Las compañías farmacéuticas lideran la tabla de solicitudes de patentes europea registradas en 2021
La industria farmacéutica se ha reafirmado como el motor esencial para el avance de la innovación en España, según muestran los datos del último informe anual de la Oficina Europea de Patentes (OEP), que recoge Farmaindustria, y que señalan que del total de las 1.954 solicitudes de patente europea presentadas por empresas o inventores de origen español, hasta 189 (9,7% del total) correspondieron a compañías farmacéuticas.
«En la industria farmacéutica, la protección industrial a través de las patentes es crítica para garantizar que en el próximo futuro dispongamos de nuevos medicamentos y vacunas. Los derechos de propiedad garantizan que compañías farmacéuticas en todo el mundo se lancen a la incierta carrera de investigar medicamentos, que implica de media más de diez años, un coste aproximado de unos 2.500 millones de euros y, sobre todo, un alto riesgo, ya que de cada diez mil compuestos analizados en investigación básica apenas uno llegará un día a ser un medicamento disponible», ha explicado el director del departamento de Estudios de Farmaindustria, Pedro Luis Sánchez.
Así pues, las 1.954 solicitudes de patente europea en 2021 sitúan a España en el puesto número 17 del ranking mundial de solicitudes. La cifra del año pasado es un 8,9 por ciento superior a la de 2020 y, además, representa la tasa de crecimiento más alta de los últimos diez años para España. Las solicitudes de patentes españolas crecieron muy por encima de la media de la Unión Europea, del 2,7 por ciento y alcanzaron su mayor número de la historia.
Tras la industria farmacéutica, el sector productivo que más patentes registra en España es el de la maquinaria eléctrica (8,4% del total), la tecnología médica (7,5%) y la biotecnología (7,2%). Este hecho muestra que el campo de la salud representa aproximadamente una cuarta parte de todas las solicitudes de patentes europeas en España.
El experto ha indicado que este marco de propiedad industrial ha sido también crítico durante la pandemia para que las compañías farmacéuticas desarrolladoras de las vacunas pudieran llegar a acuerdos con transferencia de conocimiento y tecnología con empresas de cualquier país del mundo que tuvieran capacidad de participar en la producción. «Esto permitió triplicar en un solo año, y sólo para vacunas contra el coronavirus, la capacidad mundial de producción de vacunas», ha afirmado