Los consejeros de Sniace creían que los vertidos al río estaban «amparados» por la autorización ambiental integrada
Los miembros del Consejo de Administración de Sniace entre 2008 y 2010 han coincidido en que los vertidos contaminantes de la fábrica de Torrelavega al río Saja-Besaya durante esos años estaban «amparados» por la Autorización Ambiental Integrada (AAI) que la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria había concedido a la empresa.
«Nosotros considerábamos que podíamos verter al dominio público hidráulico», ha manifestado el entonces presidente de la compañía, Blas Mezquita, para quien la AAI «amparaba» ese vertido.
Se ha pronunciado así, y en idéntico sentido que otros seis consejeros, en la primera sesión del juicio contra ellos por un presunto delito continuado contra los recursos naturales y el medio ambiente. Cada uno se enfrenta a la pena de 16 meses de prisión que pide la fiscal, la misma que solicita para el jefe de operaciones de la factoría, que también está procesado por estos hechos y que ha declarado en la vista, en el Juzgado de lo Penal nº 2 de Santander.
Y todos han convenido asimismo en que el responsable de los temas medioambiantes en el complejo fabril era otro integrante del órgano administrativo no imputado por estos hechos -Gómez de Liaño-, que es quien «llevaba la voz cantante» en la materia.
En este sentido, se han referido a una advertencia que les hizo a finales de 2009 acerca de un «peligro» que representaban los vertidos, «inherentes» a la actividad fabril, al río, y ante la que los consejeros acordaron de forma «unánime» que pararían la producción y cerrarían la planta en «48 horas» si la administración no los autorizaba, modificando para ello la AAI.
En la vista, desarrollada en el salón de actos del complejo judicial de Las Salesas y retomada tras la suspensión acordada en febrero -porque un abogado había sido contacto estrecho de un positivo Covid-, los acusados han remarcado que la administración sabía que Sniace estaba vertiendo al río, que además «estaba constantemente testado».
«Todo el mundo era conocedor de la situación», ha asegurado Mezquita, para enfatizar que, pese a ello y a las inspecciones que se realizaban, «nadie dice nada».