Los acusados de la muerte del tendero chino se culpan entre sí y la viuda responsabiliza a los tres

Los tres jóvenes acusados de dar una paliza mortal a un comerciante de nacionalidad china en Torrelavega se han auto exculpado este lunes, en la primera sesión del juicio celebrado contra ellos, de la agresión, responsabilizando a los demás. Por su parte, la viuda a culpado a todos ellos de lo ocurrido.

En concreto, el principal procesado -en prisión desde que sucedieron los hechos, en noviembre de 2015- ha reconocido que propinó «tres puñetazos» al tendero para defenderse de él, pues le había «golpeado en el cuello» primero, mientras que los otros dos implicados entraron después a la tienda y le dieron «patadas y golpes» cuando ya estaba en el suelo.

Sin embargo, este segundo chico y la chica involucrada han negado que golpearan a nadie, sino que permanecieron fuera de la tienda durante la pelea y que entraron para tratar de separar al primer joven, que se estaba «ensañando» con el dueño del negocio.

Por contra, la viuda ha declarado que los tres jóvenes accedieron al local «a la vez» y «atacaron» a su marido, dándole «puñetazos», «patadas» y golpes «con la rodilla», y que continuaron pegándole incluso después de haberse caído.

Así lo han relatado los tres acusados, para los que el fiscal pide 25 años de cárcel, ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, donde también ha prestado declaración como testigo la mujer del comerciante chino, que al tratar de defender a su esposo recibió «una patada» del chico que continúa en la cárcel.

Este joven ha explicado al tribunal que cuando ocurrió todo llevaba poco tiempo viviendo en Torrelavega, donde carecía de trabajo y de ayudas sociales y se dedicaba a «hurtar» en supermercados y «vender» lo sustraído a comerciantes chinos, algo que le habían «enseñando» a hacer los otros dos encausados, en concreto dónde y cómo robar.

Precisamente, la día de los hechos -el 11 de noviembre de 2015- había estado «toda la tarde hurtando» y sobre las nueve de la noche se encontró con ellos cuando se dirigía con una bolsa con productos robados a la tienda de la víctima, al que llevaba «medio mes» vendiéndole artículos sustraídos «en plan perito», ya que previamente le preguntaba que le hacía falta. Ambos decidieron acompañarle, aunque se quedaron fuera del establecimiento, en la calle, hablando con unos conocidos suyos.

El principal acusado ha detallado que entró solo al local y que sólo estaba el chino, lo que le extrañó, pues siempre -ha apuntado- había familiares. También le pareció raro que no le mandara pasar al almacén como otras veces, para evitar que posibles clientes vieran el «trapicheo». En consecuencia, puso la bolsa sobre el mostrador de la tienda y sacó los productos que traía -latas de conservas «de las caras», tabletas de chocolate «de las grandes» y una lata de cerveza con tequila- tras lo cual el chino le dio solo «cinco euros».

El joven, disconforme con el pago, le devolvió el billete y «de mala leche» empezó a guardar de nuevo los productos robados, diciéndole que se los iba a «vender al chino de enfrente». Pero la bolsa estaba «rota» y se le «desparramó todo por el suelo», por lo que le exigió que le diera otra mientras, «ofuscado» y «cabreado», recogía las cosas y le insultaba.

En ese momento, ha asegurado, el tendero le golpeó «por detrás» en el cuello y se cayó. «Temo un poco por mi vida», ha comentado, para agregar que se «defendió» propinándole «tres puñetazos» con los que «le dejé en el suelo. No me hizo falta pegarle más», ni tampoco «que me separase nadie», ha apuntado, indicando que el hombre se cayó contra unas cajas de fruta y se quedó «con los ojos abiertos».

A continuación, al oír el «estruendo» entraron sus dos compañeros «a la vez», a los que explicó que el comerciante le había querido «engañar». Dio la bolsa con las cosas al otro chico al que la esposa del agredido, que acababa de llegar, empezó a «darle manotazos». Ante esto, el encarcelado propinó «una patada» a la mujer, pero «no para hacerla daño», sino para que dejarse de lanzar golpes, aunque la viuda también se cayó.

