Las mujeres directivas representan el 16,8% del total y cobran un 13% menos, según un estudio
EADA Business School e ICSA lamentan que los puestos directivos están «diseñados para el presencialismo»
BARCELONA, 18
Las mujeres directivas en España representan el 16,8% del total y cobran un 13,1% menos de media que sus homólogos masculinos, según el estudio Brecha salarial y presencia de mujeres en puestos directivos 2022 realizado por Eada Business School e ICSA Grupo.
Lo han explicado en rueda de prensa este miércoles la ingeniera industrial y socia-directora del área de consultoría de ICSA Grupo, Indry Canchila, y la profesora e investigadora de EADA Business School Aline Masuda.
En concreto, las directivas cobran una media de 77.928 euros brutos anuales, mientras que los directivos perciben 88.129 euros brutos anuales de media.
En los mandos intermedios, la diferencia es del 12,6% (39.106 euros frente a 44.020 euros) y en los empleados, del 11,4% (25.243 euros frente a 28.127 euros).
Canchila ha lamentado que las posiciones a nivel directivo están «muy masculinizadas» y que es una tendencia que no se ha roto, y ha apuntado que se debe a la falta de conciliación entre la vida profesional y personal en los puestos directivos.
Por posiciones directivas, las mujeres ocupan un mayor porcentaje de puestos en la dirección de Recursos Humanos (32,9% del total) y de Administración y Finanzas (19,5%), mientras que en Dirección General son el 8,8%; en Dirección Comercial, el 7,6%, y en Dirección de Producción, el 5,9%.
PRESENCIALISMO
Canchila ha apuntado que las posiciones con menos presencia femenina están «diseñadas para el presencialismo y exigen disponibilidad las 24 horas los siete días de la semana».
Ha explicado que no se ha aprovechado la oportunidad de digitalización que ha ofrecido la pandemia y que son puestos «poco adaptables, obsoletos, poco flexibles y que no permiten la integración de la mujer entre la vida personal y profesional».
Masuda ha dicho que los puestos directivos continúan siendo incompatibles con la conciliación y ha alertado que el teletrabajo «no es la panacea» y que es necesario un cambio cultural a largo plazo.