El líder golpista nigerino Abdourahmane Tchiani: un veterano conocedor del sistema, afín a Malí y Burkina Faso

El general criticó durante los últimos meses la política de seguridad del Gobierno en la lucha contra el yihadismo

El general nigerino Abdourahmane Tchiani, antiguo jefe de la Guardia Presidencial y ahora líder del país tras el golpe de Estado que propinó el pasado miércoles, es un miltiar cercano al expresidente Mahamadou Issoufou y un profundo conocedor del sistema político militar de Níger, merced a su dilatada experiencia.

Tchiani, sin embargo, es un hombre que de unos meses a esta parte comenzó a expresar su descontento de manera cada vez más abierta hacia el presidente del país, Mohamed Bazoum, y en particular su insistencia en distanciarse de otros países de la región, como Malí o Burkina Faso, escenarios de otros golpes de Estado, muchos de ellos motivados por su oposición a la presencia de tropas internacionales que luchan contra el yihadismo.

Este descontento fue a más cuando Francia seleccionó a Níger como el lugar al que redestinar sus fuerzas de la operación antiterrorista Barkhane tras su salida de Malí, un país que ha estrechado en su lugar sus lazos con el grupo de mercenarios ruso Wagner como puntal de seguridad en su lucha contra los grupos terroristas.

En su primer discurso tras el golpe de Estado, Tchiani lamentó que «el enfoque actual no ha hecho posible garantizar la seguridad de los nigerinos» antes de acusar a Bazoum de «proceder a la liberación extrajudicial de varios líderes terroristas sin ninguna garantía».

«No termino de entender una estrategia que ha excluido cualquier colaboración real con Burkina Faso y Mali, a pesar de que compartimos la zona de Liptako con estos dos países vecinos, donde residen la mayoría de los terroristas y se concentran todos los combates», añadió.

Ya en términos generales, Tchiani defendió la asonada como una respuesta necesaria, para «mejorar estado actual de las finanzas públicas y del tejido económico de nuestro país, la situación de las escuelas nigerinas, la salud de nuestras poblaciones, la lucha contra la apropiación indebida, la impunidad, la corrupción en todas sus formas y el nepotismo». El general adujo que, en todos estos ámbitos, «el Gobierno derrocado había demostrado sus limitaciones».

UN COMBATIENTE

Tchiani, natural de la región occidental de Tillabéri, entró en el Ejército en 1984 tras estudiar en Senegal. A sus 59 años, es el golpista más veterano de los que han llegado al poder en los países vecinos en los últimos tres años — líderes de Malí, Burkina Faso y Chad tenían 30 años cuando tomaron el control — y posee una dilatadísima experiencia de combate.

El general, por ejemplo, lideró las fuerzas en la región sur de Zinder, cerca de la frontera con Nigeria, y en la región norte de Agadez, que durante siglos ha sido un centro para los traficantes de migrantes, contrabando y mercancías ilícitas que cruzan el desierto del Sahara. Según fuentes próximas como el ex alcalde de Agadez, Rhissa ag Feltu, el general es un hombre caracterizado por «su discreción y por su proximidad al ex presidente Issofou», en declaraciones a Bloomberg.

Asimismo, Tchiani — quien a veces es identificado por su otro nombre de pila, Omar — sirvió en misiones de mantenimiento de la paz de la ONU en Costa de Marfil, Sudán y la República Democrática del Congo. El otrora agregado militar de Níger en Alemania también recibió entrenamiento en Francia, Marruecos y Estados Unidos.

Fue el ex presidente Issofou quien nombró finalmente a Tchiani para encabezar la guardia presidencial en 2011 — un cuerpo formado por unos 700 militares — y lo ascendió al rango de general en 2018. Issoufou, cabe recordar, fue en su momento un socio importante de Occidente que impulsó un acuerdo histórico con la UE para detener el flujo de migrantes en 2015 y permitió la instalación en su países de una base de aviones no tripulados de Estados Unidos para atacar a los extremistas en Libia y en la región en general.

También cabe recordar que sus fuerzas repelieron un intento de golpe en marzo de 2021, cuando una unidad militar de una base cercana intentó tomar el palacio presidencial solo 48 horas antes de que el ahora derrocado Bazoum prestara juramento en tiempos mejores, durante la primera transición pacífica de poder en el país.

«Es alguien que conoce muy bien el sistema. Fue parte del sistema durante más de una década», añade el alcalde. «Ahora se volvió en contra del Gobierno en un momento en que el país sufre. Estos son tiempos difíciles para Níger, quizás el período más desafiante en la historia de nuestro país. Si es capaz de resolverlos, eso está por verse», concluye.

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