Tras esto, ha asegurado que cogió la bolsa y salió a la calle, mientras sus amigos se quedaron dentro «un poco enralados», dando «patadas y golpes» al matrimonio que yacía en el suelo, lo que le pareció «un poco de cobardes». Después de que pasara todo, que duró unos «cinco o seis minutos», salieron a la calle y se fueron los tres juntos, sin llevarse «nada» de la tienda.

«SI MIENTO, QUE SE MUERA TODA MI FAMILIA, Y QUE SE REPARTA EL PASTEL»

«Yo sé cómo le di. De dos, tres o cuatro puñetazos no matas a una persona», ha argumentado el principal acusado de la paliza al tendero chino, del que ha manifestado que pensaba que no se iba a morir, y que desde que entró en la cárcel estuvo «un día sí y otro también rezando» para que no falleciera.

Por eso, y después de admitir que lo que hizo «no está bien, obviamente», pero precisar que fue para defenderse, ha aprovechado el final de su declaración para «pedir perdón» a la viuda, «a sus hijos, a su padre y a toda su familia». «Yo no soy quien para matar a nadie», ha expresado el principal encausado, que podrá ejercer su derecho a la última palabra cuando finalice el juicio, lo que se prevé este próximo jueves.

En su declaración, este joven, que vivía en Liébana antes de mudarse a Torrelavega y que no se considera «racista» pues nació en Guatemala, ha considerado que él ha «tenido mala suerte de dar con un hombre así», en alusión a la víctima, ya que según su versión es «gente inhumana» que se dedicaba a comprar productos robados para luego venderlos, método que él aprendió por «las malas compañías» y con el que el tendero chino se «llevaba diariamente 150 euros en cash «.

«Yo tengo mi templanza, hasta que pasó lo que pasó», ha desvelado, antes de aseverar que antes de este hecho él había tenido «veinte mil peleas, de abrir cabezas», pero sin «ningún muerto».

A preguntas de las partes sobre sus primeras declaraciones en sede policial y judicial, de acuerdo con las cuales habría manifestado que sus amigos permanecieron fuera de la tienda cuando sucedieron los hechos, ha aclarado que si dijo eso fue por «una voluntad excesiva hacia ellos», pero como ha transcurrido el tiempo y no tenido ni «una palabra bonita» de ninguno de los dos, ha reflexionado.

«Yo no quería verles a ellos ahí», en la cárcel. «Yo soy el que les saca de prisión», ha abundado el principal acusado, que ha reconocido estar «enganchado» a las drogas, pero que ha aclarado que no quiere «ir de héroe». Así, aunque entonces mintió, ahora ha decidido «decir la verdad», para «comerme lo que me toca» y «para que ese hombre descanse en paz».

«Yo digo la verdad. Digo lo que es. Si miento que se muera toda mi familia», ha expresado. «Hoy es mi día y tengo que declarar. Si se tiene que repartir el pastel, que se reparta», ha remachado. «Que cada uno pague lo que ha hecho», ha concluido.

LOS OTROS DOS ACUSADOS INCULPAN AL PRINCIPAL ENCAUSADO

Mientras los otros dos jóvenes han indicado que se encontraron con él y le acompañaron a la tienda, pero se quedaron fuera. Al rato, se asomaron y le vieron hacer «gestos agresivos» por lo que entraron y observaron cómo daba «patadas y puñetazos» al tendero, que estaba en el suelo contra unas cajas. Así lo ha relatado el segundo chico, que pensó que su amigo se había «vuelto loco» y ha detallado que le «costó bastante separarle» del chino. «Yo no he golpeado a nadie. Mi única intención era sacar a ese hombre de ahí», ha manifestado.

Por su parte, la chica, que solo ha contestado a las preguntas de su abogado, ha declarado que al ver al encarcelado «ensañándose» con el comerciante entró a «separarles», sin que ella tuviera «contacto físico» alguno con la víctima o su esposa. «Siento muchísimo que falleciera este hombre», ha expresado, antes de asegurar que no tuvo «nada que ver» con lo ocurrido y que solo intentó «ayudar» llevándose al agresor.

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