Las mascarillas de Gobierno regional generan críticas pero Revilla las luce y subraya su «enorme utilidad»
La empresa que las distribuye también las defiende y asegura que el tejido ha ofrecido en estudios de laboratorio hasta un 85% de barrera
Las mascarillas higiénicas desechables que el Gobierno de Cantabria está repartiendo entre los hogares como «solución temporal» al desabastecimiento de este tipo de material están generando polémicas y críticas por su supuesta baja calidad y eficacia para proteger al coronavirus y también por su diseño, mientras que la empresa distribuidora las defiende y el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, las luce en las redes sociales y resalta su «enorme utilidad».
La polémica se ha generado, sobre todo, en las redes sociales, donde multitud de publicaciones –muchas dirigidas directamente al perfil del presidente, @RevillaMiguelA– han criticado la calidad, eficacia y diseño (llevan impresa un mano en azul con un pulgar hacia arriba y el texto Todo va a salir bien ) de estas mascarillas, que también han sido objeto de memes .
Como respuesta, el presidente de Cantabria ha publicado este lunes, que es festivo en Cantabria, una fotografía de él, su esposa y su hija con las mascarillas puesta acompañada con el texto: «Hoy celebramos el cumpleaños en confinamiento de mi hija Lara, 21 años, con las polémicas mascarillas que son de enorme utilidad».
Por su parte, Manuel Vidal, gerente de la empresa RedPapel, con sede en Maliaño y que distribuye este producto, ha defendido en declaraciones en Radio Nacional de España, recogidas por Europa Press, la utilidad de las mascarillas para que los cántabros puedan salir a la calle «mínimamente protegidos» pese a lo «sencillas» que son en apariencia.
A raíz de la polémica generada, Vidal ha afirmado que le parece «una fórmula fantástica» que todos los ciudadanos de Cantabria puedan tener en sus casas cinco unidades para poder salir a la calle en los próximos días e ir «mínimamente protegidos».
Respecto a la calidad del material con el que están fabricadas, ha señalado que el tejido ha ofrecido en estudios de laboratorio «hasta un 85 por ciento de barrera».
«No se trata de que un médico entre en un quirófano con ellas, no. Se trata de que una persona que esté sometida a una carga virológica normal, la que puedes encontrar en tu centro de trabajo, en la tienda, pues pueda ir mínimamente protegida», ha dicho Vidal.
Vidal cree que la polémica se ha generado debido a lo «sencillas» que son en apariencia, algo que, a su juicio, es, sin embargo, «su mayor virtud».
Pese a las críticas, ha insistido en defender estas mascarillas. «Destruir es muy fácil. Lo complicado es construir», ha aseverado.
El Gobierno de Cantabria comenzó el sábado el reparto masivo y gratuito de 1,2 millones de estas mascarillas como medida de prevención y contención de la propagación de la Covid-19 y «solución temporal» al actual desabastecimiento de este tipo de elementos de protección.
La distribución se realiza en colaboración con Correos en los municipios con más de 8.000 habitantes y una incidencia mayor de la epidemia, y coordinada con los ayuntamientos en los que tienen igual o menor población pero menos casos positivos, a través de las agrupaciones de Protección Civil y voluntarios de Cruz Roja.
Este procedimiento de distribución tiene el objetivo de llegar a toda población respetando las medidas de confinamiento. Todos los hogares recibirán un paquete con 5 mascarillas.
El Gobierno precisó que estas mascarillas no sustituyen a una mascarilla quirúrgica homologada, que por su escasez tiene en este momento como primeros destinatarios a los profesionales sanitarios y asistenciales, pero ofrecen una «solución temporal» ante el problema mundial de desabastecimiento que en este momento impide que esta protección esté al alcance de todos.
Están confeccionadas con doble capa de celulosa, un material totalmente ecológico, biodegradable, dermatológicamente testado y procedente de superficies con gestión forestal certificada.
Según dijo el fin de semana, la barrera protectora que ofrecen se considera «óptima» en las situaciones cotidianas permitidas por el estado de alarma y es «muy superior» a la de otras opciones de algodón o tela.