Los GEO de Kabul sobre la evacuación: «Alguien gritaba baby , se hacía el silencio y te abrazaban como su salvador»

Los policías del Grupo Especial de Operaciones (GEO) recuerdan a su regreso a España desde Afganistán, país que abandonaron los últimos junto al embajador, militares y el cuerpo diplomático al frente del plan de evacuación, que en una situación de caos se creó una «hermandad» entre los uniformados de varias nacionalidades en el deseo de ayudar al mayor número de gente posible, y a sabiendas del riesgo de atentado.

«Somos padres y te impacta ya para siempre el hecho de que una niña de cuatro años que sacabas de una masa de miles de personas se te abrazaba como si fueras su salvador», comenta José a Europa Press, uno de los 17 policías del GEO y de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que prestaron servicio para evacuar a más de 2.000 afganos.

Su compañero Ismael añade: «O sacando a un bebé alguien gritaba baby, baby y se quedaba en silencio todo el mundo, nadie empujaba, para que fuese pasando por encima de la gente en brazos». De toda la experiencia vivida en esos días de agónica contrarreloj, se quedan sobre todo con que salvaron la vida de muchos afganos, incluyendo a niños, y el recuerdo a los marines que fallecieron en el atentado en un acceso al aeropuerto.

EL MOMENTO DEL ATENTADO

«Horas antes estábamos nosotros allí y ellos mismos fueron los que nos echaron por asegurar esa zona», rememora Jose al hablar de los marines que perdieron la vida en un atentado el 26 de agosto en el Abbey Gate de acceso al aeropuerto de Kabul. «Al final no era España, Francia, Italia, Alemania o EEUU, era entrecomillas un ejército multinacional», apunta Ismael.

Ambos policías del GEO, la unidad de élite de la Policía Nacional, ponen en valor la colaboración entre uniformados, que era continua y recíproca. Reflejo de ello es el intercambio entre policías y militares de parches identificativos de sus unidades. «Aunque no de forma oficial, desde el primer momento todo el mundo sabía que podía ocurrir un atentado», reconocen.

«La situación era tan caótica que fueron surgiendo planes sobre el momento. Un primer plan salió bien y otros países lo copiaron, por lo que ya fue inviable sacar gente por ese método», explica Ismael al hablar de las consignas a los afganos para que gritaran España y mostraron telas rojas y amarillas, de forma que pudieran ser identificados entre las miles de personas y, luego, subir a un avión militar y abandonar Kabul.

CAMBIO DE PLANES EN UNA SITUACIÓN DE CAOS

Gracias al conocimiento previo que tenían sobre el terreno por los años que han prestado seguridad en la Embajada, los GEO optaron entonces por usar el alcantarillado que conecta el aeropuerto con las calles adyacentes. «Eran varios metros pero era lo que había en una zona militarizada, con accesos muy limitados», señalan.

En el exterior se hacía tapón con una masa de gente cada vez más desesperada, en algunos casos en acequias insalubres sin agua y con condiciones extremas puesto que en Kabul es frecuente pasar mucho calor durante el día pero, al caer la noche, tener mucho frío.

«Hubo gente que pudo meter a su madre o a alguno de sus hijos en el aeropuerto, pero otros se quedaron fuera. Incluso mostrando fotos y vídeos, es complicado describir el ambiente que había», apunta Ismael.

«Fuera estaban los checkpoints de los talibanes, a veces extremadamente violentos con la población local; la complejidad de sacar a la gente era máxima y muy cambiante», continúan estos policías que, no obstante, tratan de mantener la discreción en el nivel de detalle de sus actuaciones para no perjudicar futuras operaciones.

ELIMINARON DOCUMENTACIÓN SENSIBLE

Uno de los aspectos que sí comentan, como ya ocurrió en el homenaje que le brindaron el jueves con presencia de los ministros del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de Exteriores, José Manuel Albares, es que cumplieron con el protocolo que previamente tienen en caso de evacuación de la Embajada, eliminando información sensible.

«Cada uno del equipo tiene una misión: destruir papeles que puedan comprometer la seguridad del personal diplomático o los colaboradores, preparar vehículos, recoger enseres…», narra Ismael. Entre esas pertenecientes están la bandera nacional que ondeada en la Embajada y la que homenajeaba a sus dos compañeros que fallecieron en Kabul en un atentado en 2015.

En dicho homenaje en el Complejo de Canillas, el director de la Policía, Francisco Pardo, calificó a los agentes de «buena gente». «Servidores públicos ejemplares», añadió, recordando el mensaje que el equipo de seguridad de la Embajada envió a una responsable policial cuando se inició el plan de evacuación: «Todos nos quedamos hasta el final por humanidad con los afganos».

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