Las nanopartículas pueden ser un riesgo para los bebés en el útero, según un estudio


Las nanopartículas en el tejido placentario alteran la producción de un gran número de sustancias mensajeras. Estas sustancias pueden desencadenar graves cambios en el desarrollo embrionario, como la alteración de la formación de vasos sanguíneos.

Esta es una de las conclusiones a la que ha llegado un equipo de investigadores de los Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales (EMPA), y que han sido publicados en la revista Advanced Science .

La vida humana comienza con un único óvulo que crece hasta convertirse en un ser humano con billones de células. Para que el complejísimo desarrollo de tejidos y órganos esté lo más protegido posible, la barrera placentaria impide la entrada de agentes patógenos y sustancias extrañas.

Tina Bürki y su equipo del laboratorio de Interacciones Partículas-Biología del EMPA investigan cómo hace frente este mecanismo protector a las nanopartículas.

Las nanopartículas están contenidas en un gran número de productos, pero también se producen durante el desgaste y los procesos de combustión. «Absorbemos estas sustancias del medio ambiente a través de los alimentos, los cosméticos o el aire que respiramos», ha explicado Bürki.

Se sospecha que algunas de estas nanopartículas dañan a los bebés en el útero. Bajo peso al nacer, autismo y enfermedades respiratorias son algunas de las posibles consecuencias para el niño.

MISTERIOSO EFECTO A DISTANCIA

Aún no está claro cómo afectan las nanopartículas al feto. «Ya sabemos que la barrera placentaria retiene muchas nanopartículas o al menos retrasa su transporte al embrión», afirma Bürki. Sin embargo, se producen daños en el tejido fetal, aunque no se hayan detectado partículas en el feto.

El equipo del EMPA está llegando al fondo de este efecto de largo alcance de las nanopartículas. Junto con socios clínicos del Hospital Cantonal de St. Gallen e investigadores de la Universidad de Ginebra (Suiza), el Centro Médico Universitario de Ámsterdam (Países Bajos) y el Instituto Leibniz de Investigación Médica Medioambiental de Düsseldorf (Alemania), el equipo está investigando las consecuencias de nanopartículas comunes como el dióxido de titanio o el hollín diésel en la función de la placenta y sus daños indirectos en el desarrollo embrionario.

Para ello, el equipo utilizó placentas humanas plenamente funcionales que estaban disponibles tras cesáreas programadas. «El tejido placentario humano es la única forma de obtener resultados significativos sobre el transporte y el efecto de las nanopartículas», afirma la investigadora de la EMPA.

«La estructura, el metabolismo y la interacción del tejido materno y fetal son únicos y específicos de cada especie», ha añadido.

EFECTOS NEGATIVOS

Estos efectos pueden visualizarse en modelos de laboratorio utilizando huevos de gallina. De hecho, los vasos sanguíneos del huevo crecen a una velocidad y densidad enormes para permitir el desarrollo embrionario. Una densa red de finos vasos sanguíneos cubre el interior de la cáscara del huevo. La situación es sorprendentemente diferente en los huevos tratados con las sustancias mensajeras alteradas de la placenta tratada con nanopartículas.

«En los experimentos, el sistema de vasos sanguíneos no era tan denso, sino más bien de malla gruesa. Al parecer, las nanopartículas tienen un efecto indirecto sobre el niño en el útero al inhibir la formación de vasos sanguíneos a través de sustancias mensajeras», afirma Tina Bürki.

CONSECUENCIAS PARA LA SALUD

Los investigadores están estudiando la totalidad de las sustancias mensajeras liberadas por una placenta tratada con nanopartículas, el llamado secretoma. Sin contaminar, la interacción de hormonas, mediadores inflamatorios y sustancias de señalización para la formación de sistemas orgánicos se asemeja a una orquesta perfectamente afinada. Ya está claro que la comunicación entre la placenta y el feto se ve alterada por la presencia de nanopartículas y perjudica la formación de vasos sanguíneos. Sin embargo, los primeros resultados muestran que el desarrollo del sistema nervioso no parece verse afectado. Futuros análisis mostrarán qué otros trastornos pueden desencadenar indirectamente las nanopartículas.

«Como los efectos pueden repercutir en la salud de la embarazada y en el desarrollo de su hijo, estos hallazgos deben tenerse en cuenta en la evaluación de riesgos de los nanomateriales», afirma la investigadora.

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