La violencia entre comunidades del norte de Camerún deja ya 32 muertos y más de 11.000 refugiados en Chad
La última ola de violencia comunitaria en el norte de Camerún entre los pastores choa, los pescadores musgum y los granjeros locales ha dejado ya al menos 32 muertos, 74 heridos y más de 11.000 personas refugiadas en Chad desde el inicio de las hostilidades el 10 de agosto, según las últimas estimaciones de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
La agencia ha pedido a la comunidad internacional que preste especial atención a estos incidentes, originados en una lucha de poder por los recursos de la región de Extremo Norte, y que son bastante inusuales en Camerún si se comparan con otros similares que ocurren en los países vecinos de Chad y Nigeria.
De hecho, la última vez que se tuvo constancia de enfrentamientos parecidos a los ocurridos en la localidad de Missika fue en 2019 y solo arrojaron un fallecido, recuerda la agencia de la ONU en un comunicado.
Ahora mismo un total de 18.300 personas han tenido que huir de sus hogares, repartidas entre los 11.000 refugiados en Chad — un 85 por ciento de ellos mujeres y niños, y la práctica totalidad de los hombres son ancianos –, a los que hay que sumar otros 7.300 que aguardan dentro de Camerún, concretamente en las localidades fronterizas de Logone y Chari.
La población de desplazados consultada por la agencia ha denunciado la crueldad de los enfrentamientos, que han arrasado casi una veintena de poblaciones, y la duras condiciones de su desplazamiento, que les ha llevado a dormir a la intemperie en medio de una escasez de ayuda inmediata.
«Existe una necesidad urgente de alojamientos temporales temporal porque la mayoría de los recién llegados son mujeres y niños expuestos a una amplia gama de peligros», ha declarado la representante adjunta de ACNUR en Chad, Iris Blom.
La agencia de la ONU ha comenzado la distribución de artículos de primera necesidad y comidas calientes pero la población sigue necesitando agua de manera urgente- El acceso a las aldeas de acogida, que se encuentran en zonas remotas sin cobertura telefónica, se ve dificultado aún más por las lluvias que están asolando la región y deterioran las condiciones de las carreteras.
Por todo ello, ACNUR «pide a los gobiernos afectados que hagan todo lo posible para reducir las tensiones entre comunidades que han causado este desplazamiento y para garantizar la seguridad de las personas obligadas a huir», ha declarado la directora de la Oficina Regional de África Occidental y Central, Millicent Mutuli.