Las ciudades podrían calentarse más de 4 °C a final de siglo con altas emisiones, impactando en la salud de las personas

Un estudio liderado por la Universidad de Illinois (EE.UU) avisa de que las ciudades podrían calentarse más de 4°C a final de siglo con altas emisiones y experimentar una disminución de la humedad relativa, lo que podría impactar en la salud de las personas.

Entre las posibles consecuencias de este calentamiento sustancial de las ciudades, el autor principal del trabajo, Lei Zhao, ha destacado el estrés por calor, que podría causar un aumento sustancial de la mortalidad y la morbilidad humanas, así como de la demanda de energía (como el aire acondicionado), además de una gran reducción de la productividad en el trabajo.

Hasta ahora, los modelos climáticos globales se habían establecido para el análisis a gran escala, lo que hacía que las zonas urbanas estuvieran poco representadas. De hecho, precisamente estas zonas suelen calentarse más que las zonas rurales o suburbanas porque las superficies construidas de hormigón y asfalto absorben más calor e inhiben el enfriamiento.

Por todo ello, las urbes experimentan más estrés térmico, escasez de agua, contaminación atmosférica e inseguridad energética debido a las altas densidades de población. Según los investigadores, la incorporación de estas variables en las predicciones del cambio climático es «crucial» para comprender el futuro clima urbano, pero hacerlo «supone un desafío».

En este sentido, el autor del estudio, también investigador del departamento de Ingeniería Civil y Medioambiental en la Universidad de Illinois, ha expresado que tanto la vegetación como la infraestructura ecológica (como los tejados verdes, los árboles de las calles, los parques y otras zonas verdes) podrían ayudar a reducir la temperatura ambiente urbana mediante la refrigeración por evaporación. «Los árboles también proporcionan sombra para el confort térmico de los peatones. Sin embargo, la viabilidad y la eficacia de la refrigeración por evaporación de la infraestructura verde dependen de la ubicación de las ciudades», añade Zhao.

REDUCCIÓN DE LA HUMEDAD

Asimismo, el estudio también vaticina una disminución casi universal de la humedad relativa en las ciudades, haciendo más eficiente la evaporación de la superficie e indicando que estrategias de adaptación, como incorporar vegetación urbana, podrían ser útiles.

Sin embargo, el científico advierte de que «no existe una solución única para todos», ya que «una medida que funciona bien para una ciudad no necesariamente funciona para otra». «Por ejemplo, aumentar en gran medida el verdor en una ciudad podría no ser factible en ciudades secas donde el recurso hídrico ya es muy escaso, ilustra.

Por lo tanto, según el investigador, la planificación y la comparación a gran escala, así como la adopción de decisiones basadas en la información urbana específica local, son necesarias para determinar qué medidas debe adoptar una ciudad para el futuro, de manera que las interacciones entre las tierras urbanas, la baja atmósfera y el cambio climático a gran escala queden reflejados en el modelo estadístico.

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