGP nacional Jamón Serrano alegando que devalúa las figuras de calidad diferenciada, supone un «engaño al consumidor» y perjudica a los pequeños productores situados en zonas rurales, en este caso la Alpujarra de Granada, donde esta actividad genera empleo y evita el despoblamiento.

Esta decisión se produce después de que el Ministerio de Agricultura haya desestimado todos los recursos de alzada presentados en contra de la creación de la IGP Jamón Serrano, tanto de la IGP de Trevélez, como de la IGP de Jamón de Serón (Almería), así como de ayuntamientos y otros consejos reguladores que están en contra de esta iniciativa, según ha explicado a Europa Press la presidenta del consejo regulador de la IGP Jamón de Trevélez, Pilar Álvarez.

Los productores han lamentado que la Administración, «una vez más», «haga oídos sordos a todas las oposiciones presentadas», «beneficiando a las grandes empresas cárnicas y perjudicando a las figuras de calidad diferenciada y a los pequeños productores». Advierten además de que esta IGP supone un «fraude al consumidor», pues el nombre genérico de jamón serrano provoca la expectativa de estar ante un jamón elaborado en la sierra y secado de manera natural y en este caso ya no tendría que ser así.

«Podría hacerse en cualquier parte del país y con cámaras frigoríficas», lo que «engaña al consumidor» y «favorece» una «competencia desleal» respecto al resto de sellos de calidad, cuyos criterios de producción son «estrictos, artesanales y más costosos».

Según explica Álvarez, las IGP deben demostrar un estrecho vínculo con el territorio donde se elabora el producto, que es lo que le da su seña de identidad. En el caso de la IGP Jamón de Trevélez los cerdos proceden de una raza determinada y se cura a una altitud de unos 1.200 metros dentro del Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada mediante un proceso artesanal que ha pasado de generación en generación.

«En la IGP Jamón Serrano vale cualquier raza, abarca el territorio nacional, son siete meses de curación e incluso contempla que se pueda hacer usando mecanismos artificiales cuando las condiciones no sean apropiadas» relata Álvarez. Los productores temen además que esta nueva IGP propicie una «fuga de empresas» de las zonas rurales, en este caso la Alpujarra de Granada, donde mucha gente vive del jamón, en favor de lugares mejor comunicados y procesos de producción más baratos que les permitan abaratar también el precio final del producto. «Es un disparate» y favorece la despoblación en el ámbito rural, ha agregado.

«El jamón serrano español tiene reputación a nivel internacional, pero esa fama es de todo el jamón producido en los distintos territorios de España donde tradicionalmente se elabora este producto. Esta IGP pretende apropiarse de este reconocimiento que es de todos como si fuese suyo exclusivamente y meter todos los jamones en el mismo saco, por lo que incumple la normativa europea que regula las figuras de calidad diferenciada», ha recalcado Pilar Álvarez, asegurando que la IGP Jamón de Trevélez seguirá luchando tanto en los tribunales como en Bruselas para parar este asunto. De hecho, ya están recabando el apoyo de otras denominaciones de origen en distintos Estados miembros de la UE.

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