Las ONG, preocupadas por el aumento de casos en Sudán del Sur y la llegada a campos de desplazados
Médicos Sin Fronteras (MSF) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) han expresado su preocupación por el aumento de casos que se ha venido registrando en los últimos días en Sudán del Sur y por el hecho de que las autoridades ya hagan confirmado los primeros contagios en los campos para desplazados internos.
El coordinador general de MSF en el país, Claudio Miglietta, ha considerado «muy preocupante» el aumento de casos, que asciende ya a 203, pero «lo que nos preocupa aún más es que ahora la COVID-19 ha empezado a propagarse entre la población de algunos de los campos de desplazados más grandes y congestionados del país».
Por ahora, las autoridades han confirmado casos en los campos de Protección de Civiles (PoC, por sus siglas en inglés), en Yuba, la capital, y en Bentiu. Quienes viven en estos campos, ha explicado Miglietta, viven en condiciones extremas en pequeños y endebles refugios hasta 12 miembros de una familia, y con escaso acceso al agua y al jabón».
Una preocupación compartida por el jefe de la delegación del CICR en Sudán del Sur, James Reynolds. «Creo que la gran dificultad aquí es que hay muchas personas viviendo en una misma vivienda, puede que sin agua potable dentro, y para la gente le resulta muy difícil respetar el lavado de manos, el distanciamiento social, llevar mascarilla y todas esas cosas», ha señalado.
Si a esto le añadimos que muchas personas –no solo en los campos, sino en todo el país– corren un mayor riesgo por las malas condiciones de vida y también debido a comorbilidades como la desnutrición, las infecciones respiratorias, la malaria, la tuberculosis y el VIH, es fácil pensar que la propagación de la COVID-19 podría tener consecuencias catastróficas en Sudán del Sur.
Por otra parte, el responsable de MSF recuerda que «otras enfermedades, así como el conflicto y la violencia, no se han detenido por la COVID-19», la cual sin embargo está afectando significativamente la capacidad de la ONG «para proporcionar servicios esenciales».
«La malaria, el sarampión, la neumonía y la diarrea aguda aún matan a decenas de miles de personas, los enfermos crónicos continúan necesitando medicamentos, los heridos de guerra necesitan cirugía y las mujeres embarazadas aún dan a luz todos los días», ha subrayado Miglietta.
Sin embargo, en zonas como Yei, donde se ha reanudado la violencia y hay unos 12.000 nuevos desplazados, «cubrir las necesidades de la población y mantener la seguridad de nuestro personal con la escasez global de máscaras quirúrgicas y otros equipos de protección personal, es todo un desafío», ha reconocido, expresando su temor de que «este tipo de situación sea cada vez más común a medida que el virus se propague por todo el país».
Desde que se declaró la pandemia, MSF está trabajando con las autoridades de Sudán del Sur para fortalecer las medidas de prevención y control de infecciones y capacitar a los trabajadores de la salud sobre cómo evaluar a los pacientes y trabajar de manera segura. También trabaja con la comunidad para explicar cómo prevenir la propagación de la COVID-19.