La candidata de los líderes a presidir la Comisión viaja a la Eurocámara para buscar apoyos
ESTRASBURGO (FRANCIA), 3
La candidata a presidir la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, ha viajado este miércoles a Estrasburgo para reunirse con los miembros del Partido Popular Europeo (PPE) al que pertenece y con otros eurodiputados con vistas a recabar apoyos de cara a la votación en la que debe ser ratificada en la Eurocámara.
La ministra de Defensa alemana fue nombrada el martes como sucesora de Jean-Claude Juncker por los líderes europeos –con la abstención precisamente de la canciller alemana, Angela Merkel, por diferencias en el seno de la coalición de gobierno–, pero su designación debe contar con el visto bueno del Parlamento Europeo.
Von der Leyen se ha reunido con los miembros del grupo parlamentario del PPE y se espera que mantenga encuentros con otros eurodiputados, si bien ni socialdemócratas ni liberales aseguran tener agendada una reunión con la política alemana.
Para ser ratificada como presidenta de la Comisión en la votación que se celebrará a mediados de julio, Von der Leyen necesita una mayoría absoluta de los 751 miembros que componen el Parlamento Europeo.
Aunque a priori no debería tener problemas, ya que su nombramiento cuenta con el respaldo de populares, socialistas y liberales, en la elección de este miércoles del socialista italiano David-Maria Sassoli como presidente de la Eurocámara ha quedado de manifiesto que algunos miembros de estos grupos no están conformes con lo pactado por los líderes. Sassoli debería haber recabado 442 votos pero ha sido elegido en segunda vuelta con 345.
No obstante, se ha cumplido la «recomendación» lanzada la víspera por los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea de que la Eurocámara sea presidida en la nueva legislatura por un eurodiputado de la familia socialdemócrata europea, con el fin de ajustarse a los equilibrios que acordaron los líderes en su negociación del reparto de altos cargos de la Unión Europea.
Esta señal provocó un gran malestar en el Parlamento Europeo por lo que los grupos interpretan como una grave injerencia de las capitales en una institución que debe ser independiente y, de hecho, el resultado de las negociaciones entre los Veintiocho ha provocado fuertes tensiones dentro de sus familias políticas europeas.

