Londres pide «flexibilidad» a la UE aplazando el debate sobre el backstop a la fase de transición

Barclay aboga por un acuerdo y descarta que el Gobierno pida una tercera prórroga del Brexit: «No lo consideramos una opción»

El ministro británico para el Brexit, Stephen Barclay, ha pedido «flexibilidad» y «creatividad» a la Unión Europea para poder concretar un acuerdo de salida antes de la fecha limite del 31 de octubre, para lo cual ha planteado la posibilidad de eliminar la salvaguarda contemplada para la frontera irlandesa y aplazar el debate sobre esta cuestión a la fase de transición, que con los plazos actuales concluiría en diciembre de 2020.

Barclay, que ha participado en un desayuno informativo de Europa Press, ha acudido a Madrid con el «claro» mensaje de que Londres «quiere que haya acuerdo». En este sentido, aunque ha admitido que «queda poco tiempo», ha considerado que estos poco más de 40 días son «suficientes» si las dos partes muestran voluntad.

Para ello, ha pedido a la parte europea que tenga en cuenta «la realidad política en Reino Unido» y que el Acuerdo de Retirada negociado en su día por el Gobierno de Theresa May ya ha sido rechazado en tres ocasiones por la Cámara de los Comunes. Barclay ha insistido en que es necesario que la salvaguarda con la que se quiere evitar una frontera dura en la isla de Irlanda tiene que «desaparecer».

El ministro ha criticado el backstop -como se conoce a este plan de emergencia en la jerga comunitaria– por ser una medida «permanente», al no incluir una potencial fecha de eliminación en caso de que Londres y Bruselas lleguen al término de la fase de transición sin haber concretado ningún plan para evitar su aplicación.

El Gobierno británico ha subrayado en reiteradas ocasiones que no es favorable a la permanencia de Reino Unido en la unión aduanera y el mercado único y, por boca de Barclays, ha lamentado el estancamiento actual de las negociaciones. Por este motivo, ha ofrecido a la UE retirar el backstop de los textos actuales, entendiendo que «no es necesaria» a corto plazo.

«¿Por qué arriesgarnos materializándolo antes del 31 de octubre cuando podemos trabajar juntos sobre este tema hasta diciembre de 2020?», ha planteado Barclays, bajo una premisa que en principio ha sido rechazada por los negociadores europeos por considerar que, sin esa garantía, existe la posibilidad de que haya una frontera dura al término de la fase de transición.

LLAMA A APLICAR EL «MANDATO DEMOCRÁTICO»

La Comisión Europa ha asegurado que corresponde a Londres presentar una alternativa viable al backstop y a otras reticencias que pueda tener sobre el actual Acuerdo de Retirada, pero Barclay ha subrayado que «ambas partes son responsables de llegar a una solución». Reino Unido quiere «un socio negociador que también sea flexible» a la hora de plantear sus propuestas, ya que estima que «la Comisión Europea no quiere correr ningún riesgo».

El primer ministro británico, Boris Johnson, ha advertido de que preferiría estar «muerto en una zanja» antes que pedir una nueva prórroga, a la que teóricamente estaría obligado en aplicación de una nueva ley con la que los críticos del Gobierno quieren evitar un Brexit caótico.

Barclay ha sugerido igualmente que el Ejecutivo no se plantea solicitar esa tercera prórroga por ahora: «Si no salimos el 31 de octubre, se ignoraria el principal mandato legislativo que hemos tenido». «No es una opción para nuestro pais», ha apostillado, bajo la premisa ya expuesta por Johnson de que Reino Unido quiere un acuerdo pero está dispuesto a romper a las bravas con el bloque comunitario.

Barclay ha señalado que seria «perjudicial» para la democracia elegir «cuál es el mandato democrático que se cumple», en aparente contraposición entre los resultados del referéndum celebrado en junio de 2016 y la ley que fue aprobada por la oposición en bloque y tories disidentes que no quieren una salida sin acuerdo de la UE.

El ministro ha confirmado, no obstante, que el Gobierno «cumplirá cualquier decisión» que adopte el Tribunal Supremo de Reino Unido sobre la suspensión de la actividad parlamentaria, según la cual los diputados no volverán al trabajo hasta dos semanas antes de la fecha del Brexit. Barclay ha defendido la paralización porque considera que esas dos semanas son «el periodo parlamentario que realmente importa», en la medida en que, si hay acuerdo, no llegará «hasta el último momento».

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